jueves 28 marzo 2024

Viaje al centro de Facebook

por Diana Andrade Uribe

Un alfabeto que se codifica en dos letras, por su sentido binario, bastó para transmitir impulsos eléctricos que en un inicio se transferían por medio de cables telefónicos. A Mark Zuckerberg le fue suficiente la Universidad de Harvard y echar mano de esta revolución digital, para generar otro código que pretendió establecer contacto sin auriculares con millones de personas. Así utilizó uno de los sistemas más poderosos de información: la computadora bajo el influjo de Internet, y aprovechó la potencialidad de los bits, para que su experimento social viajara a través del espacio en una milésima de segundo.

Aquello sería suficiente para la creación de una línea de acceso afín a todos los estudiantes de esa universidad. Con sus cuentas, y a través de los perfiles, los alumnos podían compartir información y conocer sus preferencias curriculares. Lo que empezó como un experimento social que no salía de los corredores y los salones de clase, traspasaría el campus para convertirse en el gestor de la revolución de las redes sociales.

Zuckerberg vio que los grandes datos manejan imperios, y que a veces la espontaneidad con que surge una idea puede hacer la diferencia en la medida en que domines la tecnología, y con un poco de suerte se logra producir mayor riqueza mucho más rápido que en décadas de trabajo común.

La economía digital ha demostrado que premia las mentes, aunque también ha expuesto cómo un día ésas grandes ideas crean imperios efímeros que tarde o temprano se estrellan en la bancarrota. El principal acierto de Facebook consistió en no ser una red social creada por grandes compañías como Google y Yahoo, sino por nacer en una comunidad universitaria, y convertirse en un par de años en la red más cara de la historia -al menos por un tiempo, hasta que otra plataforma social aparezca- ¿Cuánto vale el mundo de Facebook cuando tiene 250 millones de personas en él? ¿64 billones de dólares?

“Bienvenido a Facebook”

Suficiente es tener una cuenta de correo electrónico, para que un día abras tu bandeja de entrada y recibas la invitación para entrar al mundo Facebook. Puedes rechazarla las veces que lo desees, pero probablemente caigas en la tentación. Apenas habrán pasado 5 minutos antes de que comiences a armar tu perfil, seguirás las instrucciones que te indicarán el camino y escribirás las iniciales de tus apellidos; tu correo electrónico para que otros seres reciban la misma invitación que tú minutos antes. El primer paso: buscar a tus amigos, a todos aquellos que aparezcan en tu lista de contactos. Sabrás que algunos a quienes ni siquiera hubieras vuelto a llamar, o enviarles un e-mail, ya cuentan con un lugar en el universo virtual.

Escribirás tu sexo, tu fecha de nacimiento, tu país de origen. Luego, aparecerá un recuadro con un signo de interrogación y pensarás que ése es el lugar idóneo para subir una imagen, tu ilustración favorita o, mejor aún, una foto tuya. Tienes muchas posibilidades. Tardas varios minutos en decidir. Sabes que esa imagen será tu carta de presentación.

Ya está. Tu foto fue subida exitosamente, pero el camino aún es largo, ahora debes poner más información sobre ti. Lo harás casi en automático: el nombre de tu escuela, de la Universidad en la que estudiaste; tu año de graduación; la empresa o centro de trabajo en el que laboras. Tienes la certeza de que esa información es confidencial, y nadie podría tener acceso a ella. Al menos eso crees. Sólo recuerdas haber firmado una carta de “políticas de privacidad”.

Tu principal promotor

Ahora eres tú el que deja pistas para que alguien llegue al centro de tu vida virtual. Ahora tu perfil cuenta con diferentes aplicaciones que forman parte de tu identidad en la red. ¿Te parecen muchas? Es sólo el principio: Facebook tiene 52 mil. Sigues sólo un camino: tu página de inicio. Ese “alguien” que observa detrás del “muro”, el nombre que dan al espacio dedicado a tu perfil, te pregunta cada día: ¿Qué estás pensando? Y tú, ante millones de posibles respuestas, que van desde escribir qué harás de comer ese día o decir: “pienso lo que escribo” hasta “quiero conquistar el universo”; contestas con otra pregunta: “¿porqué la existencia de muros en un espacio libre de fronteras?”. Pronto te percatas que tu expresión fue afortunada: varios contactos te califican con un icono de “cool” y “genial”. Y especulas que si día con día escribes una respuesta similar, tu popularidad irá en aumento, y pronto tendrás una colección de contactos, personas que en otras condiciones, jamás habrías conocido.

Nada te detiene ahora: cada vez te vuelves más veloz. Agregas juegos favoritos en tu página, un calendario de tus próximas actividades, a las que todo el mundo tendrá acceso; confeccionas álbumes de fotos de tu historia personal y familiar; incluyes música que exprese el momento en el que estás; te inscribes a todo tipo de foros y grupos de fans virtuales: marcas de refresco, de comida, ropa, autos, grupos de rock, editoriales, revistas… Haces donaciones simbólicas o reales a alguna causa de interés mundial. Participas en campañas políticas de tus candidatos preferidos, y en sus foros de discusión. Te integras a la tendencia que consiste en formar parte de diferentes comunidades en un solo espacio.

Otros días utilizas la página para enviar mensajes, lo usas más que tu correo electrónico. Y al igual que el Messenger, platicas en línea con otras personas en el chat de tu Facebook.

