viernes 29 marzo 2024

Redes: educación y academia

por Sergio Octavio Contreras

 

La expansión de Internet afecta áreas de producción como la científica, los sistemas económicos, las formas flexibles de trabajo, el arte, las relaciones políticas y los medios de comunicación, entre otras. Uno de los escenarios que han sido modificados con mayor profundidad es la educación: los sistemas digitales están cambiando los modelos pedagógicos y la actividad tradicional del profesor.

La innovación digital

Los países que han diseñado políticas públicas en la última década por lo general consideran a la tecnología como fuente de cambio en los programas educativos e integran conceptos vinculados con la innovación. Es el caso de Finlandia donde, a través de un paradigma de “bienestar”, se intentó satisfacer las necesidades básicas de las personas, disminuir los problemas sociales y, sobre todo, ejecutar un proyecto educativo basado en la producción de conocimiento.

Los resultados son increíbles. En primer lugar toda la educación es gratuita, el Estado invierte el 7% del PIB en ese rubro y ofrece becas para incentivar el estudio. El modelo implica generar ambientes ideales en las escuelas de nivel básico y medio superior, elevados financiamientos a universidades en investigación y para el diseño de tecnología. En los últimos años Finlandia ha encabezado la lista de la OCDE en todos los rubros de aprendizaje escolar.

Las transformaciones tecnológicas en el campo educativo contemporáneo, si bien tienen una historia más antigua en los laboratorios científicos que comenzaron a operar en red desde los setenta del siglo pasado, vieron cambios más visibles con la liberación de Internet para su uso social a principios de los noventa. Las redes digitales que comenzaron a desplazarse en el planeta para conectar a los centros educativos permitieron que emergieran nuevas conceptualizaciones sobre lo que sería la educación ante el cambio tecnológico, que al igual que la globalización cultural torcía las barreras físicas y temporales que separaban a los individuos.

Modelo online

La red y sus innovaciones propiciaron nuevas formas de entender la educación como el modelo online, e-learning o educación virtual, que vendría a convertirse en una extensión mejorada de lo que ya ocurría en algunas zonas como América Latina o Europa, donde se desarrollaron en las últimas tres décadas sistemas de educación a distancia, mediados por artefactos tecnológicos tradicionales que implicaban la participación semipresencial o no presencial de los estudiantes como los cursos por “correspondencia”. El modelo e-learning tuvo su fase inicial de desarrollo a partir de 1995 con el advenimiento de los primeros navegadores web (Netscape y Explorer), el correo electrónico y los reproductores de audio y video (media players).

Es importante señalar las diferencias entre la educación no virtual y la educación virtual.1 La primera se caracteriza con dos aspectos: a) presencial, cuando implica la asistencia de todos los actores en el mismo tiempo y lugar (paradigma educativo presencial tradicional y b) a distancia, cuando los participantes se encuentran en distintos lugares y tiempos, pero utilizan soportes educativos y métodos de entrega basados en medios tradicionales no-digitales (paradigma tradicional educativo moderno de comunicación asincrónica).

En lo referente a la educación virtual, se presenta de dos formas: 1) presencial, cuando la instrucción pedagógica es mediada por la computadora pero todos los actores se encuentran en el mismo lugar (paradigma educativo moderno de comunicación sincrónica y 2) a distancia, donde los actores interactúan a través de representaciones numéricas de los elementos del proceso de enseñanza y aprendizaje, pero se encuentran en lugares y momentos de tiempo distintos (paradigma educativo moderno de comunicación asincrónica).

En la educación dentro de la sociedad informacional se plantean cuestiones esenciales a nivel sociocultural y académico que, de acuerdo con los teóricos defensores de los nuevos paradigmas, deben ser atendidos por las instituciones responsables de la formación académica para enfrentar los retos del aprendizaje:2

• Existe una gran cantidad de información en la sociedad actual, lo que lleva a la selección de los datos relevantes para evitar la sobrecarga de “ruidos”.

• Sobresale la llamada “cultura mosaico”, establecida a partir de la falta de estructura y profundidad en la información, la superficialidad de los mensajes, la especulación de los contenidos y una disminución en la atención.

• La expansión de una industria cultural que difunde y promociona valores sociales basados en el consumo y el ocio.

• El cambio de las coordenadas de tiempo y espacio respecto a la amplificación en la capacidad de transmitir información, eliminando la necesidad de coincidir en momentos o lugares determinados.

• La posibilidad de elevar el nivel de interactividad, como una nueva forma de interacción entre emisores y receptores.

