miércoles 24 abril 2024

El periodista digital

por Elias Said Hung

Las transformaciones generadas por la digitalización en las comunicaciones hacen que nos encontremos en un momento cercano a la alegoría de la cueva de Platón, en la que muchos construimos las realidades de nuestro alrededor, a través de sombras del conjunto de procesos que giran en torno a la telemática, tecnologías de información y conocimiento (TIC) y Sociedad de Información y Conocimiento (SIC), entre otros. Ello ante el estallido de una nueva generación de servicios que comienzan a surgir a través de Internet, los cuales han generado un conjunto de transformaciones al momento de crear, difundir y emplear la información transmitida en ella; difuminándose así las barreras que delimitan los modelos de información tradicionales con los surgidos a partir de este proceso. Ello, producto del “aplanamiento” del mundo de la información, donde profesionales del sector de las comunicaciones y usuarios intercambian sus roles constantemente.

Nos encontramos en medio de una realidad construida bajo el embrujo de las apariencias elaboradas desde las zonas oscuras, generadas por las incertidumbres propias de las fases iniciales de todo proceso y de la fluctuante y vertiginosa dinámica que éste posee. Sin dejar de lado las persistentes reticencias socioculturales y brechas generacionales, por citar algunas, que muchos individuos tienen, ante la diversidad de cambios, nuevos códigos y referentes que deben aprender y asumir para el aprovechamiento efectivo de las posibilidades de acceso a la información y potenciación de conectividad con otras personas que las tecnologías pueden brindar.

Entre las realidades o procesos percibidos a través de nuestros sentidos, nos ubicamos en frente a lo que ahora está en boga, a saber: el desarrollo y aplicación de la Web 2.0, la cual aún muchos investigadores y ciudadanos no terminan de entender, no perciben las verdaderas diferencias entre ésta y la Web 1.0 o puntocom, caracterizada por conceptos como página de inicio, el empleo de servicios invasivos y un conjunto de barreras impuestas a los contenidos expuestos.

Alrededor de la Web 2.0 giran perspectivas que comparten la poca claridad de las fronteras que limitan este concepto ante su reciente auge. A pesar de ello, es normal relacionarla alrededor del uso de Internet como espacio de socialización efectiva, en la que los diferentes actores sociales cuentan con la posibilidad de formar parte de una “sociedad virtual” marcada por la participación en la construcción e intercambio de informaciones, comunicaciones y conocimientos. Por medio de la construcción de un “…sistema de principios y prácticas que conforman un verdadero sistema solar de sitios que muestran algunos o todos esos principios, a una distancia variable de ese núcleo…” (Fundación Telefónica, 2006).
Es alrededor de las nuevas posibilidades que brinda esta nueva generación de páginas web, donde se amplían los canales de participación de los individuos en su construcción y los puntos de creación de contenidos modifican sus patrones de origen, al ubicarse ahora también en la periferia y no en la tradicional centralidad, propia de los modelos clásicos de los medios de comunicación de masas (radio, prensa, televisión). Ello genera la obsolescencia del romántico perfil de los periodistas, poseedores de los principales canales para la transmisión de información, para dar paso una nueva tipología de profesionales “mochileros”, todoterreno, capaces de asumir las exigencias y necesidades que demanda el competitivo mercado de la era digital, ante la ampliación de las capacidades inherentes a los canales comunicativos, los cuales permiten que, quienes antes eran simples lectores, sean a su vez editores de la información colgada en los portales web (Briggs, 2006).
La ampliación de estos canales comunicativos dan pie a la apertura de nuevos debates alrededor de las capacidades cognitivas y técnicas que tienen los periodistas en la actualidad y de lo que están en plena formación, ya que nos ubicamos en un contexto donde estamos transitando de la sociedad de la información, caracterizada por el constante flujo informativo, a la sociedad del conocimiento, donde no sólo se intercambian datos sino que se genera y comparte conocimiento; y donde es tarea de todos, periodistas o no, hacer frente y aprovechar los actuales procesos tecnológicos que hoy nos encontramos inmersos, por medio del mayor conocimiento y asimilación de la necesidad de comprender la comunicación como un proceso cada vez más multimedial, donde el reciclaje continuo, la condición autodidacta, el conocimiento de otros idiomas y la acentuación del perfil tecnológico en el ser, entre otros aspectos, resultan vitales.
