sábado 20 abril 2024

Eléctricas cartas amarillas

por Iván de la Torre

20 mil personas leen diariamente el blog de Harry y más de un millón ya visitó su sitio en Internet buscando novedades sobre su destino: ¿sobrevivirá a la guerra y volverá con su familia o la próxima carta será una notificación oficial anunciando su muerte en el campo de batalla?

Harry es Henry Bonser Lamin y su correspondencia puede leerse en “Primera Guerra Mundial: Experiencias de un soldado inglés” (http://wwar1.blogspot.com/)donde su nieto, un profesor de computación y matemática llamado Bill Lamin, postea cada carta exactamente noventa años después de escrita para que los lectores tengan la mismas sensaciones que su familia ante los silencios y las esperas interminables entre una misiva y la siguiente.

Bill descubrió las cartas cuando su abuela murió y su madre le mostró la correspondencia que había permanecido oculta durante cinco décadas.

“Sabía que las trincheras de la Primera Guerra eran, obvio, un lugar muy peligroso para estar, pero hasta que no leí las cartas en detalle por primera vez, cuando tenía 12 ó 13 años, no sabía que mi abuelo había estado tan involucrado en ella. […] Lo único que sabía era que había servido en el noveno batallón de York y en el regimiento de Lancashire. Dónde fue y qué hizo era prácticamente, desconocido para mí”.

Lamin encontró las cartas -que había olvidado hacía años en un cajón- mientras limpiaba su casa (“estaban en un paquete, atadas juntas con una goma”) y quedó tan fascinado al releerlas que decidió llevarlas al departamento de historia de su escuela para que las usaran en sus clases.

“Ellos me sugirieron que las publicara, y pensé en los blogs y cómo podía aprovecharlos para ayudar a la enseñanza. […] Cuando se me ocurrió la idea [publicar las cartas siguiendo las fechas originales] era 2006, la primera carta fue escrita cuando Harry se unió al Batallón de York, el 7 de febrero de 1917, y la publiqué en el blog el 7 de febrero de 2007, así que eran 90 años exactos y para mí todo tenía sentido”.

Bill, que antes dedicaba su tiempo libre al futbol, se volvió un experto en la Primera Guerra Mundial, transcribiendo cada carta con breves comentarios introductorios para darle sentido a las múltiples referencias familiares y sociales pero sin adelantar nada sobre el destino final de su abuelo.

Lo único que sabemos de Harry es que nació en 1887, pasó su niñez en una granja y trabajó en una fábrica de encajes hasta que fue alistado.

En 1914 se casó con Ethel con quien tuvo un hijo llamado Willie (el padre de Bill) que luchó en la Segunda Guerra, trabajó como empresario textil y ahora vive en un asilo de ancianos en Derbyshire. Harry también crió a una niña llamada Connie (Constance Wilkinson Lamin) nacida en 1910.

“Cuando encontré estas cartas, no podía encontrar las que le envió a su esposa -le confesó Lamin a un periodista. Estoy seguro que le envió muchas pero creo que ella las destruyó porque la guerra la alteró mucho; por eso, supongo, no guardó ninguna”.

Las cartas que sobrevivieron están dedicadas a los hermanos de Harry, Jack y Kate, y suelen comenzar con agradecimientos por el envío de comida y tabaco, comentarios sobre el clima, la vida en el campamento y la educación y salud de sus hijos.

La intensidad de las cartas creó un público adicto ante el que Lamin tuvo que justificarse más de una vez por la falta de novedades: “Hay un hueco en las cartas en este momento que no puedo explicar. Tal vez había un pequeño paquete que se perdió. No lo sé. Tal vez Harry estuvo de permiso durante ese tiempo y no escribió cartas”.

Sus lectores sufren estas ausencias como si los hechos estuvieran ocurriendo en la actualidad. Leer el blog es una adicción que Dave Ross comparó a una telenovela: “cada carta se parece a la escena de una buena serie dramática que te hace querer ver el siguiente episodio”.

