jueves 28 marzo 2024

Lo público y lo privado en Internet

por Sergio Octavio Contreras

Este artículo se publicó originalmente el 24 de junio de 2013.

Con la penetración social de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), está emergiendo un escenario donde los usuarios comparten fragmentos de su vida diaria para poner al descubierto su privacidad: fotografías de lo que les pasa, ideas que definen sus circunstancias, estados de ánimo, logros, fracasos, etcétera. La nueva forma de interacción digital que se vive a nivel planetario está borrando las fronteras en lo público y lo privado.

Internet permite construir canales de comunicación individuales, grupales o globales donde los usuarios en forma consciente o inconsciente pueden diluir los diques que resguardan la intimidad. En la era digital las vivencias de las personas circulan con cierta libertad en Facebook, Twitter o YouTube, y en bastantes ocasiones los asuntos particulares se divulgan a terceros sin que estos sean los destinatarios del mensaje. Si bien lo privado transita sin aduanas hacia lo público, también es común que desde una investidura pública se lleguen a difundir posiciones personales.

Un ejemplo reciente se registró en México, donde Andrea Benítez, hija de Humberto Benítez Treviño titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), se quejó a través de su cuenta en Twitter (@Andy Benitezz) del “pésimo servicio” que recibió en el restaurante Maximo Bristo. Dos horas después de haber publicado el tuit, inspectores de la Profeco clausuraron el lugar. La molestia fue porque no encontró lugar para comer en Maximo Bristo y no tenía reservación. Desde su posición privada movilizó a una institución pública que depende del Estado. El hecho fue condenado y bautizado en las redes como #LadyProfeco y desembocó en que el presidente Enrique Peña Nieto ordenara la destitución de Benítez Treviño.

A lo largo de la historia occidental, se pueden citar las diferencias entre la esfera pública y la privada. Por ejemplo a partir del derecho lo privado se vinculó a los pactos que se realizaban entre particulares, mientras que lo público era aquello que permanecía sujeto a leyes de carácter general. En el nacimiento de los Estados modernos en el siglo XV, lo público alcanza una caracterización que se deriva de actos institucionales mientras que lo privado son acciones de particulares, de esferas personales.

Desde otra perspectiva, David Hume consideró que la relación entre lo privado y lo público se da a través del contrato social, el cual legitima al Estado al ser aceptado por el individuo en forma gradual y sin consentimiento. En la concepción de John Locke, la dicotomía es más clara a través de la propiedad privada (del individuo), en oposición a la propiedad pública (lo colectivo). También podemos acudir al concepto de publicidad para distinguir ambos campos: lo público sería algo que es “abierto al público”, actos realizados frente a espectadores, mientras lo privado es lo opuesto, lo que sucede o se hace en secreto (Bobbio, 1989).

Hoy en día es común encontrar en las redes sociales a millones de personas distribuyendo fragmentos de su vida familiar, videos de sus mascotas, fotografías de cumpleaños, estados de salud, adicciones (drogas, alcohol, armas, etcétera) y lugares de ubicación, o bien lo contrario, a personas con algún cargo público desde diputados, procuradores, ministros, gobernadores o presidentes, que utilizan sus cuentas oficiales como ventana a su privacidad.

De la intimidad a la plaza

Durante la segunda mitad del siglo XX, diversas teorías que analizaron los efectos de la comunicación sobre las audiencias centraron parte de su atención a la forma en la cual los medios tradicionales comenzaron a invadir la vida privada. En un principio fue la radio, luego la televisión y después la prensa sensacionalista quienes explotaron la intimidad de “famosos” y en las últimas décadas de personas ajenas a la exposición mediática.

La televisión fue el medio que elaboró una gran cantidad de herramientas invasivas para atraer a las audiencias con fines mercantilistas. En la década de los setenta del siglo pasado comenzaron a difundirse videos chuscos con situaciones accidentales de la vida privada que las audiencias enviaban a las empresas televisivas. Para los ochenta se popularizaron en Estados Unidos nuevos géneros como los talk shows.

