jueves 18 abril 2024

Libre expresión de la sexualidad: un tema irrenunciable de derechos humanos

por etcétera

Un tema irrenunciable de derechos humanos

De nuestros años felices

Durante la segunda mitad del siglo pasado buena parte de los países del globo asistimos a uno de los cambios más profundos y de más largo aliento de nuestra historia reciente. Entre el clamor juvenil por la paz mundial, la psicodelia y el Rock and Roll surgió un aluvión sexual cuya incidencia registramos hasta en nuestros días.

Aquella explosión provocó el revoloteo de la minifalda y el deslumbre del bikini frente al azoro y la oposición de las buenas conciencias que mereció la cárcel, en Chicago por ejemplo, a las mujeres que portaran esa prenda de playa. Y qué decir de la pastila anticonceptiva y los escollos que libró y que fueron más difíciles que el condón, y es que, la llamada “liberación sexual” de la época, también tuvo sus atavismos. Creemos que esto último es lo que explica que hace más de 50 años no se plantearan con toda la fuerza los derechos de los homosexuales y que fueran confinados al clóset o solo como banderas aún más marginales.

A la ampliación de los derechos

No obstante esa desigualdad de la aspiración por la igualdad de los sexos –el feminismo y la lucha contra la discriminación racial, entre otros movimientos sociales– los motores juveniles trajeron consigo en los setentas, al menos como atisbo, la exigencia de los derechos de los gais para lograr la libre expresión de las preferencias sexuales, enfrentar la homofobia y sobre todo para ver cristalizados sus derechos como ciudadanos en las legislaciones. Y esto fue lo que, a finales de los años setentas, ocurrió en ciertos lugares de Estados Unidos, primero, y en Europa después.

Las exigencias de las organizaciones lesbico-gay se han extendido a amplios sectores en todo el mundo, por lo que, en un eco de aquella revolución sexual, es cada vez más amplia la convicción de que las democracias modernas tienen la obligación de garantizar los derechos a la visibilidad pública de los homosexuales -a vestir como quieran y a manifestarse en las calles si así lo desean sin ser estigmatizados–, al matrimonio entre ellos y a gozar de las garantías institucionales y asumir las obligaciones de cualquier ciudadano, como el derecho de adopción y el de recibir los beneficios de la asistencia social.

Los avances son parciales aunque, constantes. No exageramos al decir que los medios de comunicación, en particular en Internet, diario constatan alguna discusión al respecto, por ejemplo sobre el matrimonio gay, igual en Uruguay que en Estados Unidos, Canadá, México, Colombia, Brasil y Argentina; en Bélgica, Francia, España y Dinamarca así como intensas discusiones en Irlanda y Alemania. Los editores de etcétera constatamos satisfechos estos avances.

Un terreno contrastante

Hace apenas cinco años el gobiernó francés exigió ante la ONU que la homosexualidad fuera despenalizada a nivel internacional, lo cual indica, por supuesto, que hay países donde ésta se criminaliza sobre la base, en algunos casos, de que se trata de una enfermedad. Por eso es que, con el apoyo del Vaticano, se opusieron aquellos regímenes. El tema sigue en discusión pero cada vez más naciones coinciden con despenalizarlo, hay hasta el momento cerca de setenta entre los que se encuentran, además de los antedichos países, Japón, Israel y Cuba.

Buena parte de las naciones de Africa, China y Rusia de ninguna manera están de acuerdo con desvanecer la criminalización de la homosexualidad y menos con integrar sus derechos al marco legal. Es decir, dentro de las noticias cotidianas también se halla el registro de la homobofia. Más aún, las lesbianas y los homosexuales son perseguidos tanto, que en el caso de Rusia bandas de criminales los persiguen y los matan, lo cual es uno de los más grandes horrores de la vida contemporánea en el mundo.

Apesar de esto, la tendencia mundial es favorable a la amplicacion de los derechos de los gais Los principios de Yogyakarte que extienden la Declaracion Universal de los Derechos Humanos contempla a homosexuales, bisexuales, transexuales y transgénero.

Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición“.

Por los derechos gais

Una y otra vez hemos expresado nuestra postura editorial en favor de los derechos de los homosexuales, bisexuales, transexuales y transgénero México y en todo el mundo. Cotidanamente en el portal de etcétera opinamos al respecto y dejamos registro de los avances y de las atrocidades homofóbicas.

Al publicar estas cuatro fotografías reconocemos el trabajo de Margarita Estrada, nos unimos a la alegría de este transexual, y desde el Palacio de Cortés, en Cuernavaca, Morelos, expresamos un grito en favor de sus derechos y el de todos.

Marcha de la diversidad sexual, Cuernavaca Morelos Fotografías de Margarita Estrada

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