miércoles 24 abril 2024

Notas falsas, invenciones e irresponsabilidad en los medios

por Juan Manuel Alegría

“Debido al estallido, multiplicación y sobreabundancia de información, ésta se encuentra literalmente contaminada, envenenada por mentiras de todo tipo, intoxicada por los rumores, las deformaciones, las distorsiones y las manipulaciones”.
Ignacio Ramonet

“No me gusta Elvis, porque dijo que prefería besar a un perro que a una mexicana”; escuché de una joven en una reunión. He leído que la frase era “Prefiero besar a dos negras que […)” o a tres negras; “Prefiero tener relaciones con una changa que […]”; dependiendo de la fantasía del que use la frase.

Expliqué a la chica, quien no tuvo la fortuna de leer Guaraches de ante azul, de Federico Arana, que investigó ese asunto y descubrió que Federico de León, un columnista de chismes, inventó un boicot producto de una falsa entrevista de televisión con Elvis.

De León publicó el 19 de febrero de 1957 en su columna “6 p.m.” de Últimas Noticias: “Las radiodifusoras de la frontera norte de la República declararon un boicot contra Elvis Presley porque éste declaró en reciente entrevista por la TV: Prefiero besar a tres negras que a una mexicana”. Todo en el marco de la animadversión de la pudibunda sociedad de la época.

La patraña funcionó y se realizaron manifestaciones de repudio; incluso sirvió para publicitar “Los chiflados del rock and roll”, un “churro” estrenado el 27 de febrero con Luis Aguilar, Agustín Lara y Pedro Vargas, donde los sinvergüenzas bailaron esa música del diablo.

El cartel promocional decía con letras grandes: “¡Muera Elvis Presley!”; “Y queme usted sus discos; su copete; su foto; su guitarra; queme usted todo lo que quiera, pero… póngase de buen humor viniendo a darse un quemón con los verdaderos reyes de la alegría y el Rock’n’ roll!”. Al lado derecho una caricatura de un Elvis afeminado. Arana cita otro cartel con esa caricatura que dice: “Muera Elvis Presley y vivan los auténticos reyes del rock and roll, gallardos y calaveras pero incapaces de faltarle el respeto a la mujer, aunque sea güera y no hable español”.

También estos ridículos rebeldes sin causa, tuvieron su detractores; un día antes del estreno, el 26 de febrero de 1957, la revista Cine Mundial proponía que “deberían cortarle las manos a Agustín para que no siga desprestigiando” a los artistas mexicanos.

Casi medio siglo después, el bulo es vigente. Reaparece, por ejemplo, en el diario Reforma, el 6 de marzo de 2006, en un texto de María Eugenia Sevilla, “Trasplanta Ríos el rock”.

Ahí dice: “Arcaraz (José Luis), el pianista de la banda, refiere que tocaban al estilo Presley; pero cuando el rey del rock declaró que prefería darle un beso a dos negras que a una mexicana, provocando la quema de sus discos en el Zócalo, el grupo se vio afectado”. La periodista cultural pudo apuntar la falsedad del dato, pero al decir “cuando el rey del rock declaró”, lo da por bueno. El chisme sigue dando vueltas en las redes.

Este ejemplo muestra cómo puede pervivir una mentira solamente porque alguien la publicó en un medio; indica el grado de credibilidad que le otorga la mayoría. Conmueve que, 50 años después, cuando en los medios laboran egresados de las escuelas de periodismo, persistan estoserrores.

Impunidad informativa

El 17 de febrero de este año, en el portal Mientras tanto en México (MTMX), se publicó: “Hermanos de Osorio Chong se hacen millonarios” ahí copian la información que publicó la revista Proceso:

“Los hermanos de Miguel Ángel Osorio Chong, exgobernador de Hidalgo y actual secretario de Organización del PRI, se enriquecieron súbitamente durante la administración del priista.

“Luis y Eduardo Osorio Chong acumularon, por separado, casi 100 millones de pesos en cinco cuentas del banco HSBC.

“El periódico Reporte Índigo publica este día copias de las cuentas bancarias de los hermanos del operador priista que exhiben una súbita riqueza que contrasta con su perfil profesional.

