Periodismo sin información analiza a los medios en España, donde coexiste la actividad responsable de la profesión con el ejercicio de una ocupación que tergiversa, inventa hechos, propala datos parcializados y opina en los casos en que sólo debe reportar sucesos.
El libro, coordinado por Félix Ortega, expone el modelo de la no información; la trivialización de los contenidos informativos y el periodismo rosa (que no es en realidad periodismo el reemplazo de la información con opiniones (y la irresponsabilidad de ello la confección de relatos basados en convicciones (e intereses sectarios), que se ofrecen como si fueran productos semejantes a los de los historiadores; y la problemática del periodismo local español, caracterizado tanto por un falso periodismo de investigación (donde resulta imposible verificar datos porque el producto sustenta su validez en la reputación del reportero) que más bien parece “de anticipación” por su vocación a intervenir en acontecimientos por realizarse. Tambien analiza la tendencia de que los periodistas actúen como intelectuales burocráticos cuando escriben columnas: su cliente no es el público, sino los políticos.
Para el entorno mexicano, Periodismo sin información es un referente muy útil pues, al igual que en España, en México resulta improbable que la presentación de “noticias falsas (a sabiendas o no), montajes de casos y tergiversaciones intencionales produzcan el cese o dimisión” del periodista causante del daño. Son comunes los casos de reporteros que, por ignorancia o dolo, acusan de violaciones a leyes que no han entrado en vigor, hacen pasar sus filias y fobias como datos o se dicen víctimas cuando se les reclama su incompetencia profesional y no reciben sanción alguna.
En la revisión de las prácticas y regulaciones del periodismo en México, contrastar la experiencia española permite apreciar que, si bien en nuestro país no es común la crítica vehemente a la irresponsabilidad periodística, existen razones y fundamentos para exponer diagnósticos y propuestas que solucionen el problema de que los medios se constituyan en un poder sin límites, que amenace derechos fundamentales y la veracidad informativa indispensable para las sociedades democráticas
