viernes 29 marzo 2024

Radio UNAM se oye mal y Teresa Uriarte se ve peor

por Marco Levario Turcott

La frase que titula este texto no es una metáfora. Es real y perceptible: Radio UNAM lleva más de cuatro meses con un problema técnico de transmisión en la 96.1 Mhz de Frecuencia Modulada por la que ha llegado a la insólita situación de que su señal en AM de los 860 Khz tiene mejor calidad de audio que la FM.

Impúdica afonía

Radio Educación lleva años queriendo migrar a la FM sin éxito y resulta que la emisora universitaria tiene hoy en la AM a su señal de lujo, por ridículo que suene. Ocurre que la voz cantante de la UNAM ha pasado últimamente de su crónica ronquera a una franca afonía. No hay aquí interpretación o media verdad: la realidad se escucha impúdica las 24 horas del día en el 96.1 Mhz de FM del Valle de México. El ejercicio es aún más elocuente si se hace un barrido comparativo del sintonizador por el espectro de la FM un domingo a las 10 de la noche, cuando las emisoras portan la misma señal de audio: La Hora Nacional.

Si algo así sucediera tan solo durante una semana en cualquier emisora del orbe, pública o privada, con su presupuesto, organización administrativa, profesional e infraestructura técnica como lo es Radio UNAM, no extrañaría que el responsable del área de transmisiones fuera despedido. Si la anomalía durara más de un mes, quién debería irse sería el director o el gerente de la emisora; pero si durara tres meses, entonces su jefe, en este caso su jefa, la Coordinadora de Difusión Cultural, Teresa Uriarte, debería por decoro renunciar. Pero en la dimensión azul y oro más bien corrieron al responsable de transmisiones cuatro meses antes de que empezara a fallar así la señal. Una especie de castigo anticipado por el desastre que sobrevendría. En serio: Ignacio Espinoza Abonza, subdirector de Ingeniería, fue obligado a renunciar en enero y nadie ha ocupado su lugar. No es prioritario para ellos a pesar del audible desastre.

No es un escándalo porque no se oye Radio UNAM

Si se oye tan mal y es tan fácil constatarlo, ¿por qué esto no es un escándalo? No es un escándalo por eso, porque no se oye. A Radio UNAM ya no la escucha (casi) nadie y eso explica que nadie haya elevado su protesta por una mala señal persistente durante cuatro meses. O existe sordera de Fernando Chamizo y Teresa Uriarte, lo cual no sería raro. La Coordinadora de Difusión Cultural no ha querido escuchar las quejas de los trabajadores de la emisora y del auditorio por despidos injustificados y cancelaciones abruptas de programas que han sido tomadas solo por el director de la radio, violando la normatividad que él mismo impulsó cinco años antes y que mandata que sea el Consejo de Radio UNAM quien avale y determine esas decisiones. Dicho Consejo sesionó solo una vez a principios de 2010 y a la fecha no ha sido convocado, aunque en el resumen de la Gaceta UNAM del 7 de Diciembre del 2009 se lea que:

El Dr. José Narro Robles, rector de la UNAM, expidió el Acuerdo por el que se crea el Consejo de Radio UNAM, como órgano consultivo especializado, que tiene por objeto proponer guías de acción que contribuyan a mantener la alta calidad en la programación de las emisoras que opera Radio UNAM. En este acuerdo se dan a conocer las funciones del Consejo de Radio UNAM, su integración, así como las facultades del presidente del Consejo mencionado. El Consejo de Radio UNAM celebrará sesiones ordinarias semestralmente y extraordinarias cuando sea necesario a consideración de su Presidente. El Abogado General será asesor jurídico del Consejo de Radio UNAM, y tendrá derecho a voz. El presente Acuerdo entrará en vigor el día de su publicación en la Gaceta UNAM. El Consejo se integrará en un plazo máximo de treinta días naturales posteriores a la publicación del presente Acuerdo. Una vez instalado, el Consejo emitirá sus lineamientos de operación en un plazo máximo de treinta días hábiles.

Al margen del marco institucional también se han suprimido espacios por consideraciones subjetivas del director, y en un notable caso, bajo la apreciación de la doctora Teresa Uriarte a quién no le hicieron gracia Jis y Trino en “La Chora Interminable”. La disciplina de Chamizo para ejecutar la sentencia, a pesar de las protestas del auditorio y aguantar que en su despedida de Radio UNAM los moneros dejaran en soberano ridículo al verdugo, le valió su entrada al pequeño círculo de confianza de la Coordinadora, quién ahora montada en su adoptado chivo en cristalería con cierta candidez arma desde Radio UNAM una plataforma de promoción personal que la llevaría a la Rectoría el próximo año. Un trampolín mediático a la alberca tan vacía, como el auditorio de la emisora.

