jueves 28 marzo 2024

Las noticias falsas, una amenaza contra el debate público

por etcétera

La calidad del intercambio público mexicano determina buena parte de la solidez de nuestra democracia, y ésta dependerá tanto de la autoridad electoral y los partidos políticos, como de los medios de comunicación y los ciudadanos.

Al cierre de esta edición, el INE contempla la posibilidad de que durante el proceso electoral que ya inició haya varios debates entre los candidatos presidenciales, lo cual sería central en privilegiar la exposición de ideas y propuestas −la polémica que esto implica− por encima de la formidable cantidad de spots. Al menos tres de aquellos encuentros estaban por resolverse para celebrarse los jueves en la noche porque, de acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), entre lunes y viernes de las 18:00 horas a las 24:00 horas es cuando en el país la mayor cantidad de audiencias está frente a la televisión abierta. Junto con ello está la valoración dentro del mismo Instituto de reducir significativamente la cantidad de spots y su duración para que sean de un minuto. La operación política que implica ese diseño es enorme, esperemos que llegue a buen puerto.

Mencionamos aquellos probables ajustes como parte de un engranaje normativo que se está aceitando con el objeto de privilegiar los contenidos programáticos y la controversia, en vez de la saturación de anuncios y, acaso sobre todo, el despliegue de las llamadas campañas negras que tanto dañan la civilidad y la exposición de planteamientos. El intercambio público se denigra cuando se antepone el adjetivo e incluso el infundio y el riesgo de que esto ocurra es latente en las redes sociales, ya hay atisbos sobre todo en Twitter y Facebook, y es un expediente que nos guste o no llegó para quedarse en las democracias contemporáneas, como parte de la libertad de expresión y la interacción entre el poder público y las personas. Además, las redes sociales son una herramienta fundamental en la disputa por la narrativa entre los actores políticos aunque su empleo llega a ser también muy cuestionable cuando se traslada en ese soporte digital el dicterio o la acusación sin más soporte que el señalamiento y cuando, peor aún, la herramienta se emplea de forma subrepticia, o sea, en el anonimato (y al amparo precisamente de la libertad de expresión).

Uno de los recursos más socorridos para alentar las campañas negras es generar sitios web y dotarlos de una imagen que parezcan portales informativos aunque en realidad no lo sean y persigan la defenestración del otro; la persistencia de esos portales también se explica por la falta de cultura digital y política entre los usuarios que no identifican el embuste y menos aún al presentárseles con alguna frase del tipo “lo que los medios de comunicación no dicen” o “difúndelo antes de que el gobierno de Peña Nieto lo borre”, entre otras convocatorias tan simples y falsas como efectivas entre amplias franjas de cibernáutas. Las Fakes News, bulos o paparruchadas, como se quiera decir, expresan alguna de las preocupaciones importantes de que el proceso electoral empobrezca o deteriore de plano las formas de convivencia más elementales.

Por las consideraciones antedichas, desde mediados de octubre los directivos de etcétera emprendieron una cruzada contra las noticias falsas y los infundios promovida con el hashtag #NoMásFakes. La iniciativa fue tan bien recibida que a nosotros mismos nos sorprendió, sin exagerar alrededor de 100 mil personas interactuaron en nuestras distintas plataformas y eso significó un aliento para mantenerla y, en lo posible, fortalecerla en los próximos meses con un observatorio de medios para el que ya estamos trabajando. Pronto les daremos noticias al respecto aunque ahora mismo ustedes, lectores, tienen en sus manos el segundo paso de la cruzada que proponemos contra los bulos y la difamación como recurso para querer eliminar al adversario. Esta edición de noviembre comprende material para analizar el tema en sus dimensiones nacionales y mundiales aunque, naturalmente, dado el propio contexto, hacemos énfasis en ejemplos y circunstancias que exhiben esa forma tan cuestionable de comunicar, y lo hacemos desde todas las aristas posibles. Por tanto hay que enfatizar: el observatorio de medios y redes sociales que estamos construyendo abarca los sitios de Internet oficialistas y militantes, del signo ideológico e interés político que sea. Vamos, las falsedades y diatribas propaladas contra el Ejecutivo Federal, el líder principal de Morena o cualquier actor político relevante.

En el contexto de nuestras limitaciones que son muchas, nos anima contribuir a mejorar nuestro intercambio público y a que este proceso electoral tenga los menos obstáculos posibles para la convivencia diversa y plural que
comprende la democracia.

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