Lamin reconoció en una entrevista para la BBC que sus lectores “están enganchados como si estuviese pasando ahora. Esperan que Harry sobreviva hasta el final de la guerra y, en la mayoría de los comentarios, dicen que todos los días aguardan la próxima carta”.

Ante la aparición de un nuevo post, después de un largo periodo de silencio, un lector escribió: “Estoy tan feliz de escuchar de Harry, estaba preocupado por que lo fueran a transferir de nuevo o que algo desafortunado le hubiera pasado”.

Gran parte de los seguidores del blog son descendientes de soldados o antiguos habitantes de los pueblos que visitó Harry: Luigi Pellizzari de Montebelluna, Italia, escribió un post contando que su abuela (nacida en 1896) le había descrito cómo los soldados británicos cambiaban chocolate y mermelada por leche fresca y “polenta”, además de confirmarle que, como Harry escribió en sus cartas, los soldados fueron los primeros en jugar al futbol en el pueblo.

También hay espacio para las polémicas: buscando material para el blog, Lamin descubrió casualmente que Connie, la niña que crió Harry era hija natural de Kate, quien tuvo que dársela a su hermano para poder seguir trabajando como enfermera, lo que permite entender las múltiples referencias a Connie que aparecen en las cartas de Harry.

Según Lamin, su abuelo fue ayudado económicamente por el padre de la niña aunque en ningún lado aparece su nombre y el propio Willie, cuando su hijo lo consultó, insistió en que Connie era la hija de un matrimonio del pueblo que su padre adoptó.

Connie murió el 21 de diciembre de 1929 y, -sugestivamente-, fue enterrada junto a Kate.

Las intenciones iniciales de Lamin -y su fama- parecen haberse ampliado considerablemente desde el origen del blog: ahora dedica cada mañana a revisar el sitio, chequear y contestar los comentarios y subir nuevas cartas: “lo primero que hago es conectarme y ver qué pasa. Me gusta ver cuánta gente leyó las cartas”.

Ante los diferentes medios que lo han entrevistado (especialmente la BBC inglesa), afirmó que la relectura de las misivas de su abuelo justifica el esfuerzo de difundir sus escritos en un libro: “Vemos un hombre reservado, en calma, que no se queja ni culpa a nadie por lo que le toca vivir. Acepta que debe ser fuerte para resistir con ánimo”.

Esa imagen de estatua moralista fue levemente empañada cuando una lectora llamada Julie acusó a Harry de ser paternalista y condescendiente con Katie al darle muchos menos detalles sobre su vida como soldado que a Jack. Varios lectores salieron a responderle.

Michael Koontz le escribió: “piense en las cosas que uno puede decirle a su madre a diferencia de lo que habla con su padre. Solo porque la información sea diferente, no significa que uno sea condescendiente.

También recuerde que él, probablemente, pensó que su hermana estaría interesada en ciertos temas y su hermano en otros”; mientras “Gustav’s great-granddaughter” (la bisnieta de Gustav) afirmó que: “a menudo los soldados autocensuran sus cartas para no preocupar a su familia. […] Actualmente recibo ese tipo de cartas de un sobrino en Irak: ‘nada para preocuparse, todo bien, estaré en casa pronto’. Eso no es sexismo, eso es instinto de conservación, tratando de no preocupar a la gente en casa con cosas sobre las que no pueden hacer nada”.

Finalmente fue el propio Lamin el que tuvo que explicar que “primero, estamos hablando desde un mundo muy diferente al de hace 90 años; y en segundo lugar, las palabras tienen significados diferentes para diferentes usuarios. Para uno es un importante concepto político, para otro una simple descripción”.

Después de la polémica, Bill reconoce que, tal vez, a su abuelo no le hubiera gustado tanta atención mediática: “estaría un poco apenado y choqueado. Es alguien que no quería ser una figura pública”.

