jueves 28 marzo 2024

XI Conferencia Ministerial de la OMC

por María Cristina Rosas

© WTO/ Cuika Foto

En momentos en que el proteccionismo ha regresado por sus fueros en el mundo, estimulado por la crisis que aqueja a la Unión Europea de cara al retiro de la Gran Bretaña de la institución (BREXIT) y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ante la que el Presidente estadunidense Donald Trump no descarta retirar a su país, se lleva a cabo en Buenos Aires, Argentina, la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), misma que se prolongará hasta el 14 de diciembre del presente año.

A pesar del contexto, la celebración de esta conferencia es un enorme logro. Después de todo, la OMC es el organismo multilateral central en las negociaciones para la liberalización del comercio. Nacida en 1995 como resultado de la Ronda de Uruguay (1986-1994), que fue la octava ronda de negociaciones comerciales multilaterales desde 1947 del entonces Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), los acuerdos ahí logrados son jurídicamente vinculantes y posibilitan el establecimiento de reglas que, en principio, las naciones participantes, deben cumplir.

La OMC cuenta, en la actualidad, con 164 miembros. Su Director General es el brasileño Roberto Azevedo, quien llegó a la jefatura de la institución en 2013. El organismo tiene su sede en Ginebra, Suiza. En este foro, las decisiones se toman por consenso, lo que significa que todos sus miembros deben estar de acuerdo para la suscripción de los compromisos negociados. Con todo, dada la creciente cantidad de socios que integran a la OMC, existe un mecanismo conocido como el green room, una suerte de “caja negra” en donde sólo algunos de los miembros del organismo se reúnen a puertas cerradas sin que medien convocatorias para las reuniones como tampoco registro de lo ahí acordado. Es un secreto a voces que es en el green room donde se llevan a cabo las verdaderas negociaciones y donde también se alcanzan los acuerdos más importantes, mismos que, posteriormente, son llevados a las reuniones plenarias para las votaciones por parte de los 164 países participantes. Así, la OMC tiene un déficit democrático, si bien ese es el menor de sus problemas.

A diferencia del GATT, foro en el que se desarrollaron ocho rondas de negociaciones comerciales multilaterales -las primeras de las cuales transcurrieron con celeridad-, la OMC sólo ha presidido una ronda, la de Roha, lanzada en noviembre de 2001 sin que, a la fecha, haya podido concluir exitosamente, a 16 años de distancia. Varios factores han contribuido a ello. En primer lugar, lo que se negocia en la OMC va más allá del mero desarme arancelario. Hay materias, de suyo, complejas, que han dado pie a debates inacabados respecto a los costos y los beneficios de los posibles acuerdos que en torno a ellas se articularían. A la fecha se han llevado a cabo nueve reuniones para buscar acuerdos en la citada Ronda de Doha, a saber: la primera en Doha (2001), la segunda en Cancún (2003), la tercera en Ginebra (2004), la cuarta en París (2005), la quinta en Hong Kong (2005), la sexta en Ginebra (2006), la séptima en Potsdam (2007), la octava en Ginebra (2008) y la novena y más reciente en Nairobi (2015). La duración de la negociación revela la dificultad para generar consensos siendo los subsidios al comercio agrícola, el acceso a medicamentos de patente, el trato especial y diferenciado y la puesta en marcha de los acuerdos, los aspectos más contenciosos. La Ronda de Doha incluye además temas como aranceles y barreras no arancelarias, estándares laborales, medio ambiente, servicios, políticas de competencia, inversiones y transparencia, entre otros.

El mundo también ha cambiado mucho desde que la OMC vio la luz. Cuando el GATT nació en 1947, el regionalismo era la excepción a la regla. Hoy, los procesos de regionalización más los acuerdos comerciales bilaterales son la norma, lo que dificulta el trabajo de la OMC, cuyas normas aplican a Estados, no a los procesos de regionalización en sí. El único proceso de regionalización que pertenece a la OMC es la Unión Europea. Asimismo, las grandes potencias comerciales como la propia Europa comunitaria, la República Popular China, Japón y Estados Unidos, privilegian al regionalismo y el bilateralismo comerciales por encima del multilateralismo. Hoy Estados Unidos cuenta, por ejemplo, con 14 tratados de libre comercio con diversas naciones del mundo. Ello le permite a Washington acceder a los mercados de los socios con quienes contrae estos compromisos, pero además, busca incluir temas y agendas que en el terreno multilateral y en la OMC resulta difícil desahogar.

La OMC ha llevado a cabo 10 conferencias ministeriales a las que se suma la actual en Buenos Aires, Argentina. Las conferencias ministeriales celebradas a la fecha son: Singapur (9 al 13 de diciembre de 1996); Ginebra (18 al 20 de mayo de 1998); Seattle (30 de noviembre-3 de diciembre de 1999); Doha (9 al 14 de noviembre de 2001); Cancún (10 al 14 de septiembre de 2003); Hong Kong (13 al 18 de diciembre de 2005); Ginebra (30 de noviembre al 2 de diciembre de 2009); Ginebra (15 al 17 de diciembre de 2011); Bali (3 al 6 de diciembre de 2013); y Nairobi (15 al 18 de diciembre de 2015). La conferencia ministerial es el órgano decisorio más importante de la OMC, por lo que la actual conferencia que se lleva a cabo en Buenos Aires resulta crucial en aras de relanzar a la institución y buscar consensos que permitan un acuerdo para concluir la Ronda de Doha. En Bali, en 2013, se acordó un paquete de medidas encaminadas a reducir las barreras al comercio y es el único acuerdo alcanzado por todos los miembros de la institución a la fecha, pero que no ha sido suficiente para concluir satisfactoriamente la Ronda de Doha.

¿Cuál es la agenda de la XI Conferencia Ministerial de la OMC? Además de los temas propios de la Ronda de Doha, varios miembros de la institución impulsan nuevos tópicos, tales como el comercio electrónico y las pequeñas y medianas empresas. Ello constituye un arma de doble filo, dado que, especialmente el comercio electrónico abre la puerta al debate sobre la brecha digital y podría incrementar los desacuerdos imperantes, si bien se reconoce que podría operar igualmente como una “distracción benévola” en aras de evitar el abordaje de los asuntos más ríspidos, dado que pocos podrían negar la importancia creciente de las actividades comerciales en el ciberespacio.

El Presidente de Argentina, Mauricio Macri, inauguró ayer domingo la conferencia ministerial y exaltó -con dedicatoria a las naciones proteccionistas- la importancia del consenso, dado que ello permite que los participantes se apropien los acuerdos alcanzados. Criticó la falta de cumplimiento de las reglas comerciales por parte de quienes decantan a favor del proteccionismo y reivindicó la importancia del multilateralismo.

Pero por si la ministerial de Buenos Aires no resulta como se desea, Argentina, miembro del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), está impulsando al lado de los otros participantes -Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela- el relanzamiento de las negociaciones interregionales con la Unión Europea, acuerdo que se encuentra estancado desde hace dos décadas y que resulta de extrema importancia para las naciones sudamericanas, si bien no parece que la Europa comunitaria, ensimismada en sus propios problemas internos, pueda voltear a América del Sur para concluir una negociación tan compleja que se sumaría a la de la propia Ronda de Doha.

Para México, el desenlace de la XI Conferencia Ministerial de la OMC será crucial, toda vez que si Donald Trump hace efectiva la amenaza de que Estados Unidos se retire del TLCAN, entonces una opción sería el multilateralismo al amparo de la Organización Mundial del Comercio. Pero si la ministerial fracasa, serán muy malas noticias para México y claro, para el mundo.

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