Es en el marco de lo antes expuesto que las salas de redacción tradicionales están viviendo un momento de cambios obligados, dando paso al aumento de nuevas tipologías, en las que lo virtual y lo digital, son el protocolo para su funcionamiento.
Al momento de establecer los pasos a seguir para entrar a esta nueva era, muchos comienzan dando cuenta de la diversidad de técnicas (HTML, Flash, usabilidad, nuevas formas de escrituras para Internet, edición de audio y video, administración de comunidades virtuales y análisis de métricas, entre otras), requeridas para la asunción efectiva del nuevo campo profesional y social que comienza a abrirse ante nosotros. Ello sin percatarse de la necesidad, primero, de un cambio mental que permita dejar de ver con aprensión y sobrecogimiento la diversidad del nuevo conocimiento que los periodistas, acostumbrados a los patrones tradicionales, deben hacer frente. Es a partir del cambio de aproximación y comprensión de los cambios en pleno proceso que se comenzará a gestar un horizonte donde se deje de lado su concepción, cargado de más trabas e inconvenientes periodísticos, cuando en sí puede brindar lo contrario, ya que puede significar la apertura potencial de oportunidades para el desarrollo de esta profesión en unas dimensiones donde: 1) las TIC pueden ampliar las posibilidades de conectividad; 2) un mayor y más ágil de flujo de información entre los periodistas, las salas de redacción y los públicos/usuarios; 3) mayor desarrollo y exhaustividad informativa alrededor de las noticias generadas por los periodistas; y 4) nuevos ámbitos de aplicación especializada de la profesional. Todo esto, ante los crecientes avances telemáticos y desarrollo de la Web 2.0, la cual comienza a integrarse en la reciente y cambiante cartografía comunicativa virtual (entendida como nuevos soportes y canales de comunicación, a través de Internet), marcada por las convergencias tecnológicas y la “capacidad de autoorganización suficiente para dar cabida a la innovación de usuario como motor de un cambio continuo y sostenible” (Fumero y Roca, 2007).
Lo antes expuesto se enmarcará en una nueva realidad sociotécnica, donde la cultura blog, promovida desde redes sociales como YouTube, Facebook, Myspace, Tuenti, entre otros, sustentada en la dinámica de creación colectiva y presencia de contenidos abiertos, comienzan a ser insertados en el escenario periodístico y en el progresivo uso de: los hipermedias, hipertextos e inserción de recursos audiovisuales e imágenes, entre otros; empleados al momento de aumentar el nivel de especialización de las noticias plasmadas a través de los medios digitales. Profundizándose así los contenidos informativos, por medio del uso de los hipertextos, inserción de video o audio, entre otros aspectos, los cuales contribuirán al aumento del interés de una mayor gama de usuarios, interesados no sólo de la noticia en sí, sino en contar con la posibilidad de establecer sus propias rutas de construcción de la realidad, más afines a los nuevos referentes de no linealidad y oralidades multi e hipermediales, a través de los retazos unidos de datos insertados en los hechos noticiosos plasmados en la nueva generación de espacios periodísticos virtuales.
Lo anterior hace que nos encontremos en medio de la metamorfosis de todas las profesiones involucradas en el proceso de gestión de la información y conocimiento, donde el periodista se encuentra inserto. Por tanto, los nuevos profesionales se ven envueltos en un proceso de transformación donde la acción cruzada y recíproca entre los profesionales de la comunicación, las organizaciones donde laboran y los individuos que reciben las noticias y que comienzan a contar con posibilidades de participación (editoras), traen consigo una mayor complejidad.
Por tanto, para el reajuste del rol de los periodistas/ comunicadores se debe romper con la desactualizada visión de Internet como recurso, solamente, para la reproducción del modelo tradicional de construcción noticiosa, en la que la información transmitida es vista como silos aislados, para dar paso a una mayor descentralización de ésta, a través del marcado rasgo colaborativo que hoy comienza a adquirir la comunicación, por medio de los recursos brindados por las Web 2.0. Al compartirse y emplearse los bancos de datos de plataformas webs autogestionadas por sus mismos usuarios (You Tube, Google, Flickr, entre otras), para la profundización de las noticias elaboradas por los periodistas.
