jueves 28 marzo 2024

Falta una ley específica

por Virgilio Caballero

Los medios públicos están llamados a ser todo eso que no han hecho los privados, que jamás se han ocupado de los intereses de la sociedad. Los medios públicos se definen en primer lugar por su propósito de impulsar el pensamiento de la colectividad para comprenderse a sí misma, y deben dar a la sociedad los instrumentos, la información e incluso las vías de expresión para que su forma de enfrentar sus propios problemas sea conocida por ella misma. En el centro de todo está el carácter democrático de los medios públicos; en última instancia lo que los define es su búsqueda por contribuir a consolidar un régimen democrático.

Desde hace muchos años hace una falta enorme una ley federal de medios públicos. Su ausencia permite que éstos caigan constantemente en el arbitrio de sus administradores, o incluso, directamente, en el arbitrio de los gobernadores o gobiernos que los subsidian. Este vacío explica por qué cuando nace un medio público en algún estado, lo hace con un gran impulso innovador o incluso democratizador, pero llega el gobernador siguiente y los echa para atrás negándole o minimizándole el presupuesto.

En materia de financiamiento, el subsidio oficial es un recurso mediante el cual se somete a los medios públicos a realizar propaganda política de la peor factura.

Sin embargo, no se debe renunciar a éste. Si los medios públicos cumplen con su función, entonces de manera natural forman parte del sistema educativo. Incluso, como en el caso del Canal del Congreso, propusimos y así está en su reglamento, que la normatividad superior de esa emisora es la que ordena el artículo tercero constitucional, que es el que define a la educación. Si los medios públicos cumplen con sus funciones, deben recibir sus recursos fundamentales del sistema educativo del país. No hay que renunciar a esos recursos porque es una obligación del Estado.

También hay que buscar otras fuentes de financiamiento, una es que la ley que hace falta debe establecer que los medios públicos reciban por lo menos el 5% del gasto publicitario que se hace en los medios. Pueden también hacer una publicidad que no dañe a la salud, que no tenga que ver ni con la difusión del alcohol, los alimentos chatarra, y que sea limitada, pero que les permita recibir ingresos propios. Son tres alternativas que yo llamo financiamiento mixto.

Podemos tomar algunos rasgos y experiencias internacionales que son aplicables a nuestra realidad, pero hay que definir a la televisión pública a partir de los objetivos que persigue y éstos son irreproducibles de país a país.

Por ejemplo, cuando nos tocó realizar la televisión de Quintana Roo había que tener muy claro que estábamos en una situación de frontera y había un momento crítico en que el gobierno dictatorial de Guatemala llevaba a cabo acciones de guerra en la frontera con México. En el caso de la televisión de Oaxaca hubo necesidad de que los medios públicos se hicieran en los 17 idiomas que se hablan en ese estado: 16 lenguas indígenas y el español. Poner en la televisión a los pueblos indígenas tenía que ver, más que con un capricho intelectual, que para nada lo fue, con que los medios correspondieran a esa necesidad. En Sonora también estuvo en marcha durante el periodo de fundación la necesidad de expresar la presencia de los indígenas del estado; la experiencia de Guerrero de igual forma fue muy valiosa. Pero esto ya se suspendió, lo que siguió ha sido lamentablemente la copia con peores resultados de los formatos y a veces hasta de los intentos de contenido de las televisoras mercantiles del centro del país.

En el caso de la televisión de la ciudad de México, tenemos planteado que debe considerar sus condiciones específicas de carácter político, geográfico, étnico y cultural. Hay etnias originales como la náhuatl que tiene habitantes que mantienen viva esa lengua, sobre todo en las regiones rurales que rodean al centro geográfico del valle, y que incluso están organizados en una federación de hablantes. ¿Quién conoce esto? Pongo ese ejemplo para ver lo que no se ha expresado nunca. De la misma manera que no se conoce la historia de la ciudad, sus tradiciones, sus barrios, sus fiestas, la problemática específica de sus regiones. Todas estas características de la zona metropolitana hay que expresarlas de manera sistemática.

Es muy importante que el gobierno del DF haya anunciado que los medios públicos de la ciudad serán un ente autónomo, sólo de esta manera se garantiza que no se conviertan en caja de propaganda política. La organización interna requerirá de un consejo consultivo conformado por ciudadanos expertos elegidos muy estrictamente, que conozcan realmente del tema, que tengan una fama pública irreprochable y cuyas características en todo caso serán definidas por un reglamento de la radio y televisión del DF.

La manera de garantizar la independencia editorial del GDF es la más sencilla de todas: atendiendo en lugar de como lo hacen casi todos los medios a buscar a lo que dicen los poderosos, buscar lo que dice la gente. Voltearemos a ver a la sociedad fundamentalmente y no orientaremos nuestra mirada exclusivamente a la gente del poder como suele hacerse. Es una forma de garantizar el carácter democrático de la información.

También te puede interesar