viernes 19 abril 2024

El presidente Trump, su ofensiva contra la prensa y el rechazo a la resistencia civil

por Alejandra Escobar Atempa

Más de un millón de mujeres, hombres, niños y ancianos, inundaron este sábado las calles de Washington para decirle “no” al presidente 45º de Estados Unidos, para expresar su descontento hacia su agenda nacionalista que descarta los puentes y habla solo del yo, y para gritarle frente a su nueva casa, “aquí estamos y aquí vamos a estar”.



El nuevo presidente de Estados Unidos no ganó las elecciones del pasado 8 de noviembre por voto popular y entre el viernes, en el marco de su investidura, y el sábado, los norteamericanos demostraron que el magnate de 70 años de edad no los representa.



Aunque la Marcha por las Mujeres concentró convocatorias en las ciudades más importantes de EU y otras partes del mundo, antier, miles de personas también decidieron trasladarse a Washington, el punto central del movimiento, para recorrer las mismas avenidas que un día antes Donald Trump transitó. Los votantes trumpistas no lo hicieron o al menos no en su mayoría.



Al día de hoy, no existen datos oficiales sobre el número de asistentes al evento, lo que sí es real es la fotografía que decenas de medios circularon y que hacía la comparativa con la primera investidura de Barack Obama. La misma hora, el mismo lugar. La imagen habla por sí misma.



El presidente en pie de guerra contra la prensa


Pero a Donald Trump esta imagen no le gustó, no le gustó que en su primer día al frente de la primera potencia mundial los medios de comunicación exhibieran la falta de respaldo social y los atacó. El sábado, desde la sede de la CIA, a quienes apenas días atrás había criticado (comparando sus prácticas con las de la Alemania nazi), lanzó su primer dardo ya como presidente de Estados Unidos.


“La razón por la que los visito primero a ustedes es porque tenemos una guerra contra los medios. Los periodistas están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra”, dijo al señalar que los medios mintieron sobre la asistencia a la ceremonia. Según afirmó, había una multitud como de “un millón, millón y medio” y no alrededor de 250 mil como se reportaba en la prensa.




Más tarde, su secretario de prensa, Sean Spicer, hizo lo propio y acusó a la prensa de “sembrar división” y dar “información deliberadamente falsa”. Expresó que al evento asistieron alrededor de 700 mil personas, menos de un minuto después de declarar que “nadie tenía los números” porque el Servicio Nacional de Parques no había liberado estimaciones.


Un día después, la administración Trump no cedió y la asesora presidencial Kellyanne Conway defendió los “datos alternativos” (datos falsos) que Spencer había ofrecido con relación al número de viajeros en el metro.


El secretario de Prensa aseguró que el viernes el número de pasajeros que tomaron el metro en Washington fue mayor al de hace cuatro años con Barack Obama, 420 mil frente a 317 mil. Sin embargo, The Washington Post aclaró que ambas cifras eran inexactas, ya que de acuerdo con la Autoridad de Tránsito del Área Metropolitana, cerca de 571 mil personas abordaron el metro el viernes, mientras que el día de la toma de protesta de Barack Obama lo hicieron 782 mil.



La visita a la CIA


En un intento por establecer buenos lazos con la inteligencia norteamericana, Trump visitó la sede la CIA, antes que otra organización, para reivindicar su postura frente a su trabajo.


Fue el miércoles 11 de enero cuando el magnate cuestionó si vivía en la Alemania nazi luego de que las agencias de inteligencia de EU respaldaran un informe de una empresa británica privada que afirma que Rusia tiene pruebas de la vida sexual y actividades financieras de Trump con que chantajearlo. En diciembre, la propia agencia concluyó que el Kremlin sí intervino en las elecciones del 8 de noviembre para que el republicano fuera el candidato ganador.


Entonces, el equipo de transición respondió en un comunicado lo siguiente: “esta gente es la misma que decía que Saman Hussein tenía armas de destrucción masiva (…) La elección terminó hace mucho tiempo, es momento de seguir adelante”.


Pero ya como jefe de Estado, frente al muro que tiene grabadas las 117 estrellas en memoria de los empleados muertos en acto de servicio, aseguró, en primera persona, que los apoya y respeta: “No hay nadie que tenga una mejor consideración de la comunidad de inteligencia que Donald Trump. No lo hay”. “Los quiero y los respeto”.


 


¿Más post-verdad?


El domingo, a las 6:51 de la mañana, el presidente Trump afirmó a través de su cuenta de Twitter que 31 millones de personas habían visto por televisión su ceremonia de investidura, 11 millones más que cuatro años atrás.



Lo que el magnate no mencionó es que normalmente la segunda juramentación de un mandatario registra caídas de rating. Si bien la segunda toma de protesta de Obama tuvo 20.6 millones de espectadores, en 2009 alcanzó los 37.8 millones.


Tampoco dijo que no logró superar los 41.8 millones que Ronald Reagan sumó en 1969.


 


Dos tuits frente a la resistencia civil


No le gusta Twitter, pero lo hace por culpa de la “prensa deshonesta”. Fiel a sus estilo, a las 6:47 de la mañana del domingo publicó un primer mensaje en la red social para criticar las masivas manifestaciones que tuvieron lugar en EU el resto del mundo un día antes. Una hora y media después reculó, a medias.


“Observé las protestas de ayer pero tuve la impresión de que ¡acabamos de tener una elección! ¿Por qué estas personas no votaron? Las celebridades dañaron mucho la causa”, escribió en su primer tuit para después decir: “ Las protestas pacíficas son un sello distintivo de nuestra democracia. Incluso si no siempre estoy de acuerdo, reconozco los derechos de las personas de expresar sus puntos de vista”.




Más de un millón de personas, de acuerdo con cifras de los organizadores, se reunieron el sábado en Washington para decirle al presidente Trump que no comparten su visión; miles de personas abarrotaron las calles y llenaron la explanada del National Mall que los seguidores trumpistas no consiguieron el día anterior; miles de mujeres salieron a las calles para hacerse escuchar y exigirle al Presidente respeto, igualdad, inclusión, derechos reproductivos y un alto a la misoginia. En el mundo, en otras 70 ciudades, otros cinco millones de personas también se concentraron, también se manifestaron contra su discurso y la amenaza que representa, pero esta oposición, esta resistencia civil poco significa para el nuevo ocupante de la Casa Blanca.


También te puede interesar