viernes 29 marzo 2024

Experiencia Índigo

por Antulio Sánchez

Ya era tiempo de tener en el país un medio multimedia y Reporte Índigo (www. reporteindigo.com) es la primera experiencia que explota las virtudes del lenguaje digital. Y no sólo tiene la ventaja de ser el pionero en nuestro entorno al hacer una interfaz con tales características, sino en Latino américa. Es un producto de avanzada, no cabe duda, pero tampoco es del todo vanguardista.

Ya en otros momentos distintos medios habían transitado por ese terreno, aunque sin la firmeza de Reporte Índigo (RI), que mantiene una experiencia netamente multimedia. Antes de ésta, de periodicidad semanal, el caso más notorio de integración de texto, video y audio fue el de Alo.com, un portal de tercera generación que en su momento quería proporcionar una experiencia interactiva con contenidos multimedia, pero su afán de cambiar la forma de entretenimiento y de explorar la red quedó sólo en buenas intenciones, porque alpoco tiempo de surgir perecía como muchas de las volátiles empresas punto com. En el caso de los medios impresos, han ofrecido en sus sitios contenidos en distintos formatos, pero con una timorata actitud integradora de recursos multimedia, como Reforma, El Universal o el nada renovador ejercicio puesto en marcha hace poco por La Jornada con “La otra tele”.

En el caso de RI se está ante un proyecto multimedia e interactivo, que va más allá de lo hecho en este terreno. Pero a pesar de eso todavía no rompe con la idea de trasladar una revista impresa al mundo digital, sigue atado al concepto papel y no explora lo multimedia en toda su magnitud.

Reporte Índigo se debe a Ramón Alberto Garza, quien tuviera una actuación destacada en Reforma, del cual fue director editorial, del derrochador y fracasado portal de Televisa, esmas.com, de la gestación de la revista Cambio (la publicación puesta en marcha por el Grupo Editorial Televisa con el fin de trasladar el modelo de Cambio 16 a nuestro entorno) y de la reestructuración de imagen de El Universal, donde también tuvoun paso efímero.

Se puede dividir RI en dos niveles: técnico e informativo. En el primer caso parte de la idea de usar todo el potencial de la red y ofrecer una real experiencia multimedia e interactiva, se hace a medias. A pesar de que el diseño permite una gestión flexible de los contenidos, no todo es color de rosa pues descargarcada edición hace perder tiempo y, sobre todo, es una contradicción cuando lo que se privilegia en los tiempos que corren es la interacción en línea. La interactividad es modesta, falta todavía presentar opciones de manipulación de los contenidos, sobre todo los gráficos e incluso el audio, perolo más importante: está lejos de permitir que los usuarios construyan sus propias narrativas mientras exploran y navegan por Reporte Índigo. No es comprensible que a pesar que la edición es descargada tenga videos de mala calidad.

En el caso del sonido, que es un gran acierto cuando se tiene acceso a entrevistas o para escuchar ciertas notas, tampoco es del todo bueno. Respecto de las imágenes, es de contrastes: lo mismo hay cosas de buena definición que otras saturadas de demasiados pixeles.

Tampoco se puede soslayar que desde el punto de vista técnico es un problema que siendo un medio creado para desplegarse exclusivamente en línea se deba esperar una semana para renovar sus contenidos, pues un sitio que se precie de ser informativo si no se actualiza en tiempo real corre el riesgo de perecer.

En contenidos también la publicación camina en medio de altibajos. En todo caso RI debe verse como una experiencia más, como un ejemplo de la diversidad de medios y de circulación de contenidos.

Pero lo que no le queda claro a quien esto escribe es su futuro, porque como modelo de negocio no tiene consistencia en un momento donde el comportamiento incierto de los usuarios por aceptar las suscripciones a este tipo de medios es notoria y porque la compra de publicidad para los medios en línea ocupa franjas modestas como para pensar que pueda sobrevivir. Además, el capital de riesgo en este país es escaso y el poco que existe no prolonga por largo tiempo su apoyo, salvo que empiece a ver que hay retorno a sus inversiones. Ojalá que lo flojas que han estado las últimas entregas de RI no sea el preludio de su fin, porque no debe olvidarse que el mismo Ramón Alberto Garzano es la gallina de los huevos de oro como lo corroboran la mala fortuna que han corrido varios de sus proyectos anteriores.

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