sábado 20 abril 2024

Las grietas periodísticas de Excélsior

por Orquídea Fong

Un tema recurrente en las reflexiones de medios y periodistas es cómo hacer frente a los desafíos del entorno digital. Es un hecho que los ejemplares en papel de diarios y revistas circulan cada vez menos y que hay medios cuyas versiones impresas han desaparecido y sobreviven sus plataformas web. Al respecto, el debate es tan apasionante como complejo.

En el caso de Excélsior, una revisión cotidiana de su sitio web y redes sociales nos deja en claro que se esfuerzan por no perecer en la guerra por el clic, ya que, a más tráfico, mayor es el número de anunciantes que se pueden conseguir. Un medio es un negocio y actualmente, aquél que no consigue visitas a su sitio web, está condenado a no sobrevivir.

Pero, para mala fortuna del diario −que forma parte de grupo Imagen− dichos esfuerzos son disparejos y muestran que la ética no es precisamente el faro que guía su navegación. Y tampoco, por cierto, la uniforme calidad editorial. Por supuesto, su intención primordial, tener tráfico, se cumple, pero en detrimento de un capital más valioso: la calidad.

Tiene en su favor una robusta plantilla de reporteros, redactores y colaboradores, además de alianzas con diversos sitios que le proveen contenido, lo cual le permite ofrecer cobertura en toda clase de temas y elaborar numerosos suplementos. Esto representa una ventaja indudable, ya que de esta manera se asegura que toda clase de audiencia tenga algo que le interese.

La experiencia y solidez del diario, encabezado desde hace varios años por Pascal Beltrán del Río, es innegable en materia de temas políticos, económicos y culturales. Donde desbarra es en aquellas áreas en las que ha detectado ocasión de ganar el clic: los sucesos en redes sociales, los temas “virales”, la nota roja y la sección “Excélsior Sexy”.

Además, es notoria la falta de uniformidad en calidad editorial, pues en tanto nos ofrece excelentes plumas y redactores experimentados, publica sin más notas de agencias mal traducidas y peor redactadas, así como notas tomadas de medios menores que, a la vista salta, no pasaron por la mano de un corrector de estilo.

Encontramos graves errores también en el manejo de sus redes sociales, en la elaboración de cabezas o títulos de notas, en darle a cualquier cosa el rango de información y en el abordamiento de casos sensibles en materia de género.

Redes sociales

Hay una distancia muy notable entre la estrategia editorial del diario y el manejo de redes sociales. Éste es un error muy común en toda clase de empresas y medios de comunicación. Piensan que las redes sociales son sólo cosa de gente entusiasta de Internet y no procuran conseguir perfiles con una sólida formación comunicativa y, en este caso, periodística.

Dos elementos erróneos destacan en la forma en que Excélsior lleva su Facebook: la continua falta de puntos finales en los copies y la frecuente editorialización y banalización de la información para volverlas notas “clicbaiteras”, término que se emplea para distinguir a aquellos contenidos que buscan jalar el “clic bait” mediante títulos engañosos, morbosos o con insinuaciones sexuales.

Un ejemplo destacado es una nota sobre Mónica García Villegas, dueña del Colegio Rébsamen que se derrumbó durante el sismo del 19 de septiembre. Excélsior informa que García vació su cuenta bancaria. En Facebook, presenta la nota en dos momentos diferentes, con copies incorrectos (desde el punto de vista periodístico) en ambos casos.

En un post señala: “El cinismo tiene nombre”. En el otro: “Que está ‘enferma y perturbada’ por la muerte de 19 niños, dice su abogado ¡Pues no se nota!”.

Frecuentes son también las notas sobre modelos y actrices que posan desnudas o semidesnudas. En este tipo de notas, quien escribe los copies de Facebook suele señalar que es una nota para “el taco de ojo”.

Sensacionalismo y poco cuidado editorial

Excélsior cae en prácticas de amarillismo o sensacionalismo en no pocas notas. Lo hace en aquellas donde encuentra tema propicio al choteo, en lugar de abordar los sucesos de manera seria, como corresponde al periodismo que Excélsior dice practicar (“objetivo y crítico”).

Encontramos como ejemplos destacados: “‘Agarra la ‘jarra’ secretario del PAN en Jalisco… y choca contra árbol”. O “¡Santo Dios! Hallan droga en cuadros de imágenes religiosas”. La mencionada nota sobre la dueña del Colegio Rébsamen lleva, dentro del portal, la siguiente cabeza: “¡Dueña del Colegio Rébsamen no para!, ahora vacía cuenta bancaria”. Encontramos también ejemplos de falta de cuidado en redacción y estilo. Por ejemplo, una nota que habla de la captura de la hija de Felipe de Jesús Pérez, el “Ojos”, la menciona como “presunta hija” en el cuerpo de la nota, pero la llama simplemente “hija de El Ojos” en el título, sin aclarar el porqué de la duda sobre el parentesco entre ambas personas.