El blog continúa activo con nuevos internautas ingresando para leer, de atrás hacia adelante, toda la historia de Labin. Después de todo, ellos saben algo que la familia ignoraba: el alto del fuego fue el 11 de noviembre de 1918. La pregunta es: ¿sobrevivió Jack o no?

Los lectores impacientes pueden saber el resultado de esta pregunta comprando el libro Letters from the Trenches que recopila las cartas originales (como disculpa por haber terminado mercantilizando la memoria de su abuelo, Bill ensayó diferentes explicaciones mientras tentaba a los posibles compradores: “espero haber capturado la simpleza y espíritu del original, usando el mismo material pero con una aproximación más fresca y una aplicación más rigurosa de la investigación”; poco tiempo antes había lanzado una serie de seis estampillas con la cara de Jack, según su autor, ideales como obsequio de navidad), o comenzar leyendo la primera misiva enviada e ir avanzando desde allí, sufriendo las angustias de quien, desde la seguridad de su hogar, teme por la suerte de un pariente cercano.

Otros Blogs

En www.captainrussell.blogspot.com están posteadas las cartas que el capitán Wallace Russell le envió a su novia durante la Segunda Guerra Mundial. Siguiendo el modelo de Bill, los lectores no saben, todavía, si Russell sobrevivió a la guerra.

Un lector llamado Thomas le prometió a Lamin un sitio “similar al tuyo” dedicado a la correspondencia de Else B., una mujer alemana, entre 1915 y 1962 (“El blog cubrirá la mayor parte de la vida de Else, no solamente la guerra”) pero éste todavía no fue creado.

Fragmentos de la correspondencia de Harry:

2 de Junio de 1917

“Querido Jack: Conseguimos mucho tabaco pero poco pan. Escríbeme cuando recibas esta carta y cuéntame todo lo que sepas. Me alegró recibir su carta”.

2 de junio de 1917

“Querida Kate: Jack me mandó algunas sardinas y pasta de pollo que puedo usar con el pan y la mantequilla. Me alegra que a Connie le vaya bien en la escuela”.

14 de julio de 1917

“Querida Kate: El tiempo es encantador, todos disfrutamos del paseo. Estoy bien de salud pero tuvimos una época difícil la semana pasada, cavando trincheras por la noche […] Es rudo pero podría ser peor”.

3 de octubre de 1917

“Querido Jack: Fritz (en referencia al ejército alemán) llegó como a las 5 de mañana. Te cuento que tuvimos un tiempo excitante durante una hora y media. Pero le ganamos, nunca llegó a nuestras trincheras. Eran como 200 y eran un equipo de asalto escogido… trajeron fuego líquido y bombas y de todo. Nosotros tuvimos 20 bajas y mataron al capitán, un buen tipo. […] No me sentí nervioso cuando dijeron que venían”.

25 de noviembre de 1917

“Querido Jack: espero que estés bien, como yo lo estoy ahora salvo por el dolor en los pies después de marchar. Mi dirección es la de siempre, pero tienes que poner Italia en vez de Francia. Cuando escribas, te agradecería si me enviaras un sobre y papel. No he comido pan blanco, últimamente nos alimentamos con las raciones italianas. Te agradecería me mandaras una encomienda, no recibí ninguna en semanas. […] Hemos visto algunos paisajes muy bellos mientras viajábamos. Pasamos cuatro o cinco días en tren. Es muy lindo el sur de Francia”.

18 de enero de 1918

“Querido Jack: acabo de recibir una caja de cigarros. Muy buenos, por supuesto. Los compartí. También recibí una caja de cigarros del Ayuntamiento Ilkeston. Las cosas deben estar muy malas para tí si solo te permitieron raciones tan pequeñas”.

7 de febrero de 1918.

“Querido Jack: recuerdo muy bien cuando estábamos en las trincheras… Nunca olvidaré los momentos que pasamos allí. No sé cómo nos las arreglamos a veces, espero que no vivamos nada igual otra vez. Teníamos que frotar nuestros pies cada mañana con aceite de ballena porque todos los días hacía frío por la noche”.

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