viernes 29 marzo 2024

Recomendamos: “Declaración internacional sobre la Información y la Democracia” : principios fundamentales para el espacio mundial de la comunicación y la información

por etcétera

La Comisión para la Información y la Democracia, presidida por Christophe Deloire y Shirin Ebadi, da a conocer este 5 de noviembre de 2018 la “Declaración internacional sobre la Información y la Democracia”, que establece garantías democráticas en el espacio mundial de la comunicación y la información.
Cuando se cumplen 70 años desde la adopción en París la Declaración Universal de Derechos Humanos, nace la “Declaración internacional sobre la Información y la Democracia”, que establece los principios fundamentales del espacio mundial de la comunicación y la información, un “bien común de la Humanidad”, como se ha señalado anteriormente. La organización de este espacio “es responsabilidad de todos y debe efectuarse a través de las instituciones democráticas”. Esta Declaración consta de seis páginas y se ha dado a conocer este lunes 5 de noviembre de 2018. En ella se precisan las garantías democráticas de la libertad, la independencia, el pluralismo y la confiabilidad de la información, en un contexto de mundialización, digitalización y grandes transformaciones en el espacio público.

La Comisión para la Información y la Democracia -que está presidida por Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros sin Fronteras (RSF), y Shirin Ebadi, reconocida con el Premio Nobel de la Paz-, ha aprobado por unanimidad esta Declaración solemne. La Comisión, que se reunió por primera vez los días 11 y 12 de septiembre de 2018 en París, ha trabajado durante cerca de dos meses valiéndose de los medios tecnológicos para comunicarse. El texto que describe la misión de la Comisión, redactado por los presidentes, contempla que la Declaración constituya “una referencia que permita movilizar a todos aquellos que se han comprometido en la preservación de un espacio público libre y pluralista, condición necesaria de la democracia”.

La Comisión está conformada por 25 personalidades de 18 nacionalidades, entre las que se cuentan Amartya Sen, Joseph Stiglitz y Mario Vargas Llosa, ganadores del Premio Nobel, y Hauwa Ibrahim, galardonada con el Premio Sájarov. También la integran especialistas en nuevas tecnologías, exdirigentes de organizaciones internacionales, abogados y periodistas (por orden alfabético): Emily Bell, Yochaï Benkler, Teng Biao, Nighat Dad, Can Dündar, Primavera de Filippi, Mireille Delmas-Marty, Abdou Diouf, Francis Fukuyama, Ulkir Haagerup, Ann Marie Lipinski, Adam Michnik, Eli Pariser, Antoine Petit, Navi Pillay, Maria Ressa, Marina Walker, Aidan White y Mihaïl Zygar.

¿Qué aporta esta Declaración al conjunto de normas de derecho y deontológicas en vigor? Reconoce que el espacio mundial de la comunicación y la información es un bien común de la Humanidad y constituye una base de legitimidad para establecer garantías democráticas. El reconocimiento del “derecho a la información”, entendido como el derecho a una información confiable, implica que los seres humanos cuenten con un derecho fundamental que les permita reivindicar la recepción de información recabada, tratada y difundida libremente, con el ideal de la búsqueda de la verdad y la pluralidad de opiniones, así como con el uso de un método racional de investigación de los hechos. Esta ampliación constituye una evolución histórica de la legislación.

Dado que algunas entidades que generan medios tecnológicos, arquitecturas de elección y normas en el espacio de la comunicación y la información utilizan la noción de “libertad de expresión” para justificar su irresponsabilidad, la Declaración recuerda que la libertad de expresión es un derecho de los individuos, con excepciones limitadas. Las entidades que vertebran este espacio tienen que respetar los principios fundamentales. En el ejercicio de sus actividades tienen la obligación, por ejemplo, de respetar la neutralidad política, ideológica y religiosa. Es su deber garantizar el pluralismo (en particular la serendipia) y establecer mecanismos que favorezcan la producción de una información confiable. Estas entidades vertebradoras tienen el deber de ser previsibles para aquellos en quienes influyen, resistentes a la manipulación y transparentes cuando las somete a escrutinio.

Con esta Declaración también se busca reconocer la función social del periodismo y, con ello, el esfuerzo que se requiere para garantizar su viabilidad económica. El periodismo debe servir como “un tercero de confianza” para las sociedades. Los periodistas deben dar cuenta de la realidad de la manera más amplia, profunda y pertinente posible, esforzándose por describir tanto los acontecimientos como las situaciones complejas y los cambios, buscando preservar un equilibrio entre los aspectos positivos y negativos de las actividades humanas y diferenciando lo importante de lo trivial. La libertad y la seguridad de los periodistas, la independencia de la información y la deontología son condiciones esenciales para el ejercicio del periodismo, independientemente del estatus de quienes lo ejercen.

Más información: http://bit.ly/2PdKCCE

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