jueves 28 marzo 2024

México-Colombia: paralelismos

por Humberto Sesma Vázquez

La inseguridad en nuestro país tiene algunas semejanzas con lo ocurrido en Colombia, donde la guerra contra el narcotráfico tomó dimensiones nunca antes vistas y obligó a los medios a crear frentes comunes no sólo para continuar informando sino para defenderse de los ataques a sus periodistas e instalaciones.

etcétera echa un vistazo al caso colombiano a través de Mauricio Aranguren Molina, corresponsal en México de RCN-Bogotá Televisión, una de las cadenas más importantes de aquel país sudamericano.

¿Cómo se fue gestando la situación en Colombia?

El caso Pablo Escobar y su poderío en el narcotráfico podríamos situarlo entre 1985 y 1987, año en que Escobar se pone la soga al cuello, podríamos decirlo de esa manera, al asesinar al entonces Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Esa guerra contra Pablo Escobar comienza con gatilleros y mantiene esa dinámica hasta la década de los magnicidios, cuando fueron asesinados cuatro candidatos presidenciales antes de las elecciones. Todo esto fue obra de Escobar y obviamente de gente que pescaba en río revuelto en ese entorno.

¿Cómo enfrentó el gobierno la situación?

Ahí son dos etapas en la Colombia de 1986 y de 1993, año en que muere Escobar. Era una Colombia muy distinta a la que hoy existe, hablo desde el punto de vista militar, tanto en la inteligencia militar, como el presupuesto, como capacidad del Estado, y para responder a la criminalidad había problemas estructurales muy graves de corrupción en la policía. Miles de razones hacían muy complicado de manejar el problema porque obviamente Escobar era un hombre muy rico, puso su dinero por delante, y el Estado terminó usando una herramienta muy importante: como no podía combatirlo con el dinero sucio, con las armas, porque tampoco el Ejército estaba suficientemente dotado para evitar los magnicidios y los asesinatos y ataques contra la población civil, el gobierno trató de manejarlo a través de la ley.

La principal ofensa para Escobar, el momento en que lo controlan, es cuando Colombia aprueba la extradición de colombianos a los Estados Unidos, decisión tomada por el gobierno de Virgilio Barco, y eso cambió radicalmente el escenario. Sobrevino entonces una guerra muy dura en la que hubo más de mil muertos de civiles; bombas, atentados terroristas.

Entonces se reforma la ley para ya no extraditar colombianos a Estados Unidos y los ánimos con Escobar se calman. Al final se negocia y Pablo se entrega en 1992. Si vamos al caso mexicano, vamos a ponerlo en otros términos, cuando los criminales han avanzando tanto en términos militares y en términos de corrupción política, tienen tanto dinero, el gobierno no tiene otra opción que combatirlos mediante la ley, pero de ninguna manera negociar con ellos, no negociar la ley, pero sí negociar las entregas.

¿Qué pasaba en Colombia en el ámbito mediático?

Cuando empezaban las agresiones en contra de los periodistas, que es lo que está pasando en México, éstos empezaron a trabajar juntos: para cierto tipo de eventos (los reporteros) van en grupos, nunca se cubre solo, se hizo una reunión de corresponsales con los medios y se tomó esa decisión, había informaciones muy delicadas, muy comprometidas. Por ejemplo, los corresponsales extranjeros que estaban amenazados por Escobar, como el caso de Raúl Renúa, de Univisión, llegó el caso que los corresponsales en las ciudades como Medellín, le hacían los informes a Raúl, le grababan las entrevistas, se las pasaban y él hacia la edición.

En el caso del narcotráfico hay una unión en ese sentido, investigaciones en conjunto se hicieron muchas, pero yendo un poco más a fondo en el tema de la colaboración y la ayuda. Los directores tomaron conciencia y se reunieron ejecutivos de radio, de televisión y de prensa y lo que se hizo en Colombia fue integrar con periodicidad a los directores de medios, y cada mes una reunión. De ahí surgió una mecánica de trabajo como la de dar empleo en otro medio a un periodista o rotar corresponsales.

¿En qué situación estaban los medios regionales?

Los medios de comunicación locales sufren muchísimo, porque son los que menos capacidad de reacción tienen. No son tan grandes, no son de nivel nacional y los intimidaban totalmente, y ante esa intimidación no hay nada qué hacer, porque es “informas o te matan”. Lo que hicieron todos los medios de comunicación nacionales fue ayudar a los regionales, apoyar a los periódicos locales a superar sus problemas.

Por ejemplo, el caso de El Espectador que, por un editorial, Escobar dinamitó al periódico y asesinó a su director Fidel Cano.

¿Cerró o sigue abierto?

Sigue abierto, pero ese día, el día que vuelan El Espectador, el periódico se publicó en las rotativas de El Tiempo, su competencia, y todos los periodistas se van a trabajar a El Tiempo y se integran todos a la misma redacción.

También en México los periodistas que cubren esta parte del narcotráfico ya no firman sus notas.

Si esa fue una de las fórmulas de la Sociedad Interamericana de Prensa, es una de las grandes recomendaciones de esa época.

¿Cómo ves el caso mexicano?

Tiene la misma gasolina que en Colombia, eso me queda claro, la misma gasolina que es el narcotráfico, que es el tráfico de armas, que aquí es un problema más grave que en Colombia. En México los narcotraficantes están más y mejor armados y son más ricos de lo que fue Pablo Escobar y lo que fue el Cártel del Norte del Valle y el propio Cártel de Cali, y tienen más influencia sobre la sociedad de la que tenían en su momento Escobar y todos los carteles colombianos.

El caso de Jesús Blancornelas es una excepción y te puedo nombrar héroes periodísticos, a personas que han sacrificado su vida o han salido del país por investigar y contar la verdad. En México no veo, ni en las regiones ni a nivel nacional, un compromiso real, por reformar a la policía. Un compromiso real para combatir el lavado de activos que es uno de los golpes más bajos que se le pueden dar a los narcotraficantes.

Pero digamos que la situación aquí no es el caso colombiano. Creo que México y Colombia tienen sus propias circunstancias, lo que se vivió en Colombia no se puede comparar en su totalidad con lo que se vive en México. En lo único que se pueden comparar es en lo negativo y lo despectivo que significa para una sociedad la falta de control a la actividad criminal del narcotráfico, porque al final quiere ejercer el poder político siempre, para protegerse asimismo y va a querer comprar la justicia. En ese sentido son exactamente iguales, y Colombia es el ejemplo para México.

¿Te atreverías a dar una sugerencia a los medios mexicanos para afrontar esto?

Sí me atrevería a dar una sugerencia: reuniones periódicas de los directores de medios y que compartan las experiencias con los directores de medios regionales y nacionales para bien, para publicar lo que les está pasando y darles importancia nacional e internacional, convocar a la prensa extranjera también, porque ese es el gran problema, la prensa extranjera tiene un gran papel que jugar en una guerra como esta.

En el caso de Colombia al final lo que más daño le hizo a Escobar no fue la prensa interna sino la prensa extranjera y los medios nacionales. Entonces, en la medida que los medios trabajen unificados en ese momento la situación cambiará.

La época de los valientes se acabó. Si los medios se reúnen entre ellos y pueden hacer investigaciones colectivas podría funcionar de mejor manera, o por lo menos, si no hacen investigaciones colectivas compartirlas: Si publico esto como medio regional me van a matar, pero se puede compartir esa información con los medios nacionales y apoyarse en ellos para publicar, y eso tiene un efecto real.

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