Sucede ahora que, como si fuera para confirmar a este país surrealista, el comisionado del IFAI, Juan Pablo Guerrero, podría ser nombrado Relator Especial para la Libertad de Expresión de la OEA, aunque se trate de un cargo para el cual no cuenta con el perfil. El nombramiento podría darse en las próximas semanas; para la elección figuran otros dos candidatos, Juan Pablo Olmedo, de Chile, y Roberto Saba, de Argentina.
Es posible que el nombramiento de Guerrero ocurra en la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Medellín, Colombia. Esto, a pesar de que no cumpla con los requisitos, entre otros, a saber, tener estudios en derechos humanos a nivel internacional y contar con experiencia en temas relacionados con la libertad de expresión. El comisionado del IFAI no tiene esos estudios y tampoco una actuación relacionada con el periodismo, aunque para promover su candidatura lo asocie con el acceso a la información del cual se siente uno de los principales adalides. ¿Qué opinarán las organizaciones no gubernamentales de nuestro país dedicadas al tema? ¿Sabrán que eso no significa la contribución a una de las principales causas de las libertades? ¿Podrían dejar de pensar en que en ese cargo Guerrero no se dedique sobre todo a cuestionar al IFAI?
El asunto se ha mantenido en sigilo, pues así es como se planteó la alianza que tiene el comisionado del IFAI con la señora Laura Newman, titular del Centro Carter. Pero esto se sabrá del 29 de mayo al 1 de junio, que es cuando se discutirá la terna.
