viernes 29 marzo 2024

Sonia Shah: “Es el gran momento del periodismo científico”

por Iván Hernández

Además de los corresponsales de guerra, de los reporteros que destapan los grandes escándalos políticos y de los cronistas que viajan por todo el orbe contando las historias que quedan fuera del papel o de la pantalla, existe otra especie de periodistas cuyo trabajo cobra cada vez más importancia: la del periodista científico. No arriesga su vida en mitad de la selva ni manda a prisión al gobernador de turno, pero puede llegar a poner en evidencia problemas tan importantes o más que las guerras o los negocios ocultos de las clases gobernantes corruptas.

Un buen ejemplo de ello es el trabajo de la periodista estadounidense Sonia Shah, que ha dedicado buena parte de su vida profesional a denunciar los abusos de las empresas farmacéuticas trasnacionales en los países pobres, la relación entre las enfermedades y el cambio climático o la relación entre la pobreza y la malaria. Articulista frecuente de publicaciones como The Washington Post, The Boston Globe, New Scientist, The Nation y considerada como una de las autoras de referencia en su especialidad, Sonia Shah habló con etcétera, desde Baltimore, de su profesión y su próximo libro, The Fever (La fiebre) una especie de historia crítica de la malaria. Su primer libro, Cazadores de cuerpos. La experimentación farmacéutica con los pobres, publicada por la editorial española 451, cuenta, basándose en una documentación exhaustiva que le llevó cuatro años de trabajo, cómo en los últimos 50 años las grandes empresas farmacéuticas invirtieron la mayor parte de sus esfuerzos en producir medicamentos para los países ricos utilizando como ratas de laboratorio a cientos de personas en los países del tercer mundo. En contra de lo que podría pensarse, para Sonia no fue difícil escribir este libro: las editoriales independientes se pelearon su publicación. “También hay editores valientes”, dice. Lo mismo en América Latina que en África, Asia o en Europa del Este, Shah cuenta en Cazadores de cuerpos casos en los cuales los grandes grupos farmacéuticos, acorralados por las crecientes restricciones de los comités de ética de Estados Unidos, optaban por experimentar con gente pobre, con el argumento de que si la pobreza condenaba a esas personas a morir, cualquier experimento que se hiciera con ellos, por peligroso que fuera, valía la pena. Otro de los mayores inconvenientes con los cuales se encontraban las empresas era la gran cantidad de personas -a veces más de 100 mil- necesaria para probar sus medicamentos. “El problema es que gran parte de las nuevas drogas no son efectivas”, explicó Shah en una aparición en Londres, “y aun pagando a posibles reclutas no consiguen el número suficiente de personas para sus experimentos”. Su próximo libro, llamado The Fever: How Malaria Has Ruled Humankind for 500,000 Years (La fiebre: cómo la malaria ha dominado a la humanidad por 500,000 años), que será publicado en inglés el próximo julio, habla de cómo a pesar de los avances científicos y del dinero que han invertido para erradicar esta enfermedad las empresas privadas y los gobiernos, la malaria sigue siendo una amenaza para la humanidad por su capacidad de expansión y de mutación.

Además de periodismo, estudiaste neurociencias y filosofía. Con esta mezcla tan peculiar, ¿cómo decidiste convertirte en periodista?

Empecé a reportear en l a universidad, no creo que haya decidido conscientemente convertirme en periodista. Mi plan era estudiar medicina, pero luego me di cuenta de que quería escribir de ciencias sin tener que convertirme en una científica. Y sobre la ciencia y filosofía, las estudié porque ambas son maneras diferentes de hacerse las mismas preguntas desde distintas perspectivas.

Así como el modelo a seguir para algunos periodistas es Ryzard Kapuscinski, ¿tú tuviste algún modelo a seguir?

Mi modelo a seguir fue Barbara Ehrenreich, una ensayista y activista social estadounidense que estudió un doctorado en biología en la universidad Rockefeller de Nueva York y luego decidió involucrarse en política. (Barbara Ehrenreich ha escrito para para Times, The New York Times o New Republic y es actualmente dirigente del partido socialdemócrata en EE.UU.)

Has presentado Cazadores de cuerpos en muchos lugares diferentes, ¿crees que tu libro ha servido para cambiar algo?

La historia que hay detrás de Cazadores de cuerpos la han aprovechado algunos periodistas europeos para buscar sus propias historias. También sé que algunas ONG’s, basándose en la lectura de este libro, han empezado a colaborar con proyectos relacionados con el mismo tema. Creo que están empezando a cambiar las cosas, que hay una conciencia política más alta que antes y estoy muy contenta por ello.

Calentamiento climático, terremotos, descubrimientos tecnológicos que cambian la vida de las personas ¿crees que el periodismo ha sabido dar cuenta de todos estos temas?

Lo que creo que es un gran momento para ser un periodista científico. En los últimos 15 ó 20 años teníamos mucha más información de lo que tuvimos antes, pero tenías que ser un académico oscuro y encerrado en la biblioteca o en un cubículo para tener esa información, de lo que obtenías solamente ensayos muy densos. Ahora puedes encontrar grandes archivos que están disponibles para cualquier persona, es un buen momento para reinterpretar asuntos que solamente se acercaban desde un punto de vista académico, muy académico.

Hablando sobre la cobertura que los medios hacen de nuevos fenómenos, ¿qué opinas sobre la cobertura de la gripe A y de la cantidad de vacunas que los gobiernos compraron y que en algunos casos fue excesiva?

Es válido cuestionarse si fue una buena o mala decisión comprar tantas vacunas para el virus H1N1. Todavía quedan muchas preguntas sin respuestas, porque sabemos que la forma en cómo se entregaron estas vacunas a la gente fue completamente política. Si te fijas, por ejemplo, en el tamiflú, que fue uno de los medicamentos que se usaron, te das cuenta que es increíblemente pequeño el beneficio que te da, pero al parecer era la única medicina que había a la mano y los gobiernos estaban obligados a reaccionar rápidamente.

¿No crees que en muchos casos los medios utilizaron la pandemia de la gripe A para aterrorizar a la gente y aumentar su rating?

Creo que la cobertura fue buena, prácticamente todos los medios se hicieron eco de lo que sucedía e hicieron un seguimiento de todo lo que fue pasando. Quizá, a diferencia de otros casos, en éste hubo demasiada información y era difícil para los medios absorberla toda, incluso los mismos científicos tenían dificultades para procesar tanta información.

¿Por qué te decidiste a escribir La fiebre: cómo la malaria ha dominado a la humanidad por 500,000 años?

Cuando era niña pasaba temporadas en Bangalore y Mumbai, en la India, y veía cómo a pesar de la riqueza natural del país la gente se moría de hambre en la calle. Me gusta hablar de las desigualdades que hay en el mundo, y creo que hablar de la malaria es hablar sobre las desigualdades. La pobreza causa malaria, pero también la malaria causa pobreza.

¿Cómo puede escribir sobre temas tan terribles una persona como tú, que por su aspecto físico y su voz parece tan tranquila y tan pacífica?

Algunas veces la gente cree que cuando tú escribes sobre estas cosas estás constantemente furioso, pero de hecho yo me divierto cuando escribo sobre estas cosas porque son un reto intelectual gracias al cual aprendo.

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