Es además requerido, como bien lo destacan Domínguez y Moya-Anegón (2008), establecer puntos de unión entre la documentación y la comunicación para aumentar la calidad del trabajo periodístico y para contribuir así a asumir el reto que implica la gestión de la información ante el nuevo panorama mediático. Lo antes expuesto estará orientado a la obligada necesidad de los periodistas de conocer e incorporar técnicas documentales, las cuales permitan reforzar su labor en los medios digitales y por el manejo de contenido que guarda relación con los hechos noticiosos transmitidos a través de estos, los cuales comienzan a ser de común uso y requerimiento, al momento de hacer un empleo eficiente de las capacidades que genera Internet en su esfera profesional, al ser ésta: un objeto mismo de información, producto del impacto que trae consigo en la sociedad y en las actividades que en ella se llevan a cabo; un canal de información y contacto, en el que se aumentan los flujos de información y rapidez; una fuente para la documentación y contraste de la información, donde el “todo está en Internet”, permite la validación de información que pueda ser de utilidad al periodista, sin que esto no deje de ameritar una actitud precavida al respecto, ya que las facilidades que Internet trae al respecto deben venir de la mano de un conocimiento de estrategias para el acceso a información fiable y no a “basura informatizada”, y un soporte para la publicación de contenido que amerita un mayor nivel de especialización para atraer la atención al mayor número de personas (internautas) ávidas de ésta.
La ventana que hoy tienen ante sí los periodistas, les pudiese permitir la generación de nuevas formas de llevar a cabo su labor profesional. Al ser importante, no sólo los contenidos y la forma como se presentan, sino también la facilidad de acceso a esta información y la rapidez con que se llegue a potenciales lectores, cada vez más amplios, dispersos y heterogéneos.
El impacto que ha venido generando el aumento de la digitalización en las sociedades y el desarrollo de nuevas capacidades técnicas en torno a Internet, lleva implícito, en primer lugar, la ampliación de los géneros periodísticos tradicionales (noticia, reportaje objetivo y entrevista), interpretativos (reportaje interpretativo y crónica) y de opinión (artículo, editorial, crítica, humor gráfico, opinión de los lectores), los cuales se ven redimensionados con lo multimedia precedido en ellos, ante la digitalización del sector y la inserción de elementos infográficos y multimedias en ellos, los cuales comienzan a ser empleados de forma más compleja en los medios de comunicación que han ido adaptándose a los nuevos marcos de oportunidades y de apertura a nuevos nichos de mercado, con una visión más aperturista ante los potenciales recursos que ella brinda, al momento de ofrecer: no sólo textos e imágenes de temas actuales y contenidos inéditos, enmarcados en la inminente actualidad periodística que hoy es cada vez más acuciante. Tal es el caso de www.elpais.com (España), www.eltiempo.com (Colombia), www.clarin.com (Argentina) o www.usatoday.com (Estados Unidos), y muchos de los reportajes elaborados en ellos alrededor de temas de interés humano, actualidad, políticos o sociales, los cuales son enriquecidos con datos, imágenes, mapas y documentos insertados en ellos y a completa disposición de los lectores que deseen ahondar en dicho tema.
En segundo lugar, lo tecnológico también revitaliza tendencias caídas en desuso en los medios tradicionales, como el periodismo de investigación y de precisión, y el periodismo ciudadano y de servicios. El aumento potencial de ambas tendencias, ante la digitalización del sector y asentamiento de Internet como espacio de desarrollo periodístico, ha permitido: 1) un espacio en el que el periodista digital cuenta con nuevas dimensiones de ejercer su profesión, sin las limitaciones de los modelos tradicionales, los cuales hicieron prevalecer el principio de la pirámide invertida, cuando lo virtual no sólo integra éste, sino que lo inserta en una dinámica más parecida a las ramas de un árbol, donde cada una de éstas terminan siendo caminos para profundizar en la temática desarrollada en la noticia bajo distintos enfoques; y 2) el aumento de la capacidad de ofrecer al lector/usuario/ ciudadano, productos noticiosos cercanos y de utilidad a éstos (secciones como: yo periodista, foros, chat con personalidades sociales, son algunos de los actuales recursos relacionados con lo aquí expuesto), convirtiendo a quienes toman contacto o hacen uso de estas opciones en parte viva del día a día en los periódicos transmitidos a través de la Web.
