viernes 19 abril 2024

Mi cuerpo está en otoño, la muerte se acerca

por Daniel Iván

Nada se compara a decaer en otoño. Hay una extraña resonancia entre mi cuerpo y el mundo, entre mi sed y las últimas lluvias, entre mi último asomo de fuerza y las hojas que caen.

Mi cuerpo, entregado a la muerte, se marchita con prisa y hasta con cierta benevolencia. Reacciona a todo y aún es capaz de risa y espanto. Aún opone cierta resistencia tímida, lenta, con un coraje que se parece más a la fiebre que al impulso. Sudo por cualquier cosa y sudo mientras escribo, si es que te interesan esos mórbidos pormenores.

Daniel Iván

Es cierto que deshacerse es un oficio arduo pero inevitable. Me lo repito mientras la doctora pone todo el encanto posible para avisarme que mis niveles de oxígeno están a punto de dejar la normalidad. Que mi capacidad pulmonar está muy por debajo de lo mínimo aceptable. Que las hojas caen y todo se pinta de ese ocre ardiente que recuerda la asfixia.

Que mi cuerpo está en otoño.

Un solo de blues, este recuerdo constante de la impermanencia. Cada trago es un infierno, cada bocado de papilla un ahogarte que te cierra los ojos con su brillo. Comer y beber, ese extraño lujo de los que viven.

Recibo tanto amor como es posible concebir, pero no me engaño. Amamos las cosas porque sabemos que se mueren. Amamos vehementemente la impermanencia, el recuerdo gentil de que todo está destinado a las cenizas.

Odio la palabra “transitoriedad” porque tiene cierto sesgo de fe, cierta carga de esperanza en la noción de cambio, destino y futuro. Prefiero esta verdad contundente de la muerte, de no ser más en absoluto. Prefiero esta verdad de mi voz convertida en balbuceo, que el balbuceo mental de creer en fantasmas y religiones que son historias para niños.

Me preguntas cómo estoy. Sufro, te respondería si quisieras escuchar la verdad. Bien, te respondo, porque nadie quiere la verdad y porque cuando digo “sufro” me da risa; no sé por qué.

Qué raro sería que nada pereciera frente a este fuego, frente a este otoño de casi todo; ¿no lo crees así? Este incendio me une lentamente a toda la materia, me une a ti; nos une en esta apariencia de humo y ocre.

Perdón si soy breve, pero hoy es todo lo que tengo.

Te abrazo, si leíste hasta aquí.

También te puede interesar