En los últimos 20 años el sistema tradicional educativo perdió terreno ante el paradigma tecnológico y la migración del salón tradicional de clases a la práctica virtual a través del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). La educación online avanzó primero en las universidades, donde al inicio solo se ofrecían diplomados y postgrados. Posteriormente fueron desarrolladas diversas plataformas para construir aulas virtuales como Moodle que permite a los profesores diseñar contenidos y establecer actividades que los alumnos pueden hacer desde sus casas. No se trata de una clase por computadora, sino de un modelo constructivista en red.

El e-learning aprovechó las características de red que Internet tiene para convertirse en una web docente: el maestro presenta los materiales teóricos y recursos, así como una plataforma virtual, se desarrolla el aprendizaje en forma colaborativa a través de herramientas como blogs, páginas wiki, glosarios de términos (consulta de información en línea), foros y chats, entre otros.

En México, desde la década de los sesenta del siglo XX, se utilizaron algunas tecnologías de la comunicación con fines pedagógicos que encajaban en un modelo de educación a distancia como el sistema de telesecundaria. Al igual que en otras partes del mundo, las universidades se convirtieron en las primeras instituciones en incursionar en el modelo online, combinando cursos presenciales con clases virtuales. Después el sector público adoptó el e-learning para complementar la educación formal y no formal. Hoy funcionan diversas estructuras de educación a distancia para cursar el nivel medio superior, superior y posgrados, donde se utilizan tanto “viejos” medios como innovaciones recientes, ofreciendo además educación no formal como talleres de capacitación o cursos para aprender algún oficio, técnica o conocimiento, además de poner a disposición bibliotecas virtuales como herramienta auxiliar del conocimiento: artículos, revistas, libros, discos compactos, videos, etcétera.

Además del cambio institucional existen experiencias recientes sobre la adaptación de innovaciones en el aula por parte de los usuarios, por ejemplo la integración de Facebook para organizar actividades escolares, el uso de Twitter para fomentar discusiones académicas, la incorporación de tabletas para realizar actividades casi en tiempo real o el uso de aplicaciones educativas en teléfonos móviles para completar tareas e incluso para tomar cursos a distancia desde cualquier parte del mundo con la única condición de que exista conectividad a Internet.

E-academy

A partir de las ideas de Steven Levy y Pekka Himanen, la llamada cultura hacker determinó en parte el tipo de nuevas tecnologías en red que hoy utilizamos. Si bien este espíritu de libertad de conocimiento fue uno de los factores que incubaron Internet, desde diversos enfoques económicos también posibilitó

cambios y mejoras en los sistemas educativos globales. La producción académica hoy en día se liga a distintos factores, tanto económicos como políticos, y a decisiones del propio profesorado.

Es importante también diferenciar los distintos contextos. Por ejemplo algunos casos como el del Reino Unido, donde a partir de 1998 se implementó una política educativa con la finalidad de mejorar la academia. El proyecto llamado Open for Learning, Open for Business incluía entre sus objetivos:

a) Conectar a los docentes de escuelas, universidades y bibliotecas dentro de una red colectiva.

b) Asegurar que los docentes en servicio incorporen las TIC a su actividad académica, tanto para investigación como para la docencia.

c) Hacer del Reino Unido un centro de excelencia para el desarrollo de software para la red y líder mundial en la exportación de servicios educativos.

Otro caso es Francia, donde la inserción de la tecnología en la educación comenzó en los setenta, sin embargo a partir de 2002, el Ministerio de la Investigación y de las Nuevas Tecnologías diseñó nuevas políticas públicas para la producción académica. La meta inicial fue que el profesorado contara con plataformas de asistencia a los usuarios, un portal de servicios a los docentes para generar un ambiente de trabajo personalizado y sencillo de manejar.

En México un intento federal por incorporar las TIC a la producción académica se desarrolló en 2001 a través del proyecto e-México, que resultó ser un fracaso. La propuesta contemplaba la operación de 16 canales de televisión educativa en señal restringida y tres con señal abierta, el equipamiento de 80 mil planteles escolares con Internet, la operación de 100 centros de tecnología educativa, el desarrollo de un portal web con 40 mil artículos para docentes, una biblioteca digital con un acervo de 15 mil títulos, la capacitación a medio millón de profesores en el uso de nuevas tecnologías, una videoteca digital con 500 mil producciones educativas y el desarrollo de 100 productos multimedia para apoyar la labor docente. A nivel global Internet parece configurar nuevos espacios en cuanto a la producción académica, por un lado ligados a las políticas públicas de las propias instituciones y por otro dentro de centros o laboratorios de investigación vinculados a la economía de las empresas. El desarrollo de la red ha sido aprovechado en la academia dependiendo de múltiples factores, como los recursos: a partir del desarrollo de la Web 2.0 o “Internet de segunda generación”, el profesor empieza a construir sus propios contenidos, crea espacios de interacción constructivista para sus estudiantes y puede participar digitalmente dentro de cuerpos académicos.