“En las cinco cuentas de los familiares del priista se detectaron coincidencias en el manejo de las operaciones financieras. Se hacían depósitos mensuales de hasta 2 millones de pesos. Al acumular 20 millones de pesos, los fondos eran transferidos a una segunda cuenta, y las cuentas originales eran canceladas. Las dos cuentas consolidadas de Luis y Eduardo Osorio Chong terminaban traspasando los recursos a una cuenta premier en la sucursal HSBC de Panamá […]”.

Mientras tanto en México, señala como fuente a la revista Proceso. Y sí, el semanario tituló el texto: “Hermanos de operador de EPN, millonarios de la noche a la mañana”. Ya que es un “fusil”, lo firma “La redacción”.

Sin embargo, y a pesar de que en el texto se señala, la indolencia del editor del portal Mientras tanto en México, le impidió visitar la fuente primaria: Reporte Índigo; de haber sido así, se daría cuenta, para empezar, que esa información se publicó hace más dos años, el 16 de mayo de 2012.

También se habría enterado que después del reportaje “El lanal de Panamá”; se puede acceder a “Niegan depósitos los Osorio Chong”. Debajo de la carta de Chong, aparece otra: “Rechaza HSBC existan cuentas”, firmada por “HSBC México. Lyssette Bravo. Head of External Communication/ HSBC Mexico and Latin America”. Más abajo se lee: “Interpondrá Indigo denuncia ante PGR”, ahí se indica que “Reporte Indigo Cinco Días interpondrá esta mañana una denuncia ante la PGR para exigir la investigación de las cuentas de la familia Osorio Chong:

“El abogado Luis Enrique Rivas Huerta, en su calidad de apoderado legal del medio, es el encargado de presentar la querella ante el ministerio público federal […]”.

Del resultado de esa demanda, da cuenta la revista el viernes 20 de julio de 2012: “Exoneran a los Osorio en caso HSBC-Panamá” con el subtítulo: “Dice PGR que documentos aportados por Reporte Indigo son insuficientes y carentes de valor probatorio. Decreta el no ejercicio de acción penal” (http://www.reporteindigo.com/reporte/ mexico/exoneran-los-osorio-en-caso-hsbc-panama#. VOV6z0Rgf2A.twitter). En el cuerpo de la nota se lee:

“Los hermanos Luis y Eduardo Osorio Chong fueron exonerados de las denuncias de presuntos envíos de 100millones de pesos de cuentas de HSBC en México a cuentas off-shore en Panamá.

“La Procuraduría General de la República realizó una investigación a petición de Reporte Indigo, para verificar la autenticidad de los estados de cuenta de los hermanos de Miguel Osorio, exgobernador de Hidalgo y cercano al equipo de transición de Enrique Peña Nieto”. […].

“De acuerdo al banco HSBC de México, los estados de cuenta de las diversas cuentas son apócrifos, porque según la institución bancaria estas cuentas no existen”.

Al final, la revista se disculpa:

“Reporte Indigo extiende la corrección editorial correspondiente y pide una disculpa a los presuntos involucrados, Luis y Eduardo Osorio Chong, así como a su hermano Miguel Ángel Osorio Chong”. No obstante la disculpa, no eliminó la información.

Independientemente de lo que se pueda suponer, la revista no pudo probar la verdad de lo que publicó.

Señala que Craig Silverman, que un periodista solo es bueno en la medida en sus fuentes también lo son: “esfuérzate en encontrar los interlocutores más idóneos y confiables para tus historias”. Se debe verificar antes de difundir.

En muchos casos, las fuentes pueden darnos mentiras maliciosas o inocentes; por eso la necesidad de verificar todo. Los maestros dicen que siempre se debe preguntar a la fuente: ¿Cómo lo sabes?

Por su parte, Proceso publicó el mismo día la respuesta de Osorio Chong: “Operador de EPN niega súbito enriquecimiento de sus hermanos”, lo que le sirvió para repetir la información vertida en “Hermanos de operador de EPN, millonarios de la noche a la mañana”; solamente se omitió la “entrada”.

Proceso, manifestó ansiedad por compartir la información de un escándalo para la campaña de Enrique Peña Nieto y replicó a Reporte Índigo. No obstante al aparecer el resultado de la PGR, debió transmitir o replicar lo que publicó sobre ello Reporte Índigo pero en el número 1862 del 22 de julio de 2012 no aparece, tampoco en el número del 29 de ese mes y no lo hizo en su sitio web.

