miércoles 17 abril 2024

Es posible un periodismo de izquierda

por etcétera

Sin feligreses y que no difame en nombre de la causa

Durante los trece años que etcétera tiene como publicación especializada en el análisis de los medios de comunicación, o durante veinte si hemos de sumar la historia completa de este medio que antes fue semanario, no habíamos presenciado tanta resistencia a la crítica como la manifestada desde finales de noviembre, con motivo de la circulación del libro de Marco Levario Turcott, El periodismo de ficción de Carmen Aristegui.

Desdeñamos, por supuesto, el recuento de calificativos y acusaciones esgrimidas, incluso sin que la obra fuera revisada y, en estos términos, respondida para desprender de todo esto un intercambio provechoso. En contraste, opera esa especie de “conspiracionismo” al que nos referimos en la edición pasada “que desplaza las responsabilidades individuales”, digamos la de leer antes de hablar, “hacía un mal abstracto que lo explica todo” y del que resulta una división entre buenos y malos, por lo que la causa implica estar entre los primeros para la solaz tranquilidad de esta miopía.

Aquella inmanente religiosidad para encarar la exposición de las ideas y las convicciones no deja lugar al otro más que para condenarlo por su aviesa (e inconfesa) intención de lastimar la causa azuzado por oscuros intereses. Es un fervor similar al que cierta vez aludió Voltaire: “Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo”, por ello es que, junto al filósofo francés, lo que a nosotros nos anima es el poder de la razón humana.

En la democracia no existe interacción entre “buenos y malos”, ni hay tema vedado, por ello es que frente a la recreación de la suspicacia, etcétera y en particular su director mediante el libro ya citado, ejerce la libertad de expresión y, junto con ella, se hace responsable de lo que afirma, por ejemplo esto: el análisis de los contenidos de todos los medios de comunicación, de todos reiteramos, es una de las actividades que ayudan a mejorar la calidad informativa y el nivel del intercambio público. Por cierto, esa labor en Latinoamérica se despliega dentro de lo que se llama “Veedurías” y tanto en Colombia como en Perú tienen raigambre y solidez.

En México desafortunadamente son escasos los espacios que reflexionan sobre los medios -sus contenidos y sus intereses- y en este panorama etcétera continuará su trabajo alentando a las opiniones diversas y al debate entre los especialistas y los actores de la industria de las telecomunicaciones y la radiodifusión. Los directivos de la revista, naturalmente, continuarán exponiendo sus pareceres y polemizando con los distintos puntos de vista.

Junto con lo anterior, que representa una de las principales motivaciones de esta empresa editorial, se encuentra la exhibición de nuestras convicciones ideológicas y nuestro enfoque ético y profesional para el despliegue del periodismo de acuerdo con esos valores. Y en ese tenor preguntamos si solo existe una ruta valedera para desempeñar el periodismo y nos respondemos que no, que en el amplio mosaico de opciones informativas puede abrirse paso un enfoque de izquierda como el que sustentamos, a condición de ser claros con los lectores y los editores que se definan así, de izquierda, sin que ello signifique acuñar los vocablos condicionantes del “sería”, “supuestamente” o cualquier otro recurso con el que el periodismo sale herido, todo con tal de acuñar los ataques al adversario de la causa y además parecer valientes.

Refrendamos el periodismo de causas que no se incrusta en polo alguno sino que promueve su agenda en el espacio mediático, y una de sus causas esenciales es contribuir a mejorar la calidad de los contenidos y los pareceres que interactúan en la esfera pública. etcétera es una revista de izquierda que pugna por la transparencia de los actores políticos y, entre ésta, de los medios de comunicación también, que alienta al Congreso mexicano a configurar una ley de asignación de publicidad oficial.

Dentro de estas definiciones, como ha sido patente en nuestra historia, no estamos de acuerdo con la concentración en la propiedad de los medios radiodifusores, en especial la que ostentan Televisa y TV Azteca en las pantallas de televisión, y tampoco coincidimos con la existencia del monopolio de la telefonía fija y móvil.

Además de los temas concomitantes a su trabajo especializado (que nunca podrá abordar todos), al lector le consta que en etcétera asiduamente señalamos otros, a veces solo por el simple gusto de la recreación cultural e incluso visual, y otras porque nos parecen asuntos de primer orden, como la exposición de nuestro acuerdo por la legalización de la mariguana, la despenalización del aborto o la libre manifestación de las preferencias sexuales que implican el matrimonio y la adopción entre las personas del mismo sexo.

No somos ni pretendemos ser la única voz alternativa, pero no aceptamos ser acallados por quienes sí lo pretendan. Y en esa ruta, continuaremos este trabajo.

Les hacemos llegar un fuerte abrazo de año nuevo.

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