martes 16 abril 2024

Las cronicas del secuestro

por Javier García Wong Kit

Van a cumplirse once años de aquella fiesta que ofrecio el embajador japones en el Peru, interrumpida porlaincursión armada de un grupo terrorista que secuestró a los invitados, y io que nos queda hoy son muchas dudas y un reguero de tinta que intenta contar, explicar y denunciar los pormenores ocultos de un hecho doblemente nefasto.

Corría diciembre de 1996 y las olas del terrorismo de los noventa volvieron a retumbar cuando 14 integrantes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), comandados por su líder Nestor Cerpa Cartolini, ingresaron a la residencia del diplomático nipón ubicada en San Isidro, tomando de rehenes a cerca de 700 personas.

Desde aquel 17 de diciembre, reconocidos políticos, altos mandos militares, grandes empresarios, fun-

cionarios extranjeros, entre otras personalidades, vivieron un infierno de 126 días que culminó cuando el presidente Alberto Fujimori ordeno ejecutar el plan de rescate.

Se trataba de una incursión militar empleando untunelconstruido desde una casa contigua, y por el cual se deslizaron 142 comandos armados que Iiquidaron a todos los terroristas, rescatando a las 72 personas que permanecían prisioneras, con el saldo de un rehén y dos oficiales muertos.

En la historia

Aquella riesgosa misión fue celebrada por todo el pais y aplaudida por la comunidad internacional, que de esta forma veia caer derrotada a una agrupacion que en los ultimos años habia sembrado el miedo en las calles, al realizar secuestros al paso para exigir sumas economicas que servirían para financiar su causa.

Los lazos del MRTA llegaban hasta Bolivia, teniendo en la selva del Perú un territorio donde operaban con cierta libertad. En las cárceles del pais, los miembros de su agrupacion eran presos de alto riesgo, al punto de que en una ocasión escaparon gracias a la construcción de un túnel desde el exterior.

El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) habia combatido con dureza a estos terroristas con un grupo paramilitar especial que cumplio con la “guerra de baja intensidad”, que años después significaría el primer juicio a un ex mandatario peruano por violación de los derechos humanos.

Su accionar era tan drástico como el del grupo terrorista, que por otro lado estaba integrado por unos cuantos caudillos y una vasta legion de jovenes reclutados en las provincias. Aquel 14 de abril, día del rescate, se cerraria un capítulo dela historia violenta del Peru del cual no se deja de hablar ni de escribir.

Testigos y tetimonios

La larga saga de libros escritos en torno a este suceso empezo con tres publicacionestestimoniales en 1998: Rehen voluntario, 726 días en la residencia del embajador de japon, escrito por Luis Rey de Castro y Juan Julio Wicht, La casa del embajador, de lvlorihisa Aoki, y El menor riesgo era morir, de Dany Chávez.

El trato de los captores, la convivencia en el cautiverio y los hechos que los marcaron durante el encierro se pormenorizan en estos libros a los que le seguirían otros dos escritos por periodistas: Los secretos del tunel, de Umbertolara (Editorial Norma, 2007) y Sombras de un rescate, de David Hidalgo (Editorial Planeta, 2007).

Ambos, ademas de detallar aspectos poco conocidos del secuestro y la liberación, concentran parte de sus investigaciones en el desenlace, donde la sombra se posa sobre la ejecución extrajudicial de al menos un terrorista rendido; lo cual fue denunciado por los medios de comunicacion sin mayores consecuencias.

La participacion de ejecutores infiltrados en la misión de rescate no solo es una sospecha, sino que se sustenta con documentos y con el testimonio de un rehén, convirtiendo el logro atribuido a Fujimori en un hecho que la Comisión de la Verdad y Reconciliación recomendo investigar y que aun sigue en la nebulosa.

Aporte peiodístico

Secuestrados” como se encontra- ban los medios de comunicación y la justicia peruana durante el gobierno de Fujimori, tuvieron que pasar unos años, hasta 2001, para que el caso llegara al Poder Judicial. Sin embargo, no se hallaron las pruebas necesarias para evidenciar las ejecuciones.

Alas denuncias periodísticas vertidas por los equipos de investigación de diversos canales y medios escri- tos, se suman estos dos libros que, según sus enfoques, contribuyen al entendimiento de una misión que fue heroica pero que no deja de tener un desenlace controversial.

Jara narra con sencillez, sostenida emoción y cierta subjetividad los antecedentes, el contexto y los pequeños detalles que revelan los grandes rasgos de la historia, ademas de advertir aspectos como el maltrato que recibieron los mineros que cavaron el túnel del rescate.

Hidalgo, por su parte, se vale de documentos, partes policiales y entrevistas para reconstruir minuciosamente cada escena que, puesta una tras otra, suman un relato real y extraordinario, cuyo desenlace pone en evidencia el procedimiento que evitó que los peritos forenses obtuvieran las pruebas necesarias para cambiar el final de la historia.

Formas y estilo

Provenientes de escuelas periodisticas distintas, Jara ha pasado por la radio y televisión mientras que Hidalgo ha cultivado mas la crónica, cada uno argumenta su investigación con estilo propio. Jara busca el impacto del lector con las armas de la ficcion e Hidalgo grafica los hechos con evidencias, sumergiéndose en las entrañas de éstos.

La narración cronológica de Jara, que ofrece pasajes memorables al referir los días de cautiverio de los rehenes y el perfil maquiavélico de Néstor Cerpa, se desvanece en las últimas páginas, donde el rescate pierde fuerza y número de páginas, a pesar de contener el clímax de la historia.

Palabra de Hidalgo

La investigación de Hidalgo le sigue el rastro a los cadáveres hasta su irregular entierro, poniendo al descubierto las artimañas del gobierno. Quién ordenó que no se examinaran los cuerpos de los terroristas?, ¿que se hubiera descubierto al analizarlos?, ¿dónde están los videos que grabaron los militares en la residencia?, se pregunta el cronista.

Se trata de un tema con muchos cabos sueltos todavía, siempre ha existido la sospecha sobre lo que sucedio. Mi idea fue revisar todo el material publicado, yer que se podía recrear y enriquecerla historia con la mirada delcronista”, cuenta Hidalgo sobre su libro.

Eso le permitió detenerse en in- formación a la que no se le dio mucha atención, como los documentos desclasificados del gobierno de Estados Unidos, dandole una nueva interpretación a los hechos. En su opinion, sólo la suma de miradas y perspectivas permitira descubrir nuevas verdades.

Hubiera sido interesante encontrar una prueba, como los videos que se grabaron, que nos permitan tener otro panorama. Yo alentaría a que haya mas investigaciones sobre este tema, porque todavía hay mucho que ver, aunque los implicados en el encubrimiento se hayan acogido a Ia prescripción”.

Y es que si bien Fujimori viene siendo juzgado en el Perú, este caso no se incluyo y es probable que se quede sin resolver como tantos otros. Lo que queda claro es que desde los ideólogos del operativo militar hasta quienes ayudaron a enterrar la verdad guardan un secreto que algún cronista no tardará en contar.

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