Omitir esa información y privilegiar la anterior es una falta de ética. Proceso debió anotar la conclusión de Reporte Índigo porque para miles de lectores, esa información sigue siendo válida (el último comentario en su página es del 27 de enero de este año).

Silverman indica que la información errónea inicial “será retuiteada más que cualquier aclaración que venga después”, por lo que propone las rectificaciones sean difundidas “casi con exageración”.

Al mantener fijo ese texto provoca que medios como Mientras tanto en México, lo reproduzcan. Lo que sería de escándalo es que el editor de ese medio (y los demás que la difunden) no dudara sobre la fecha, ni porque en el texto dice que Osorio Chong es “actual secretario de Organización del PRI”.

Esto es una parte de ese “nuevo periodismo” del que hablaba en el número anterior de etcétera: reproducir lo que otro publica cuando existe algún interés extra periodístico, digamos. Y ser omiso ante la aclaración.

A veces, Proceso sí acepta el error. El miércoles 4 de junio de 2013, el hebdomadario publicó: “Cambia Peña nombre del presidente chino; lo llama Juan Yin Juan Yin”; la nota decía: “En un nuevo error de pronunciación, el presidente Enrique Peña Nieto le cambió el nombre a su homólogo de China, Xi Jinping”; y publicó el video de YouTube, que como ocurre casi siempre con temas referentes a EPN, se volvió viral.

Sin embargo, lo que EPN dijo, pero en mandarín, fue “Bienvenido a México” (“huanying” significa “bienvenido”). Dos días después, la revista publicó un tuit donde decía que retiraba la nota; y un segundo, de disculpas: “En realidad el presidente le daba la bienvenida al mandatario chino. Lamentamos el grave error y ofrecemos las más amplias disculpas”. Pero faltando a la ética no publicó esas disculpas en su portal.

“El amarillismo cómo práctica periodística tiene dos características esenciales: exagerar la importancia de hechos que subjetivamente no la tienen, magnificando sucesos secundarios, irrelevantes o más propios del cotilleo que de la información seria; e inclinarse ante los instintos más mezquinos y rastreros de las masas, adularlos e, incluso, atizarlos, para ganarse la audiencia como sea y al precio que sea”. (J. Ortiz). Citado por José Manuel Burgueño en La invención del periodismo informativo.

El historial de desatinos del Presidente hacen que cualquier cosa que diga pueda ser usada en su contra, como ocurrió el 20 febrero de 2014, en una reunión con Barack Obama y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper. Peña expresó: “los intercambios comerciales de los tres países superan un millón de millones de dólares al año; un billón en español, un trillón en inglés”.

La burla fue viral. No obstante, esta vez sí atinó EPN. Un billón, para nosotros, es un millón de millones. Y un trillón equivale a un millón de millones para los anglosajones.

“Se trata de un error basado en una mala traducción del inglés, dado que en este idioma un billion equivale a mil millones, y un trillion, a un billón; el empleo equivocado de estos términos puede confundir a los destinatarios de las noticias en las que aparecen”, dice la Fundéu BBVA.

Cuando Milenio “informó” del fallecimiento de AMLO

Siete años antes, una nota estremeció a un sector de lectores. El 25 de febrero de 2008, Milenio Diario publicó en su portal que Andrés Manuel había sido asesinado: “Fractura en el PRD tras fallecimiento de AMLO: Acosta Naranjo”. El diario informaba: “El dirigente de la corriente perredista Nueva Izquierda llamó a una lucha contra la extrema derecha yunquista tras el asesinato de AMLO”.

Es superfluo señalar la falsedad de la nota, cuya fuente era atribuida a Notimex; quien decidió publicar el texto no supo leer y dudar del contenido, cuyo protagonista señalaba que el crimen pudo ser “organizado por las mismas fuerzas presidenciales”. Acosta Naranjo sospechaba también “de la participación de terroristas alemanes enlazados con una publicación mexicana”; incluso se mencionaba que, para substituir a AMLO, “sonaban” los nombres de Jorge Emilio González Martínez y Hugo Sánchez. La falsa información estuvo expuesta en el portal de Milenio casi una hora, de las 18:34 hasta las 19:25.