La arbitraria supresión del programa “La Chora Interminable” transmitida desde la Radio de la U de G, decretó la pérdida del último espacio que le daba una presencia tangible a la FM entre una audiencia urbana y juvenil. Un par de años antes, el fallecimiento de Miguel Ángel Granados Chapa había significado claudicar a la aspiración de incidir de alguna manera en la opinión publica. Su deceso mostró a Radio UNAM incapaz de generar una alternativa pese a que la salud de Granados llevaba tiempo anunciando su inminente partida. Bajo capa de un “luto” el director de Radio UNAM intentó ocultar que hacía años la emisora había concesionado su línea editorial a la personalidad y presencia del renombrado periodista sin haber preparado alguna propuesta que mantuviera al auditorio en ese horario.

Al grado cero de la audiencia contribuyó otra decisión unilateral: relegar la música culta de los periodos barroco y clásico a la AM que históricamente había definido a la emisora, sin crear un nuevo perfil musical contemporáneo coherente y acorde con reglas y principios básicos de la programación sino que se experimentó con un revoltijo ecléctico, caprichoso y esquizofrénico de música académica nueva, música tradicional del mundo y algo de jazz contemporáneo, propuesta que no por audaz y propositiva justifica el desorden e irresponsabilidad de su implementación. Sin una narrativa, sin un catálogo ni un concepto que facilitara la creación de un público para esa música. El resultado: esos radioescuchas migraron a Opus 94.5 del IMER con la que Radio UNAM había compartido históricamente oídos y a la propia señal de AM en la que se arrumbó todo aquello tradicional, viejo, clásico que no cabía en la visión aspiracional pero fantasiosa e indefinida de una “nueva radio”.

El peón y la reina

En agosto pasado surgieron dos espacios en los que va toda la apuesta política de Chamizo y Uriarte: un espacio de 7 a 10 de la mañana llamado Primer Movimiento, lo que nada tiene que ver, suponemos, con avanzar dos casillas con el peón de la reina en pos de la Rectoría. La otra franja de programas inició el 18 de agosto con una oferta para jóvenes y es un lanzamiento tardío en dos sentidos: 1) Siete años después de que fuera presentada a Rectoría como oferta de gestión dirigida por Chamizo y que un año después él mismo desechaba considerando que definir y precisar que debía ser una radio para jóvenes resultaba “paralizante”, por el contrario: acabó con tres programas de los pocos programas para jóvenes que existían, y 2) Su horario es de 11 a 12 de la noche, solo para jóvenes desvelados que no tuvieran que levantarse temprano a estudiar y que revela la desconfianza y el regateo hacia ese sector poblacional, que es el mayoritario en la comunidad universitaria y con el que esta administración se suma a la histórica cadena de intentos simulados y temerosos por hacer una radio que sintonice con las nuevas generaciones.

Bajo la bandera de la renovación está la agenda oculta del director Chamizo. Compuesta de filias, fobias e intereses personales estas nuevas barras son la excusa ideal para sacar varios programas del aire solo que, pequeño detalle, él y Uriarte se pasaron por el arco del triunfo el aval institucional que por normatividad universitaria debía operar. No solo fue ilegal y políticamente torpe; sino que además técnicamente injustificado porque al menos Radio Etiopía perfectamente cabía en el nuevo proyecto, quizá reformulado, como incluso lo sugirió el dictamen del comité de evaluación interno de la emisora, dependiente jerárquicamente del director y que fue no solo desconocido; sino regañado por no entender “la línea”

Del cielo al suelo

Vamos a escuchar, si la señal lo permite, el desarrollo de esos nuevos espacios, que ya en sus inicios pagan la factura de la inexperiencia y la búsqueda de una identidad propia. Dada la coyuntura crispada y desordenada en la que llegan, no tienen mucho margen de maniobra para equivocarse y el poco que tenían ya lo han consumido en pifias, lagunas, titubeos, nerviosismo y caos así que de no hacer algo bien pronto habrán mostrado que efectivamente, la idea de un Consejo era muy buena para evitar estas recurrentes ocurrencias que al final resultan en errores y reversas. Lo paradójico de este caso es que quién la hizo posible, al final la menosprecio.

Una contradicción por el estilo explica el problema inicial que planteamos, el de la antena y transmisión aérea de FM y cuya revisión constituye una excelente muestra de cómo se ha conducido Radio UNAM con Sealtiel Alatriste y Teresa Uriarte que hoy por hoy revela la ironía de la abandonada y devaluada AM goza hoy de un perfil más definido, una oferta programática y mejor cobertura de transmisión que la frecuencia “consentida” de FM a donde fueron todos los recursos, atención y esfuerzos de la dirección de los últimos seis años. “La suerte de la fea, la bonita la desea”, aplica aquí perfecto. Algunas paradojas:

Cuando Radio UNAM tenía programas para jóvenes no los tenía en la señal de FM que es la escuchada por los jóvenes; ahora que la tiene aunque sea para jóvenes desvelados, no se escucha la señal de FM.