Lo digital trae consigo, además de la conformación de un ser humano más multimedia y acostumbrado a lidiar con construcciones de la realidad lineal (textos tradicionales) con no lineales (reportajes multimedias), la aparición de una nueva generación de periodistas multimedias, dispuestos a asumir el reto que hoy tenemos ante la SIC, TIC y demás procesos contemporáneos. Capaces de trabajar con archivos de texto, imagen sonido, y dotados de la visión y la creatividad que este formato precisa (Herrera,2008). Y sobre todo, sin la dependencia del espacio como condicionante para llevar a cabo su labor, ya que las nuevas aplicaciones que comienzan a permear la dinámica profesional de la comunicación (Firefox, Safari, Opera, Internet Explorer, Flock, entre otros), permiten la conectividad en tiempo real y poder llevar a cabo las mismas funciones que cualquier aplicación de escritorio, sin importar estar lejos de sus puestos de trabajo.

Retos del ciberperiodismo

Son muchos los cambios implícitos ejercidos como resultado del creciente y paulatino avance de lo digital en el escenario comunicativo de nuestras sociedades. Ante tal contexto conviene preguntarnos cuáles son los nuevos escenarios que tienen los periodistas en este mundo cada vez más digital.
Las oportunidades tan promulgadas en los espacios académicos y profesionales, ante los avances tecnológicos, no terminará de concretarse hasta que expertos y profesionales avocados a entender, explicar y aplicar los nuevos procesos que ganan cada vez más terreno, ante la digitalización del escenario comunicativo, nos demos cuenta de las profundas transformaciones que están trayendo consigo las TIC’s en el mapa comunicativo (Said,2007) y de su impacto en el delineo de los nuevos límites que deberán ser superados por todos los ciudadanos, en general, y periodistas, en particular, a favor de la adquisición de nuevas destrezas mentales que garanticen la alfabetización digital en la sociedad y en el mundo laboral, y así estar en condiciones para llevar a cabo una búsqueda, selección, ordenación e interpretación de la diversidad de contenidos que podemos tener acceso a través de Internet; aumentándose así, nuestras capacidades para su valoración y de las estrategias más idóneas para su acceso (Renau, 2005). De tal forma que se posibilite “la capacitación imprescindible para sobrevivir a la SI y poder actuar críticamente sobre ella” (Casado, 2006, p. 68), así como el surgimiento de nuevos modelos profesionales relacionados con las comunicaciones, en particular.
En la medida que comprendamos esta realidad, se aplicarán mecanismos ajustados a los nuevos estatutos sociales del trabajador que lleva a cabo la función de producir, comunicar y gestionar los diferentes contenidos habilitados para los soportes (tradicionales y nuevos) que se cuentan a disposición de los individuos, según sea su interés. Ello, como resultado del cada vez mayor predominio de un saber-hacer más especializado y con el requerimiento implícito de mayores componentes mentales para su realización, los cuales incidirán en la necesidad de adquisición de nuevas capacidades ajenas a la visión tradicional de división del trabajo, relacionado con este sector, en la que el diseñador gráfico, redactor, periodista, camarógrafo, entre otros, se imbrican cada vez más a favor de un contexto ávido de contenidos (multimedias) con valor añadido para todos los diferentes canales (soportes) que pueden ser accedidos o accederán los ciudadanos para el consumo informativo.
La creciente presión para la aceleración de este proceso de cambio, será ejercida por los diferentes intereses empresariales relacionados con este campo, los cuales están comenzando a ver las posibilidades actuales y futuras como oportunidades de negocio y financiamiento. En la medida que se logre esto, se integrarán y generarán mecanismos para la formación de profesionales, no sólo, habilitados al manejo técnico impuesto por las TIC’s, sino también con las mayores capacidades de generación de contenido que atraiga a los usuarios potenciales heterogéneos (ciudadanos) para la satisfacción de sus necesidades informativas y de acceso a conocimiento. Ello, a través de la nueva generación de recursos digitales, que hoy son minoritarios para muchos miembros de nuestras sociedades, por diferencias generacionales; desigualdades en nuestras sociedades; y por las dificultades al momento de moverse en la red con seguridad y eficacia, al no estar formados para ello (Tascón, 2006).