El docente de la era de Internet tiene herramientas multimedia de comunicación que le permiten producir una gran cantidad de materiales académicos, entre las cuales se encuentran3:

• Página web: se basa en archivos HTML (Hypertext Markup Language) y en su nivel más esencial es un formato de texto que puede contener imágenes, sonidos, video o elementos interactivos.

• Correo electrónico: comunicación asincrónica mediante el envío de mensajes entre un emisor y un receptor desde una cuenta individual.

• Mensajería instantánea o charla: comunicación sincrónica entre dos o más personas sin necesidad de estar en el mismo espacio físico, se da en tiempo real a través del uso de alguna aplicación informática.

• Foro: espacio de participación de los cibernautas sobre variados temas de interés que pueden ser de libre acceso para publicar comentarios, o estar mediados por algún moderador.

• Páginas personales: bitácoras individuales creadas por los usuarios, con la capacidad de modificación en sus contenidos.

• Motor de búsqueda: servicio web que indexa el material de internet y permite a los usuarios encontrar información recopilada de la red.

• Hipervínculo: forma de relacionar documentos en la red entre sí a través de archivos que a su vez están conectados a otros sitios. Esta función se establece a través de enlaces.

• Wikis: sistemas digitales donde un grupo de usuarios puede construir contenidos en forma grupal, como la enciclopedia virtual Wikipedia.

• Redes sociales: espacios de interacción con estudiantes, con otros docentes o con la comunidad interesada en temas educativos o de investigación.

• Teléfonos móviles: herramientas para infinidad de usos, desde tutorías a estudiantes hasta la edición de artículos arbitrados.

Debido a que Internet diluye el espacio físico, la producción académica del siglo XXI contempla nuevas aristas que deben ser tomadas en cuenta por los cuerpos académicos como una ventaja que otorga precisamente la posibilidad de interconexión con las esferas del conocimiento:

1. La creación de comunidades virtuales de profesores, investigadores y científicos con afinidades comunes

Un ejemplo es la Red Clara (http://www.redclara.net), cuyo objetivo fue crear a partir de 2002 una red de investigadores latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) para trabajar con centros científicos europeos, especialmente con las Redes Nacionales de Educación e Investigación (RNEI) de Portugal y España.

La Red Clara tiene acuerdos con el Centro de Investigaciones Energéticas, Medio Ambientales y Tecnológicas (CIEMAT) en España, la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Red Global para el Desarrollo América Latina y el Caribe, Red Avanzada Asia-Pacífico y con Internet2, Consorcio de Internet Avanzada de Estados Unidos de Norteamérica. Los investigadores realizan proyectos globales financiados por la Unión Europea y algunas fundaciones latinoamericanas a través de grupos de trabajo, por ejemplo el grupo ALICE 2, cuyo objetivo para el periodo Agosto 2011 a Agosto 2012 era desarrollar una plataforma abierta para el control centralizado de puntos de acceso (propuesto por la Universidad Federal Fluminense), modelar e implementar un punto de intercambio de tráfico de información a través de las telefonías nacionales, promover la investigación y el desarrollo de una solución capaz de ofrecer movilidad a los usuarios de una red Wi-Fi, entre otros.

2. La producción de artículos, revistas y libros a nivel local, regional o global

El trabajo en red ha permitido a los académicos construir publicaciones a distancia. Cada vez son más frecuentes las investigaciones en red sobre pesca, agricultura, calentamiento global, innovaciones técnicas, pobreza, economía, etcétera.

Para Mercado del Collado: “la constitución de redes académicas constituye en la actualidad apenas explorada -pero que ya porta evidencias de éxito- el fomento de la colaboración para la solución de problemas comunes. Las razones del éxito de estas formas de cooperación tienen que ver, entre otras cosas, con el grado en que las partes comparten los fines de la colaboración y en que están dispuestas a proveer los medios que conlleven a su logro. Esto es mediante la operación de opciones horizontales de colaboración”.

La conformación de redes universitarias es un mecanismo de intercambio académico y proyectos conjuntos a partir de la generación de espacios de cooperación académica en áreas vitales para el desarrollo educativo como:

• La investigación.

• Proyectos de formación conjunta de recursos humanos.

• La educación continua y a distancia.

• El intercambio de académicos.

• Promoción del conocimiento, información, metodología, ideas y planteamientos innovadores.

• Movilidad de estudiantes y profesores en marcos más amplios de colaboración.

