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¿Que Sandra Montoya tiene videos bien pornos con Cuauhtémoc Blanco y los va a mostrar? ¿Que Ceci Galliano quiere otro hijo y por eso le pide a su marido que la espere ya listo en babydoll pa cuando regrese a casa? ¿Que Ludwika (la) Paleta (que todos quieren chupar) no se arrepiente de nada?
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Desde hace poco menos de ocho años, circula en puestos de periódicos una revista semanal que según se lee en su edición en línea tiene la finalidad de proporcionarle a los lectores notas duras sobre los famosos, explotando de manera explícita la picardía cotidiana del pueblo mexicano, con un lenguaje que hace gala del caló y del erotismo humano. Su nombre: Óóórale!
Autoproclamada como ¡el original tabloide que cada semana dice sólo la neta!, en las últimas ediciones sus páginas han dado cuenta de que Sabrina no se reconstruiría el himen, porque a las dos horas ya querría coger; de que si Ninel Conde, Lorena Herera y Lis Vega están buenísimas, es de tanto echar pata; de que el luchador Intocable tiene el tilín chiquitín, pero se puso calcetín.
En complemento a esta oferta informativa, también han difundido una investigación especial a propósito del manual de seducción de los microbuseros ¡Tienen algunas técnicas que siempre aplican y nunca fallan, las de cajón!; un escalofriante reportajazo acerca del sexo con muertos ¡Esta perversión sexual puede provocar contagio de hepatitis o incluso sida!, y, no podían faltar, los lepoltes especiales de Shin-Guetas, enviado especial a la Chinada para seguir de cerca los Juegos Olímpicos.
Eso sí, siempre reservando los espacios al servicio de la comunidad, como la columna Vive sin pedos, con los útiles y prácticos consejos de Sarita para no dar el cebollazo o para disimular un cachondo chupetón, y, por supuesto, el Consultorio Sentimental de Gabriela del Rincón, donde se ofrece orientación para aquellos entrampados en dilemas del tipo Dejo que me dé nalgadas, pues pienso que soy una mala niña o ¡El novio de mi mejor amiga es gay y me pide sexo en secreto!.
¿Quién lee toda esta mierda?, uno se pregunta. Y sin apenas contestar, uno recuerda que lo mismo se preguntó cuando echó el primer vistazo a la portada de la revista, para de inmediato hacer suyo, por ¡sólo 10 pesitos!, uno de los cien mil ejemplares que la publicación en cuestión dice tirar. ¡Órale! ¡Órale y chale!
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(…) de qué protegía a José José: de la prensa. Nosotros lo único que queríamos es que nos platicara, que hablara, y si no estaba de humor, pues sólo tenía que decirlo (…) A los periodistas nos pagan por conseguir noticias (…) Pero bueno, ya saben que siempre los de la culpa somos nosotros (…) ¡Son chifladeras!.
Y por si a alguno no le parece, ahí está la entrevista con Carmen Salinas, a manera de apoyo moral:
Cómo les voy a tener miedo (a ustedes, representantes de los medios), ni loca que estuviera, ni que fueran qué, ¡por favor! Ustedes para qué se dejan, zonzos. Me dio mucho coraje que le pegaran a Marquito (Silva, reportero de Tele Fórmula) porque ninguno de ustedes se mete con nadie (…) No se pasen de reata los señores de seguridad.
Y uno se contesta: cierto, muy cierto, nada es inempeorable.