Para finales de los noventa, a nivel mundial una gran cantidad de cadenas de televisión transmitieron programas de “confesiones” y los primeros reality show, destacando Big Brother, producido en 1999 por la empresa holandesa Endemol. La “tele-realidad” exponía en pantalla lo que ocurría en la privacidad de los individuos. En esta época apareció el primer canal dedicado a presentar hechos reales: Reality TV. La señal mostraba dramas familiares, choques carreteros, persecuciones, crímenes, incendios, terremotos, tornados y hasta rescates de mascotas. Para la televisora que difundía hechos cotidianos y privados, las imágenes son el resultado de la furia de la madre naturaleza y las consecuencias devastadoras causadas por errores humanos. Para John Langer, los protagonistas de la televisión real, se convierten en víctimas atrapadas en diversas circunstancias donde al final son ayudadas por cuerpos de rescate, militares o valientes ciudadanos, aunque también los civiles se convierten en víctimas por su propia torpeza.

En las últimas dos décadas, el desarrollo de Internet y sus innovaciones modificaron profundamente el escenario de la esfera pública y privada que había construido la cultura mediática. La posibilidad de que los internautas pudieran poner a disposición de otros sus propios contenidos o bien que a través de artefactos técnicos (como las cámaras de vigilancia o los programas de espionaje) observaran la vida de las personas, vino a transparentar la privacidad del individuo (Whitaker, 1999).

Como ejemplo de este último punto citemos el caso de la escuela preparatoria Lower Merion de Pennsylvania (www.lmsd.org). En 2010 entregó computadoras personales a más de mil alumnos, pero lo que los estudiantes no sabían es que los aparatos Apple contaban con un software espía que copiaba cada determinado tiempo la pantalla de la computadora para detectar a estudiantes que se comportaran en forma inapropiada. El asunto terminó en una demanda de los padres de familia contra el centro escolar y una multa por invasión a la vida privada.

Pero la exposición de trozos de intimidad en la red por parte de los usuarios nos lleva a preguntas que necesitan una respuesta encuadrada en el actual paradigma social: ¿qué efectos ha tenido en la concepción de lo privado y lo público la exhibición virtual?, ¿hasta qué punto lo privado que se publica en la red puede ser utilizado por terceros para otros fines? y ¿por qué en Internet lo institucional o público puede no tener diques cuando se trata de asuntos privados? En la red abundan casos de personas que perteneciendo a la esfera púbica trasgreden la ética institucional mediante conductas privadas, como fue el caso del senador estadounidense Michel S. Bennett, quien en plena sesión legislativa fue captado mientras observaba en su computadora imágenes de mujeres desnudas.

En Internet las consecuencias por la falta de límites entre lo público y lo privado son diversas: escándalos, rupturas amorosas, acosos sexuales, suicidios, demandas penales, chantajes emocionales, “satanización pública”, ciberbullying, etcétera. Ha quedado demostrado empíricamente que los datos personales que son ventilados en la red pueden llegar a ser utilizados para todo tipo de objetivos, como es la usurpación de la identidad o la satisfacción de parafilias.

A continuación se presentan algunos casos que ocurrieron en distintas partes del mundo y que tuvieron determinadas repercusiones individuales o colectivas producto de la exposición en la red.

La preferencia sexual puede provocar serios líos cuando de marinos se trata. Esto le ocurrió al militar Timothy McVeigh (trabajaba en las costas de Hawái a bordo del barco USS Chicago) al ser dado de baja del ejército por haber revelado en su cuenta personal de AOL que era homosexual. El 12 de septiembre de 1997 un investigador de la marina norteamericana obtuvo de un ejecutivo de AOL los datos personales del oficial al hacerse pasar como amigo del militar.

Cuando McVeigh regresó de un recorrido por el mar las autoridades castrenses lo acusaron de haber publicado en Internet que le gustaban los hombres, además le fincaron supuestos delitos por practicar actos de sodomía e indecencia. Ante tal situación McVeigh abrió una página de denuncia en Yahoo! (www.geocities.com/ Pentagon/9241), para informar sobre la intromisión a su vida privada. AOL dio de baja la cuenta del marino despedido¡ acusándolo de escribir cartas en cadena contra la empresa.

