jueves 18 abril 2024

Los colaboradores

por Ruth Esparza Carvajal

Históricamente, la deuda más fuerte que ha tenido etcétera es con sus colaboradores. Y no nos referimos al monto financiero, ese lugar lo ocupa la imprenta con 30% de nuestro déficit que era, como en la anterior entrega informé, de casi 750 mil pesos. (Con el incremento del promedio de las inserciones publicidad que dejó la edición pasada, éste se redujo en cerca de 650 mil pesos.)

En una cifra global, el pago que debemos a los colaboradores es de 105 mil pesos. Éste es uno de los rubros que más nos preocupa y, por eso, destinamos cerca de 20% de cada ingreso a orientar el gasto respectivo, aunque en este año difícil sólo hemos cubierto 50 mil pesos –la prioridad está en el pago de impuestos, los salarios, la renta y el papel, junto con una porción mínima a los servicios de la imprenta para no poner en riesgo la circulación de la revista–. Sabemos que pagamos muy poquito, alrededor de mil pesos por plana, y también reconocemos que debemos hacer algo, y rápido, por incrementar tales honorarios.

Desde aquí, reiteramos el compromiso con el pago a todos los articulistas, reporteros y ensayistas, pronto les estaremos llamando para que pasen a recoger su cheque, si no esperan nuestra comunicación al respecto, también se los agradeceremos. Pero desde ahora podemos decir que nuestra principal deuda con ellos no es la económica , muchos ni siquiera cobran, sino la que implica su labor estoica y disciplinada.

Nosotros no somos sin ellos, los colaboradores. Sin el rigor de Fernando Mejía en el ámbito de la radiodifusión, sin el juicio enterado de Rubén Aguilar en el rubro de la comunicación política y sin la visión de los expertos en telecomunicaciones como Fernando Buttler y Clara Luz Álvarez, nuestra oferta editorial quedaría menguada. Lo mismo sucedería si no contáramos con la ironía punzante de Fedro Carlos Guillén y de Efrén García, los recuerdos de Alejandro López para entender al presente o la revisión pulcra de la oferta de los medios que hace Mario Campos o las entrevistas de Verónica Díaz que ponen en el balcón a personajes públicos para que éstos hablen de su perfil poco conocido. Entre todo esto no faltan, ni faltarán porque es una causa central de etcétera, los temas relacionados con las radios comunitarias, esperamos seguir contando con los puntos de vista de Aleida Calleja y Elfego Riveros, además de Alfonso Gumucio, integrante de nuestro Consejo Editorial.

La estructura editorial de esta revista tiene un punto central de referencia, hablo de los ensayos ocasionales de José Carreño Carlón, Fátima Fernández y Ernesto Villanueva, por ejemplo, además de los que elaboran para nosotros varios intelectuales y escritores de América Latina, como Sergio Marelli e Iván de la Torre; recientemente se integró a este equipo, y nos da mucho gusto, la reportera Andrea Recúpero, gracias a lo cual hemos tenido espléndidos reportes de la situación de los medios en Argentina. Es imposible numerar a todos los colaboradores del continente que han publicado aquí y que seguirán haciéndolo. Sólo remito al lector a los reportes que sobre el tema hemos publicado a propósito de lo que pasa en las regiones de este continente. Recientemente se ha reincorporado una vieja conocida de ustedes y muy querida amiga nuestra, para dar una visión global de los temas mediáticos en el mundo: me refiero a la muy respetable María Cristina Rosas.

Uno de los esfuerzos principales que orienta a la confección de la revista es partir del hecho de que los medios de comunicación han dejado de ser un tema sólo para enterados o expertos. Y por eso, sin dejar de atender al comentario académico, buscamos formas distintas de entender a los medios, las creemos más enriquecedoras pero, en todo caso, usted es quien juzga. A mí sólo me resta agradecer, en nombre de todo el equipo de etcétera, a nuestros colaboradores.

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