viernes 19 abril 2024

La insustancial (bienal de radio)

por Emiliano López Rascón

Del 3 al 7 de octubre debía llevarse a cabo la undécima edición de la Bienal Internacional de Radio, sin embargo, a menos de un mes de su inauguración, la directiva de Radio Educación, organizadora del evento, informó muy discretamente que se suspendía hasta nuevo aviso. Bajo el sofisticado concepto: Corporalidades mediáticas: cognitividad, biotecnología y eticidad digitales se planteaba una edición especial para conmemorar 20 años de este encuentro que en sus 10 anteriores ediciones llegó a posicionarse como un referente internacional para los radioastas y sin duda el más importante de Iberoamérica.

 

En el comunicado 105/2016 dirigido al personal de la emisora, escondido en el asunto: “Acciones hacia el último cuatrimestre del año” se informa que dada la restricción financiera que opera en el sector público y la necesidad de atender las tareas sustantivas “…la institución ha considerado la necesidad de posponer la realización de LA 11ª Bienal Internacional de Radio, programada originalmente para desarrollarse en octubre de este año, confiando en que en un futuro más cercano posible existan mejores condiciones para garantizar que se pueda desenvolver en condiciones óptimas”. En seguida: “Radio Educación hace público su reconocimiento a todas las instituciones que se sumaron al proyecto, y de manera muy especial a los académicos, investigadores y profesionales que ya habían confirmado su participación”.

 

Así pues, dignos de explicaciones y agradecimientos están sólo las instituciones, personal administrativo de base y confianza de la dependencia así como los invitados que ya habían confirmado (muchos están algo más que desconcertados). Los demás resultamos tan insustanciales como la Bienal misma: colaboradores sin plaza, participantes en el concurso, gremio, asistentes que ya habían comprado boleto aéreo desde el extranjero: dos de Argentina y uno de España y bueno, la opinión pública, tan malhumorada, que mejor ya ni la registran.

 

En el portal de Radio Educación la Bienal nunca existió, entonces su diferimiento, menos. Ni un anuncio. En redes sociales, tampoco. Pero el portal de la Bienal siguió siete días sin un solo aviso y con una cuenta regresiva para la inauguración, como si nada sucediera. Desde el jueves 8 en tuiter ya se les advertía que la cuenta regresiva seguía generando confusión entre los interesados, a lo cual la responsable (?) parecía responder cuatro días después con poéticos tuiteos domingueros: “La noche nos alcanza tarde que temprano…” “…Para alcanzarse a sí misma, temprano, la noche se dilata. Tarde. Me alcanza la tarde. Parece que es temprano para la noche… Temprano alcance el de la noche tardía…” para lo que se había hecho tardisísimo era para colocar un anuncio en el portal. Su jefe el director general tuiteaba dos días después: “Fiel a su talante de institución transparente, el contexto en el que @Radio Educación se vio orillada a posponer la bienal en nuestro portal”. Quién sabe que habría querido decir, pero lo mínimo transparente era definir si con “nuestro portal” se refería al de Radio Educación en el que no aparecía nada, para que lo malo no contara, o al de la bienal en el que recién se colocaba, como si el encargado no fuera el mismo funcionario.

 

Siete fueron también los días de retardo para emitir el discretísimo y poco transparente comunicado posteriores al cierre de las inscripciones al concurso de producciones radiofónicas que era parte fundamental de las actividades de la Bienal, como si quienes se tomaron la molestia de producir, preparar y registrar sus trabajos no merecieran ninguna clase, ya no de explicación, sino de aviso. Heroico esfuerzo requería unas líneas a los participantes que registraron sus direcciones diciendo “gracias por participar” y mínimo en qué estatus quedaba su registro: pendiente, pospuesto, cancelado, congelado o podrido.

 

La cosa ya venía mal, mención merece el bizarro diseño del concurso en cuestión que con el frívolo argumento de que se trataba de una edición especial, sumó los montos de los premios de las categorías anteriores para hacer sólo dos categorías: profesional y no profesional. En lugar de formatos radiofónicos serían temáticas, dos para cada categoría: en la profesional una sería Género (de estudios de género) , “Arte y Cultura” la otra. Nos imaginamos al jurado deliberando para valorar entre un reportaje, un programa musical, un radiodrama, una revista o una obre de radioarte, ¿Género? Vale; pero: ¿Arte y Cultura?… ¿Usted entendió? Nosotros en el gremio, tampoco.

 

La Bienal y la comunidad nacional e internacional congregada en torno a ella resulta pues insustancial, de tal suerte que si lo anunciado formalmente fue a 20 días puesto así entre paréntesis, del “nuevo aviso” y el “futuro más cercano posible” podemos esperar… sentados.

 

Encontramos aquí una radio-grafía de los malestares que aquejan a la gestión pública y no es la falta de recursos económicos el principal. Son recursos éticos, intelectuales, los que en primer lugar se echan en falta. Fácil es culpar a la cartera delgada y al “gobierno neoliberal y tecnocrático” Si lo bueno casi no se cuenta pero cuenta mucho, tal parece que para la lógica de los funcionarios lo malo casi no debe contarse para que no cuente en absoluto. Citándolos: “Gracias por su comprensión”.

 

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