La señal de Radio UNAM de AM nunca se escuchó bien en Ciudad Universitaria, en lugar de solucionar eso, se emparejo: ya no se escucha ninguna de las dos.

La K Huelga, emisora clandestina lleva 15 años produciendo y transmitiendo desde Ciudad Universitaria sin permiso de ningún tipo, ni presupuesto y aunque históricamente se oye mal, con nada de presupuesto y una décima parte de personal voluntario y no pagado se oye mucho mejor que las dos frecuencias de Radio UNAM.

El proyecto presentado al inicio de la gestión del rector Narro planteaba la instalación de cinco nuevas repetidoras de Radio UNAM gestionando frecuencias en ciudades con campus universitarios y hoy prácticamente ha perdido una de las que tenía, y en CU, como ya dijimos, las dos.

Para implementar este ambicioso proyecto, Chamizo nombró a inicios de 2010 al Ingeniero Ignacio Espinoza quién poseía amplia experiencia en el ramo de la transmisión en Radio Educación y en Radio Red, perito además, de la SCT. Fue recibido por Chamizo con la frase “Es un honor tenerte con nosotros, Nacho” dicha frente a todos los subdirectores y jefes de departamento y con un sueldo 50% mayor al de los otros subdirectores para hacerle honor al honor. Sin tener que dejar su trabajo de perito, poco después, el mismo Chamizo lo propuso como responsable de transmisiones de la naciente Radio UAM ¡sin comisionarlo ni dejar su puesto de tiempo completo en Radio UNAM y percibiendo además un sueldo externo adicional! Esto que sin duda era generoso con Espinosa era también muy útil para consolidar una alianza política con la nueva estación universitaria en el DF que le ayudara un año después, año de reelección de rector, a ser sede del Primer Encuentro de Radios Universitarias Latinoamericanas. Años después, cobrada su utilidad política, al jefe no le parecía que su prestigiado colaborador anduviera disperso y tan poco atento al día a día de la emisora que recibía constantes reportes de fallas y anomalías en su transmisión, básicamente porque además del experto, se necesitaban recursos para mantenimiento, refacciones y equipo. En lugar de invertir en las soluciones más costosas sugeridas por el costoso experto, se contrataban mantenimientos de remiendo a la empresa del ingeniero Carreño, quién 15 años antes había terminado una larga gestión como subdirector de transmisiones, liquidado por la entonces directora Malena Mijares a consejo de Fernando Escalante ¡y el mismo Fernando Chamizo! quienes le advirtieron que Carreño era un corrupto. Ese mismo corrupto realizaba, 10 años después, los trabajos de mantenimiento pagado por la Dirección General de Radio UNAM, por Chamizo, pues.

Del cielo al suelo, con el tiempo al director no le gustaban los presupuestos que le arrojaba su super ingeniero y, como es común en él, pasó del consentimiento al acoso laboral. En enero de este año lo corrió. Con los ahorros de una plaza de cerca de 70 mil pesos mensuales durante ocho meses se esperaría que fuera suficiente para costear las refacciones y endrezar la antena (es literal) para que la transmisión no sea la peor del Valle de México; pero ese dinero igual que otras cantidades se ha ido a otros lados, liquidaciones forzadas por su talento para terminar de pleito con todo mundo, viajes internacionales para apuntalarse como presidente de la RRULAC y sería bueno saber a donde, además de la cuota mensual del ingeniero Carreño. Mientras tanto Teresa Uriarte que no escucha Radio UNAM, ni muchas otros temas de la Coordinación, que no coordina mucho que digamos, ni enterada está, creyendo que el director “Bully” que adoptó recientemente la está llevando por los aires hertzianos a las alturas del sexto piso de la torre de Rectoría.

Solicitar información a la UNAM es una odisea porque los encargados de procesarla hacen lo posible por no proporcionala mediante diversos recursos para cansar al peticionario o ganar tiempo. Por eso aquí dejamos registro de esta información solicitada desde el 18 de agosto pasado:

a) Copia o escan del reporte semanal de incidencias que elabora el área de programación desde 2008 a la fecha.

b) Copia de facturas por concepto de mantenimiento técnico a las plantas transmisoras de AM y FM de 2009 a la fecha.

c) Copia de las transferencias adicionales y/o partidas especiales para el desarrollo de un canal de programación por internet especial para radio juvenil que hizo el año pasado la Coordinación de Difusión Cultural.

d) A la Coordinación de Difusión Cultural: el monto de la transferencia a Radio UNAM que hizo Sealtiel Alatistre horas antes de renunciar en 2012.

También te puede interesar