• La transferencia de información para el reconocimiento académico de títulos, grados y diplomas.

• Innovaciones académicas en otros aspectos relevantes.

Espacios en Internet como Univesia, Unesco, la NASA, Science Odyssey, AstroRED, Divulgamat o Biomedia, ofrecen la posibilidad de desarrollar investigación colaborativa y la posterior publicación de las investigaciones. Además de los sitios institucionales, existen otros mecanismos que pueden ser utilizados para colocar información abierta a la sociedad red como Scribd, Taringa, Quedelibros o librosonline, así como servidores de almacenamiento de datos externos como Mega o SkyDrive.

3. La disminución de costos de producción en edición, diseño y publicación de investigaciones

La posibilidad de difundir información a través de Internet no solo tiene un mayor alcance que las bibliotecas físicas, sino que disminuye los costos y facilita el trabajo de edición, aunque por otro lado conlleva otros problemas como el plagio y la falta de profundidad en las lecturas. Los cuerpos académicos pueden publicar textos en revistas arbitradas, libros colaborativos y en bibliotecas virtuales, como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes que desde Julio de 1999 representa un amplio proyecto de edición digital del patrimonio bibliográfico, documental y crítico en hispanoamérica.

Otro sitio es Colecciones Mexicanas, cuya finalidad, según establece su portal, es difundir y preservar acervos documentales, fotográficos, videográficos, bibliográficos y hemerográficos sobre la historia mexicana, o el Dspace del Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde se puede acceder a la producción de publicaciones de una gran cantidad de autores. Los usuarios registrados a este tipo de espacios virtuales pueden configurar alertas de correo electrónico o a través de redes sociales que les notifica sobre contenidos recién agregados. La Biblioteca Digital de Tesis (BDTD) del Instituto Brasileño de Ciencias de la Información y Tecnología (IBICT) coordina la integración de la tesis de los sistemas existentes y la tesis de la Educación Superior (IHE) de Brasil, con una base de más de 106 mil textos. A esta gran cantidad de recursos se suman los buscadores Google Académico, así como sitios especializados en localizar documentos académicos como Eureka Science News, iMente e Iconoce, entre otros.

Conclusión

La construcción de contenidos científicos en equipos de trabajo a distancia y el uso de las nuevas tecnologías de la información con fines académicos, vienen a plantear nuevos escenarios y retos para el rol de la escuela de cara a una sociedad cada vez más digitalizada. Las universidades públicas y los centros de investigación pueden compartir proyectos en conjunto para atender una problemática determinada o bien para desarrollar innovaciones.

Ante las evidencias empíricas que demuestran las transformaciones que ha generado internet en el aula y en la academia, existe toda una gama de contradicciones y desigualdades, como la marginación de la red (solo el 34% de la población global tenía acceso a Internet en 2013), que representan retos no solo para el sistema educativo, sino también para las decisiones políticas y los grupos de poder.

Actualmente parte de la academia y de los emergentes modelos educativos no pueden entenderse si dejamos al margen los avances técnicos. El salón y el cubículo académico han trasladado aspectos de sus hábitos tradicionales a un sistema virtual y distante. La red da la posibilidad para consolidar un espacio de publicaciones en línea sobre el conocimiento desarrollado por los investigadores locales, utilizando blogs, wikis y redes sociales para su distribución.

La cultura de la libertad de internet puede contribuir a resolver algunos problemas que presenta actualmente la educación y enfrentar los retos que la revolución desenfrenada de artefactos está propiciando sobre las formas de vida de los estudiantes y los profesores.

Referencias:

Debord, Guy (2005). La sociedad del espectáculo: 2da edición. Editorial Pre-Textos.

Romano, E. (2000). La cultura digital. Buenos Aires: Lugar Editorial.

El estudio realizado por las Universidades de Birmingham, Edimburgo y Heriot-Watt puede ser consultado en el siguiente sitio: http://epapers.bham.ac.uk/1723/1/2013-03_D_Houghton.pdf

La investigación titulada “Cómo las relaciones entre el narcisismo y el uso del sitio de redes sociales difieren en Facebook y Twitter”, puede ser descargada del sitio: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0747563213001155

Notas:

1

Silvio, José (2004). Tendencias de la educación superior virtual en América Latina y el Caribe. En Biblioteca de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). La educación superior virtual en América Latina y el Caribe (p. 17) México.

2

Pérez Tornero, José Manuel (2000). Comunicación y educación en la sociedad de la información. Barcelona: Paidós.

 

3 Becerril, F. y Chacón, J. (2004). Tecnologías de la información. México: Oxford University Press.

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