Como mencionamos arriba, son frecuentes las notas tomadas de agencias internacionales, como EFE, AFP y Reuters, traducidas del inglés, que no son pulidas por un corrector, sino que son reproducidas sin atender a la correcta sintaxis del español.

Sucesos que no son materia periodística

Excélsior se ha engolosinado en este rubro. Es claro, para cualquier periodista con formación correcta, que no todo lo que sucede en el mundo es materia periodística. No nos detendremos a explicitarlo, ya que es un tema complejo. Lo que diremos únicamente es que no cualquier suceso puede elevarse al rango de información y Excélsior lo hace con harta frecuencia.

Ejemplos hay muchos. Uno de ellos, un detallado relato sobre lo que sucede en un video en el que unos jóvenes bailan al ritmo de la canción “La feria de Cepillín”. También dieron espacio y difusión al video “Así se pelearon dos parejas afuera del metro Hidalgo”, video grabado por un transeúnte, difundido en redes sociales y convertido en nota por Excélsior. Este video no muestra más que dos mujeres liadas a golpes en la calle, evento que no aporta absolutamente nada al intercambio público o a la vida nacional, función que debe cumplir el periodismo.

También destacaron el video “Perro de Macron se echa una firma”, en que se muestra a la mascota del presidente francés orinando. Excélsior dio mucho impulso a esta pieza como video recomendado o video destacado.

Otros ejemplos: “Se toma selfie en el funeral de su abuelo y la comparte por Face”, “Pedro Sola debuta como DJ”, “Salma Hayek pone celosa a esposa de Pierce Brosnan”, “Foto de joven sola en su cumple se vuelve viral”, “Yucatán promueve turismo con desnudos”. Pésimas notas en todos los sentidos.

Temas de género

En este sentido, Excélsior muestra una ambivalencia. En tanto que su plantilla de editorialistas y articulistas han abordado con seriedad y corrección temas esenciales, como el feminicidio de Mara Castilla y se mostraron adecuadamente cautos con el caso de la denuncia de Yndira Sandoval en contra de una policía de Guerrero, sus redactores de notas policíacas y de sucesos virales no muestran la misma perspectiva.

En este punto, sólo daré un ejemplo para poder ser más explícita.

“La amarran y golpean, al parecer, por infidelidad”. Agrega el subtítulo de la nota que: “En redes sociales circula un video en el que una joven es golpeada por un sujeto, al parecer, en venganza porque le fue infiel”.

Los parámetros de periodismo de género establecen que, al informar sobre violencia en contra de la mujer, el periodista debe cuidarse de redactar de manera tal que parezca que justifica la acción del agresor o que culpa a la víctima.

La nota de Excélsior da relevancia al motivo que llevó al agresor a golpear y amarrarla, fortaleciendo la noción, tan extendida, de que una mujer infiel merece castigo. A esto se agrega el hecho de que, como en tantos otros casos, la “fuente” del diario es algo que circula en redes sociales.

Además, mostrar el video por medio de una plataforma de tanta penetración como Excélsior, lo único que hace es revictimizar a la mujer agredida, al exhibirla humillada, sometida y exponerla al escarnio.

El periodismo no puede tomar como fuente algo “que circula en redes”. Las redes sociales no son una fuente informativa, son un medio de difusión y los mensajes que circulan en ellas pueden ser de la más alta calidad, como pueden ser basura.

“Imágenes fuertes”

Como resultado de su afán por ganar el clic, Excélsior se ve, con frecuencia, en la disyuntiva de publicar o no contenidos cuestionables: animales lastimados, mujeres siendo golpeadas y más”.

Con una absoluta falta de ética, el diario no renuncia a piezas que pueden traerle tráfico, pero se lava las manos con la hipócrita advertencia: “Imágenes fuertes, se recomienda discreción”.

Así lo hizo en una pieza que describe un video de una mujer que alimenta a sus perros con animales pequeños, video que no aporta nada, que, nuevamente, tomó de las redes sociales.

El propio Pascal Beltrán del Río, a cuadro en Excélsior TV, usa la consabida fórmula al presentar un “reportaje especial” sobre las actividades sexuales en el último vagón del metro, titulado “La Cajita Feliz”.

Estas son las grietas que presenta la labor periodística de una de las plataformas de medios más grandes en México, puesto que además de versión impresa, tiene portal web, suplementos varios, canal de televisión y asociación con otros medios de Grupo Imagen.

A nuestro juicio, Excélsior tiene todo para lograr una penetración periodística poderosa, sin necesidad de caer en las peores prácticas. Siendo un gigante de los medios, se comporta como un menesteroso del clic.

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