Los lectores tienen derecho a saber qué ocurre en estas circunstancias, pero Milenio no se disculpó. Conviene aclarar que sí hubo una entrevista real con Notimex, donde Guadalupe Acosta, “advirtió sobre una fractura en el partido si persiste la campaña de odio y desacato al estatuto alentada por militantes y reflejada en las agresiones contra legisladores”.

Que los medios pretendan hacer como que nunca se publicó la información, colabora a la crisis de credibilidad que afronta el periodismo. La ansiedad por publicar un asunto relevante hace, que cuando la índole de los involucrados es notable, un rumor o una falsa información sea creíble. Hay clichés como el de “Si tu madre te dice que te ama, compruébalo”; que se le atribuye al editor de City News Bureau de Chicago, Arnold A. Dornfeld. No obstante, se usa más para hacer una apostilla simpática que para seguirlo a pie juntillas.

La fuente es elDeforma

Antes de los tiempos mundialistas, el 24 de noviembre de 2013, se coló a varios medios importantes una nota realizada para fines jocosos del portal elDeforma.com: “Listos los grupos para el Mundial, hackers revelan la información”. La nota fue replicada por medios como El Universal, que al percatarse de que era falsa, la eliminó pero no se disculpó.

También el portal 20minutos.com cayó con el bulo; el 27 de ese mes publicó: “Aseguran hackers haberse infiltrado en servidores FIFA”; la fuente era Notimex. Ahí sigue esa falsa información.

Días después de esas pifias en los medios el 4 de noviembre de 2013, Cuauhtémoc Cruz Isidoro, en un texto titulado: “Lección de periodismo”, publicado en La Jornada de Oriente, refiriéndose a los que cayeron en la broma, dijo:”Los periodistas y editores de estos medios olvidaron algo básico de las clases de periodismo: corroborar la veracidad de la información y de la fuente”.

También señaló que “la necesidad de ganar la nota, de tener en el portal o el programa lo que se está comentando al instante o poder conseguir el mayor número de seguidores o audiencia, provoca que en ocasiones, tal como sucedió, se tome por cierto cualquier dato que se publica en la red, sin filtro alguno, sin investigación de por medio, sin un trabajo periodístico detrás”.

Cruz Isidoro habló de la responsabilidad “y con un compromiso hacia los lectores, porque este tipo de errores no solo pone en evidencia el trabajo que realiza el periodista, sino también pone en riesgo su credibilidad y la del medio”.

Muy interesante el punto tratado por Isidoro pero, como divulgamos en el número anterior, en La Jornada de Oriente y La Jornada, se publicaron la foto de “duckface y mirrey” de Acapulco y la nota sobre Lucero y el Teletón, y ahí sí, ambos guardaron un sepulcral silencio.

Afirma el académico y periodista francés Jean-François Revel: “La gente de la prensa, poco proclive a criticarse a sí misma, no estudia suficientemente los errores de sus predecesores. Por eso, a su vez, comete otros parecidos”.

Estos ejemplos indican que la búsqueda de la exactitud está descuidada. Lo criticable también es la poca importancia que se otorga al lector, al que se ignora en su derecho a saber por qué se incurre en estos errores. Al parecer lo códigos éticos no se siguen; cuando los hay; porque ante la ausencia de éstos, se puede pensar que no les conviene porque, de esta manera, eluden su responsabilidad ética.

No es necesario que un “derecho al olvido” sobre las notas con datos falsos sea parte de una legislación; debería ser parte de la autorregulación de los medios. De ahí también la importancia de nombrar a un defensor del lector. Así, el lector será reconocido, no como un consumidor cualquiera, sino como un sujeto de derecho.

El trabajo del periodista es contrastar, la información, aplicar su criterio o el de otros compañeros experimentados ante ciertas frases de las sospechosas; consultar con otras fuentes. Seguimos a Ignacio Ramonet en su libro La explosión del periodismo:

“Es necesario descontaminar la información y exigir un decrecimiento de su volumen. Menos información pero mejor información. De la misma forma que existen alimentos ‘orgánicos’, en principio menos contaminados que el resto, deberíamos poder obtener una especie de ‘información orgánica’, poder comprar un periódico con el sello “sin mentiras’, consultar una web que exhibiera la etiqueta ‘desprovista de rumores’, ver un programa de televisión con el rótulo “no testeado en ciudadanos’ o escuchar en la radio el jingle ‘producto con información verificada'”.

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