jueves 28 marzo 2024

La docena de etcétera

por Fedro Carlos Guillén

Los astrónomos en Mesopotamia inventaron una cosa muy extraña, el sistema duodecimal, que consistía básicamente en dividir las cosas por docenas, aún lo hacemos con los meses del año, las horas del día o la compra de huevos que, como se sabe, son tan baratos como el caviar beluga. El caso es que la revista etcétera cumple la docena y es un buen momento para festejar la efeméride.

Llegué a esa revista cuando era semanario a inicio de los años noventa. En esos años del Señor el director era Raúl Trejo Delarbre, uno de los hombres más lúcidos que he tenido el gusto de conocer. La revista era variopinta y le entraba a todos los temas. Hacían un brindis anual en el que varios de los colaboradores sufrimos pérdidas cerebrales severas debido a la ingesta de etanol. Eventualmente Raúl le cedió la estafeta a Marco Levario y el semanario se convirtió en una revista mensual especializada en medios de comunicación, la única que conozco, lo cual no es mucho decir, pero sí con una calidad e imparcialidad que siempre me han admirado.

Son tiempos del todo o nada, de fundamentalismos y mucha tensión. Hay grupos que se constituyen en verdaderas Yihad que arremeten con todo y contra todo aquel que tenga la mala ocurrencia de disentir. En este remolino alivia como un remanso un medio que acoge a muchas voces, que cuestiona serenamente y que pone por delante invariablemente argumentos de la mejor ley. Esta no es una loa (después de todo yo colaboro en este medio y ni de lejos se me ocurriría ponerme de ejemplo) pero sí una cariñosa felicitación a una casa editorial que siempre me ha dado cobijo y libertad para expresar las incoherencias que se producen en mi misterioso metabolismo neuronal.

En etcétera he hecho muchos amigos y alguno que otro lector y he encontrado un análisis puntual de las cosas de la vida realizado por especialistas muy pulcros. Estos son tiempos también en el que lanzarse a la aventura de hacer una revista imparcial son más dignos de un apostolado que de la labor periodística.

En un país donde los gobiernos,de cualquier tipo, que son los que sostienen mayoritariamente a este tipo de publicaciones a través de la publicidad, eligen discrecionalmente dónde poner su dinero, el sacar cada número se vuelve tarea de titanes. Siempre hay rezagos y algunas deudas (supongo, porque tampoco soy el contador). El caso es que a pesar de los pesares la revista se imprime y tiene una página electrónica, ambas de muy buena calidad, cosa que no deja de asombrarme al hacerme cargo de lo difícil que la sobrevivencia editorial en un país donde Jordi Rosado es líder de opinión.

En doce años han sucedido muchas cosas, llegó Fox, ese pelmazo, a gobernarnos gracias a mis cuates los del “voto útil” que ahora no me pueden ver a la cara. Fuimos testigos y consignatarios de las “lavadoras de dos patas” y del descubrimiento de un literato que nadie conocía cuyo nombre es “José Luis Borgues” o aquella inolvidable de: “Los migrantes mexicanos hacen trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer”. Yo me atrevo a señalar que en diez años Estados Unidos estará suplicando, estará rogándole a México que le envíe trabajadores, y México no lo va a hacer porque va a tener ocupada a su gente”. También de la conmoción de 2006 y de un proceso electoral inédito que nos dejó en herencia a Felipe Calderón y su torpe guerra perdida “haiga sido como haiga sido”. Durante este tiempo a todos lo que nos da por la opinadera hemos tratado de estar atentos a los hechos de la vida para emitir opiniones sobre esa Hidra de mil cabezas que son los medios masivos. Hay, desde luego, tela de donde cortar y lo seguiremos haciendo con el mismo gusto de siempre, hasta el día que mi amigo Levario descubra que le doy gato por liebre y que lo que opino tiene el mismo valor que la opinión de Laura Bozzo, esa estadista y tan querida por todos.

Vuelen pues los abrazos y las felicitaciones a todo el equipo de etcétera, que ya habrá momento de festejar y de darnos un abrazo brindando, como siempre, a la salud de los enfermos. Que así sea.

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