miércoles 24 abril 2024

Recomendamos: Así eran las orgías en la mansión Playboy

por etcétera

El día de la muerte de Hugh Hefner, esta crónica de John Carlin sobre una noche en la Mansión Playboy, publicada en 2004 en ‘El País Semanal’, rememora la época dorada de las fiestas más eróticas del planeta. Esta, en concreto, celebraba el medio siglo de vida de la legendaria revista. Bienvenidos al gran parque temático del desenfreno.

SE ANUNCIABA COMO fiesta, pero ya antes de atravesar las verjas de la legendaria mansión Playboy de Hugh Hefner tuve la sensación de que algo no cuadraba. Empezando por la escena en el vestíbulo del Beverly Hills Hilton, en el que los “invitados internacionales” nos habíamos reunido para disponernos a asistir a la más reciente de las celebraciones del 50º aniversario de Playboy.

Debíamos de ser unas 100 personas, todos hombres menos una rubia vestida de rojo y un par de jóvenes asiáticas de pechos caricaturescamente inflados. La sensación de que “fiesta” no era exactamente la palabra adecuada, que el acto en el que íbamos a participar se podría definir con más exactitud como una visita turística, o quizá una convención de viejos verdes, empezó a confirmarse cuando el autobús que nos recogió en el hotel se detuvo en la oscuridad, a unos 100 metros de la casa de Hef, y el conductor apagó el motor. Había recibido órdenes de detenerse, nos explicó el conductor. Es que teníamos que llegar a las ocho, y todavía faltaban cinco minutos. Un individuo, deseoso de disimular la humillación colectiva que estábamos sufriendo, pero impaciente también por comenzar la juerga, sugirió a voces que la única mujer del autobús -la rubia de rojo- se colocara delante y nos ofreciera un espectáculo. En ese instante, media docena de ocupantes empezaron a entonar el “tachiro tachiro” típico de los números de strip-tease.

Más información en: http://bit.ly/2fT9cVB

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