El momento simbólico

En Facebook pueden encontrarse todas esas fotografías que pretenden huir del tiempo, las que expresan sentimientos, las de evasión, de entretenimiento, la de prestigio social, en las que hay momentos destacables, viajes. También aquéllas que se vuelven propias por alguna razón, incluso ajena. Lo cierto es que esas imágenes aparecerán en los “muros” de cada una de las páginas de tus contactos. Con éstas comparte un momento de intimidad o de exhibición de social.

La ilusión de esta plataforma monumental es tener el control de Internet. Cierto o no al menos el 10% del tiempo que se emplea en revisar el correo electrónico o en hacer búsquedas personalizadas, se dedica en elaborar una identidad en la red. Pero a diferencia de Second life, que apenas tiene 800 mil residentes, Facebook cree mejor gestionar la identidad que cada persona posee en la vida real, y de este modo generar entre todos una comunidad de “confianza”. Es decir, seguridad en la red a cambio de información personal.

Ése es el porqué de las invitaciones al mundo virtual: para tener un control de los datos de quien las envía y estar al tanto de sus movimientos. ¿Invasión a la intimidad? ¿Violación a tu privacidad? Un momento, recuerda: no leíste los “Términos y condiciones” Ahí dice que tú puedes cerrar tu perfil. Pero toda esa información, y cientos de fotos, no desaparecen, se quedan volando en el espacio virtual. Alguien los rastreará, si es necesario.

Tejedor de historias

El ciberespacio ha sido también uno de los sitios más sombríos. Hay historias desafortunadas y misteriosas suspendidas en los perfiles. Recuerda: cuando rastrear la información se hace necesario, logras perseguir a un hombre, y capturar a un presunto asesino a través del “muro”. Y en él identificar qué tipo de trastorno de personalidad tiene, para luego condenarlo por un crimen, gracias a que las fotos que se muestran en su facebook coinciden con la búsqueda. Esta fue la historia de una joven estudiante norteamericana que hace dos años fue encontrada con la yugular sangrando en el dormitorio de una comunidad universitaria en Perugia, Italia. Los responsables: dos jóvenes amigos de ella, que un día antes aparecieran en una foto de Facebook con disfraces de Hallowen posando con un cuchillo en mano sobre el cuello de la estudiante. Los dos continúan en la cárcel.

En enero de este año, un joven de 19 años fue condenado de por vida tras asesinar a un hombre en el bar de una localidad inglesa, y confesarlo en su “muro”. Pero hubo una adolescente que respondió a ese “¿qué piensas?” de otra manera, con una despedida: Stephanie Painter dijo adiós a sus 121 amigos en la red, para luego quitarse la vida tras mantener por Internet una relación tormentosa con su novio. Ella es una de las 143 personas que se han unido a Facebook para agregar los contactos que tienen por objetivo terminar con sus vidas.

En México, Facebook también funciona como centro de operaciones para ejecutar delitos virtuales desde la cárcel. Hace unos cuantos días, se descubrió que Paul Aguilar López, un secuestrador del reclusorio Oriente, mantenía contacto con sus amigos en Facebook para seguir cometiendo crímenes. No es todo: hay perfiles

“apócrifos” como el del Cardenal Norberto Rivera; que por cierto tenía más de cien contactos, entre los que estaban algunos políticos y empresarios, varias mujeres jóvenes, y un grupo de fans de Dios. Además existen otras cuentas virtuales que fueron usadas en julio pasado para las llamadas “campañas de odio”, como la que se hizo contra Mariana, la niña de los spots del PRD. La red “Odio a Mariana, la niña del PRD” registraba 155 mil 125 fans.

Los muros solidarios

“Cada cuatro segundos una mujer muere de cáncer”, dice una de las campañas que aparecen en Facebook. “Contra el cáncer” es la más asistida: 74 mil dólares recaudados y un grupo mayor a los 3 millones de integrantes lo demuestran. Si cuentas con tarjeta de crédito, puedes hacer donaciones o sólo apoyar simbólica y moralmente. Son diversas las fundaciones que integran la red, algunas, las más atendidas: la campaña para detener el cambio climático, promovida por Al Gore tiene más de 2 millones de seguidores, y ha recaudado los 27 mil dólares. “Parar la guerra en Darfur” ha reunido cerca de 70 mil dólares y un millón de usuarios que pretenden acaparar la atención en la Web, para detener el genocidio en esa región africana. La aplicación de “causas” en Facebook es una forma de hacer activismo.

Calzones con causa

Un acto violento contra las mujeres despertó en la India diversas protestas y movilizaciones. Una de las respuestas más solidarias y atrevidas se hizo en Facebook. Un grupo de personas regaló calzones rosas como alusión a lo ocurrido en la tarde en que fueron golpeadas varias mujeres y los envió al dirigente de un grupo de derecha, responsable de los actos violentos. Hay otras campañas. La fiebre que causó la exitosa campaña política de Barack Obama en Facebook fue la oportunidad para que en México varios partidos intentaran captar la atención de jóvenes votantes desde esta red social. Ésta fue la plataforma de varias “guerras sucias” durante las pasadas elecciones. Un dato: Ernrique Peña Nieto es el político más asediado en la red con 13 mil 422 fanáticos, Andrés Manuel López Obrador apenas tiene 700 seguidores.

¿A dónde va?

Facebook continuará su camino mientras haya murosque contesten la pregunta al Gran Hermano que está ansioso por saber lo qué estás pensando, mientras fabriques una imagen que simule tu apariencia, una historia para que seas recordado y dibujes un mapa para encontrarte. Facebook continuará expandiéndose,a menos que ocurra la implosión, y quedes reducido a ruido por un breve instante en el espacio virtual.

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