Otro caso de autoridades lo protagonizó el Ministerio del Interior en Rusia aldejar sin empleo al policía Alexey Dymovsky por haber “colgado” en 2009 un video en YouTube donde revelaba actos de corrupción al interior de la corporación. El video del oficial que laboraba en la ciudad de Novorossiisk alcanzó más de 700 mil visitas en los primeros días y motivó a los cibernautas para que abrieran páginas en redes sociales y blogs con el fin de denunciar la decadencia de la policía rusa.

Un caso reciente de doble moral se registró a principios de mayo de 2013 cuando Olivia Sprauer, de 26 años de edad, fue despedida como maestra de la secundaria Martin County en Florida luego de que realizó una sesión de fotografías sensuales. Las imágenes fueron vistas por las autoridades educativas luego de su difusión a través de un portal profesional de modelaje (www.modelmayhem.com).

Los despidos por publicaciones en Internet también se presentan en las empresas. Tal fue el caso de Crips, empleado de Apple que fue expulsado de la compañía luego de que a través de su cuenta en Facebook hizo críticas a los productos de la empresa para la cual laboraba. Otro caso se presentó en noviembre de 2011, cuando Lindsey Stone colocó en su perfil de redes sociales una fotografía captada en su visita al cementerio nacional de Arlington, donde descansan los restos de soldados muertos en combate. La cibernauta aparece haciendo una seña obscena al lado de un letrero que dice “silencio y respeto”. La imagen causo indignación en la sociedad red al grado que se crearon grupos en Facebook (www.facebook.com/FireLindseyStone) para “lincharla” virtualmente. Días después fue despedida de la organización civil donde trabajaba (Living Independently Forever).

Los videos o fotografías tomadas por parejas mientras llevan a cabo actos sexuales también llegan al ciberespacio. Así ha ocurrido con algunas parejas de la farándula, como Pamela Anderson y Tommy Lee quienes en 1998 provocaron un revuelo en Internet luego de que comenzó a difundirse un video casero pornográfico. La pareja entabló una demanda por daño a la privacidad, argumentando que alguien había robado el video de su casa para mostrarlo a la opinión pública.

En situaciones similares encontramos a Paris Hilton con su novio Rick Salomon, quienes grabaron en el año 2001 el video “1 night in Paris. La producción que muestra escenas sexuales grabadas con un lente infrarrojo y otras más en interiores, fue difundida en la red por Salomon a quien Hilton demandó por difamación y daño a su imagen pública. En México durante el año 2004 comenzó a circular en la red un video pornográfico protagonizado por la actriz Michelle Vieth y su esposo Héctor Soberón. De acuerdo datos registrados en Google, la producción casera tenía enlaces en más de 9 mil sitios.

La divulgación en Internet de material íntimo también alcanza al poder político. Mark Foley, republicano y miembro de la cámara de representantes en Estados Unidos, tuvo en 2006 cibersexo con hombres jóvenes que eran empleados del Congreso. Los mensajes electrónicos fueron indagados por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y por el departamento de policía. A final de dicho año, Foley renunció al cargo y su carrera política terminó. En 2012 durante la contienda electoral en Rusia, el portal Lifenews.ru (de tendencia oficial) publicó conversaciones telefónicas privadas del aspirante opositor Boris Efimovich Nemtsov así como fotografías “comprometedoras” mientras vacacionaba con su novia, la cual fue calificada como “prostituta”.

En octubre de 2010 comenzó a circular por las redes sociales y YouTube un video que mostraba a una pareja teniendo relaciones públicas al aire libre en la torre del Palacio Real de Olit, en España. El video había pasado desapercibido hasta el año 2011 cuando un cibernauta identificó a la protagonista de la escena: Ilse Uyttersprot, alcaldesa de Aalst, Bélgica e integrante del Partido Popular Europeo. La política reconoció a través de su cuenta en Twitter (@ilseuyttersprot) la veracidad del video.

Otro hecho que se convirtió en escándalo en las redes sociales lo protagonizó Anthony Weiner, congresista demócrata por Nueva York. En junio de 2011, el político renunció a su puesto luego de que a través de su cuenta en Twitter envió a varias mujeres fotografías donde posaba semidesnudo. Después de haber cerrado sus perfiles en las redes sociales por más de un año, el pasado 22 de abril Weiner reabrió su cuenta en Twitter (@anthonyweiner).

