jueves 18 abril 2024

Paradojas y contradicciones de Porfirio Díaz

por Ariel Ruiz Mondragón

No escribía mucho; era un excelente corresponsal pero fueron sus secretarios obviamente quienes escribieron esas cartas dictadas por él. Era muy cuidadoso con su lenguaje, con la forma en que se dirigía a la gente de distintos niveles, desde los pueblos indígenas hasta la élite política. Es importante que estudiemos los textos y cartas que salían de sus oficinas, porque ese es un discurso de veras muy pragmático, muy cortés, muy patriótico, muy liberal y muy positivo en el sentido de un proyecto nacional que estaba llevando a cabo. Eso es muy interesante.

Enrique Krauze lo llama “el místico de la autoridad”, pero yo creo que no era tan místico porque tenía los pies en la tierra, un político muy pragmático y muy hábil.

¿Por qué cayó esta dictadura que parecía eterna?, ¿por qué Díaz no supo resolver el problema de la sucesión en las postrimerías de su gobierno?

El problema principal era la sucesión, y seguramente Díaz intentó solucionarlo con la invitación a Bernardo Reyes para incorporarse a su gabinete como ministro de Guerra en 1900. Pero luego Reyes, entre otras cosas, construyó una milicia casi privada, la Segunda Reserva. Esto no le agradó nada a Díaz (y es interesante que en esa milicia ciudadana estuvieron muchos que participaron en la Revolución, fueron sus primeros momentos de organización y de participación militar). Reyes era una figura importante en la política, el rival más grande, y Díaz le temía mucho a Reyes y a su influencia en Nuevo León, en el norte, entre los militares.

Otra figura que también aspiraba a ser presidente era Limantour; en su archivo se ve muy claro que tenía aspiraciones y un trabajo político importante en los estados. Siempre hubo una lucha entre quienes buscaban influir en Díaz, como los Científicos, los reyistas o quizá otros políticos.

Hasta cierto punto Díaz cambió de decisión. Según Bulnes, la idea era que sería una combinación de Reyes y Limantour, quienes no podían trabajar juntos. Yo creo que Porfirio Díaz tampoco quería esa combinación y no la permitía. Entonces mandó a Reyes al norte y luego al exilio; éste, siempre leal a Díaz, frustraba mucho a sus seguidores. Creo que Limantour se mantuvo muy leal a Díaz.

Hay también muchos que dicen que Porfirio Díaz, tras una derrota militar, hubiera podido aplastar la rebelión maderista. Es importante acordarnos de que dimitió al poder, y en su discurso final dijo que era para evitar mayor derramamiento de sangre. Pues obviamente no fue el caso, entonces no sé si fue otro error.

Pero sabemos muy bien que no se pudo solucionar ese problema, y la ausencia de poder, del vacío que dejó Porfirio Díaz es una de las grandes causas de la Revolución (por supuesto, hay muchas otra muy importantes).

Hay historiadores que han observado líneas de continuidad de la Revolución Mexicana con el porfirismo. En esa dirección, ¿cuál fue el legado político de Porfirio Díaz que haya pervivido pese a la Revolución?

Es interesante: eso es cultura política, de lo que hablaba antes, de la que combina el constitucionalismo, el caudillismo, el autoritarismo. Estos persisten, y si lo hacen entonces necesitamos entender estas culturas para actuar.

Hay, en ese sentido, congruencia con la política del siglo XX. Obviamente el discurso es muy diferente. Sobre el proyecto de modernización, creo que en la época de Porfirio Díaz se encuentran las raíces del México moderno, para acabar pronto. Pero no son proyectos completos ni terminados.

En la política, por ejemplo, esa mezcla de culturas políticas él supo manejarlas durante mucho tiempo con éxito aunque al final no, lo que le sirvió para gobernar un país complejo y muy diverso. También está la idea del indigenismo, de México como nación mestiza, que promueve sobre todo Justo Sierra, una proyección cultural muy importante de México en el siglo XX y que retomaron los gobiernos revolucionarios.

Además los monumentos que construyó Díaz en el Centenario, como el Ángel de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez, todavía definen la nación mexicana.

En materia económica, el antiporfirismo hablaba mucho del campo, y hay que entender que el 80% de la población vivía en el campo, entendiéndose el desarrollo del campo como un caso de hacendados a los que los campesinos le vendían sus terrenos y sufrían abusos. Es un panorama más complejo: con Porfirio Díaz la política agraria no tuvo tanto éxito, pero la industrialización, sí fue exitosa: México era el país de América Latina más industrializado para 1910, a pesar de haber empezado muy tarde su proceso.

Definitivamente en el Porfiriato hay rasgos del México moderno. Hay que indagar, por lo que tenemos que investigar más profundamente esos procesos.

De lo anterior viene mi llamada al estudio. Debemos entender esa época y no politizarla tanto. Está el asunto de la repatriación de sus restos, asunto muy polémico, pero para mí lo que es necesario es la reconciliación histórica del ciclo de Porfirio Díaz. Tenemos que estudiarlo mucho más, en vez de politizarlo y polemizarlo, como siempre se ha hecho.

También te puede interesar