jueves 28 marzo 2024

¿Por qué insisten en retrasarla?

por Jorge Álvarez Hoth

En agradecimiento a etcétera por contribuir a la mejora en redacción de este experto en medios y telecomunicaciones, siempre con el tono constructivo y nada burlón que les caracteriza.

El proceso de convergencia tecnológica en las telecomunicaciones y los medios es natural y tecnológicamente posible desde hace unos años.

La convergencia no es otra cosa que la posibilidad tecnológica de que los tres servicios existentes hoy día, voz (teléfono), datos (Internet) y video (televisión abierta o de paga) sean ofrecidos por los prestadores de servicios que antes sólo daban uno o dos de ellos.

En esas plataformas están las televisoras abiertas, las de paga como el cable o el satélite, las telefónicas fijas y móviles y los impresos (periódicos y revistas) que evolucionan electrónicamente a través de Internet.

Es buena para el consumidor final pues promueve competencia, reducción de precios, más y mejores servicios y, esperemos, mejor calidad.

Entonces, ¿si es tan maravillosa por qué insisten en retrasarla? La respuesta es simple y compleja a la vez: por dinero, porque la competencia implica que los mercados que antes eran de unos ahora sean de otros y con ello vamos a ver consolidaciones, es decir, menos jugadores y está por verse si el mercado de compradores de hoy, conforme avance el proceso, se convierte en uno de vendedores.

El chiste está en cuándo y a cuánto vender y si se le permite a algún jugador entrar a un mercado de otro, a qué precio. Los pasos de regulación están dados, hay leyes, normas, reglamentos y acuerdos secretariales que promueven la convergencia.

El 3 de octubre de 2006 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo de convergencia, que señala una ruta a seguir para lograr que lo establecido en la Ley Federal de Telecomunicaciones respecto a principios de la convergencia (los qués), tengan tiempos (los cuándos) y formas de cumplimiento (los cómos), pero aun así seguimos esperando que se haga lo necesario pues existen intereses económicos que retrasan su cumplimiento.

El mercado en disputa no es menor, si sumamos telefonía fija con 15 mil millones de dólares de ventas anuales; telefonía móvil con más de 20 mil millones de dólares; televisión abierta y radio con más de cuatro mil millones de dólares y televisión de paga con más de mil 500 millones de dólares nos podemos dar cuenta que el pastel asciende a más de ¡40 mil 500 millones de dólares! Se dice fácil pero es un mundo de dinero.

Tan sólo si dividiéramos esos 40 mil millones de dólares anuales entre 100 millones de mexicanos nos tocarían 400 dólares anuales a cada mexicano, es decir, cuatro mil 400 pesos que nada mal nos caerían y que es más o menos lo que gana al año una buena parte de la población de nuestro país.

Como se ve, cada día que pasa y que no se cumple con el plan de convergencia del país, nos cuesta a todos en oportunidades de aprendizaje, crecimiento, empleo, desarrollo e ingresos, por lo que se hace indispensable que las autoridades del sector terminen este pendiente y pasemos de una buena vez a la competencia de todos contra todos y que el consumidor escoja el servicio que mejor le parezca. No hacerlo así es una enorme responsabilidad patrimonial para el Estado y los servidores públicos involucrados en este tema… al tiempo.

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