En junio de 2012 una niña de 12 años publicó una fotografía en su perfil de Instagram donde aparecía junto a una botella y escribió el texto “desearía poder tomar este vodka”. La imagen generó la irritación de su madre, la escritora Reshonda Tate Billingsley, quien como castigo obligó a la menor a publicar una nueva foto con un cartel donde dice arrepentirse por la imagen y anuncia su retiro de las redes sociales. El ejemplar castigo causó una polémica social entre críticas y apoyo por parte de los internautas.

El popular baile exótico “Harlem Shake” que invadió Internet durante los primeros meses de 2013 provocó problemas a los usuarios que compartieron sus videos. En Australia 15 mineros fueron dados de baja de sus trabajos luego de que los propietarios de la explotación acuífera de Agnew los vieron bailando en YouTube. Esta misma suerte corrieron en Bulgaria un profesor de secundaria que fue obligado a firmar su renuncia después de bailar en compañía de sus alumnos, en Brasil autoridades de una notaría pública de la ciudad de Novo Hamburgo cesaron a seis servidores públicos y en Gran Bretaña una bibliotecaria de la Universidad de Oxford fue separada de su puesto luego de permitir que estudiantes grabaran un video en el lugar.

También lo que se publica en la red puede generar problemas legales. A finales de 2011, Isaiah Cutler publicó en su perfil de Facebook varias fotografías donde aparece junto con tres adolescentes mostrando grandes cantidades de dinero. Los jóvenes fueron detenidos por la policía tras descubrirse que el dinero exhibido correspondía a un botín obtenido en un asalto a un supermercado en Pittsburgh.

Durante enero de 2012 un estudiante cristiano egipcio, de nombre Gamal Massoud, publicó en Facebook dibujos satíricos de Mahoma. Usuarios de la red lo denunciaron ante las autoridades por considerar que se trataba de una burla contra el profeta. El estudiante fue arrestado durante cuatro días y acusado de insultar al Islam, lo que provocó disturbios de cristianos en la zona de Assuit, al sur de Egipto. En abril de dicho año, el cibernauta fue condenado a tres años de cárcel.

En noviembre del mismo año el tuitero chino Zhai Xiaobing publicó una parodia a las películas de terror “Destino Final” para burlarse del XVIII Congreso del Partido Comunista Chino, al afirmar que durante la inauguración se desplomaría el techo del lugar y morirían todos los asistentes. El netciudadano fue detenido y su computadora confiscada por la policía.

Durante el pasado mes de abril, una joven de 20 años de edad de nombre Jennifer Pawluk, publicó en Instagram un dibujo que muestra el rostro del vocero de la policía de Montreal, Ian Lafreniere, con un balazo en la cabeza. La policía llegó al domicilio de la cibernauta donde cateó su vivienda, la puso en arresto por más de nueve horas e inició un juicio en su contra por la sospecha de pretender atentar contra un policía.

En mayo de este año, a través de Facebook se difundió una fotografía que muestra a una persona ahorcando un perro en Veracruz, México. La imagen provocó indignación al grado de que las autoridades municipales de Tuxpan y algunos grupos de activistas en Internet iniciaron una “cacería” digital para dar con la identidad de la persona que aparece presuntamente dando muerte a una mascota.

Conclusión

La tecnología en red da mayores posibilidades a los cibernautas para comunicar porciones particulares y colocarlas a la vista de una colectividad que opera a nivel global. Pero aquello que es privado y llega a lo público, no siempre representa para el emisor un beneficio comunicativo a partir de la interacción y el debate de ideas. En ocasiones lo que alguien publica puede generar conflictos de todo tipo dado que las posturas o contenidos particulares pueden ser utilizados en contra de los intereses del cibernauta. La red es un espacio público donde debe prevalecer la libertad, es un espacio abierto y así debe permanecer, pero la exhibición de lo privado depende del usuario, de su autorregulación.

Referencias

Boobio, Norberto (1989). Estado, gobierno y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.

Langer, John (2000). La Televisión Sensacionalista. España: Paidós.

Whitaker, Reg (1999). El fin de la privacidad. Barcelona: Paidós.

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