El contexto en el que nos encontramos hace que los periodistas, deban pensarse como personas con una alta capacidad de permanente reconversión de sí mismos, ante la velocidad en que son llevadas a cabo los avances tecnológicos enmarcados en la era digital, los cuales hacen que el océano de datos en los que podemos tener acceso revaloricen y actualicen el valor por la documentación en la labor de estos profesionales y al interior de este sector, para lo cual se requiere una preparación profunda y específica para la nueva generación de periodistas y los que ya ejercen a la hora de poder cumplir su principal función: “informar a los ciudadanos con las mayores garantías de corrección, exactitud y fiabilidad” (Domínguez y Moya-Anegón, 2008, p. 354), en el marco de un entorno donde la sobreabundancia de la información, la hipertextualidad y el surgimiento de oralidades alternas a las tradicionales (orales y escritas) se insertan en las dinámicas comunicativas cotidianas.
Si bien hasta hace un par de décadas la principal dificultad era la carencia o ausencia de insumos informativos, hoy el reto actual es contar con las herramientas para la selección efectiva y oportuna de los volúmenes de información. Esto resulta ser una de las tareas aun pendientes entre muchos periodistas y facultades de comunicación: asumir parte de esta labor, ajustando para ello los géneros, las estructuras y las rutinas informativas, las cuales son ajenas al periodismo tradicional. Es aquí que la integración de la documentación con la labor periodística apremia a ser asumida entre los profesionales y, de esta forma, alejar la función tradicional de la primera como mero organizador de base de datos; aprovechándose así para la selección y recuperación de información fiable y de calidad, no sólo de elaboración propia del medio, sino también de la existente en Internet, aumentando así la calidad informativa realizada por los periodistas. Para ello, se requiere reforzar la formación técnica documental entre los profesionales del periodismo para responder así a los nuevos escenarios abiertos ante la digitalización de la comunicación.
La conciencia de lo aquí expuesto, será de utilidad al momento de seguir la estela de evoluciones y adaptaciones que deberán de asumir, ante los nuevos formatos y exigencias técnicas del campo digital que comienza a imperar en nuestras sociedades, donde la conectividad, ruptura de la relación entre el trabajador y el lugar del trabajo, entendidos desde el punto de vista tradicional, así como la adquisición de nuevos lenguajes ajustados a los diferentes soportes, entre otros factores, deberán de ser aceptados por estos si no quieren encerrarse cada vez más ante una realidad hostil contra los defensores extremos de la labor comunicadora clásica.
Lo aquí expuesto no entraña la idea de deslastre del pasado para abrazar el futuro digital como única opción, sino la necesidad de aprender y evolucionar, promocionando espacios de cohabitación de todos los formatos que vayan creándose a través de los avances TIC’s con los actualmente existentes.
La idea de cohabitación de sectores se terminará gestando en la medida en que los actores relacionados con el desarrollo comunicativo de nuestras sociedades erradiquen las posiciones extremas de clásicos vs tecnólogos, pasando así a una visión en la que lo tecnológico sea entendido como recurso que contribuirá a la diversificación de los contenidos y a un aumento potencial de las capacidades profesionales a favor de una mayor conectividad con el centro de trabajo, al momento de acceder y transmitir la información más actualizada, reduciendo el tiempo para su publicación.
Internet y los avances tecnológicos en la era digital, traen consigo un contexto en el que los escenarios profesionales que se abren paso, ante los procesos implícitos de la Era Digital, requerirán no sólo un compromiso de parte de los profesionales relacionados con el sector de las comunicaciones, a favor del delineo de un nuevo perfil en su seno, capacitado para hacer frente a los valores añadidos generados por las TIC’s, concretados en la multimedialidad, la interactividad, hipertextualidad y la actualización constante de la información producida y gestionada por éstos (García, 2004), con el adicional del compromiso que se requiere para la inversión del tiempo requerido para cada uno de los aspectos antes referidos. También se requiere de un compromiso de los actores empresariales para invertir el suficiente recurso económico para hacer frente real a las nuevas oportunidades que puede brindar la digitalización para la generación de este horizonte de producción de contenidos multimedias, a través de las nuevas aplicaciones generadas por el desarrollo de plataformas Web 2.0, lo cual terminará revirtiendo en la ampliación de las fuentes de financiamiento ya existentes desde el modelo tradicional. Ello, a través de la puesta a disposición de los profesionales de este sector de todos los elementos didácticos y técnicos para la explotación de los valores añadidos antes destacados. Dejando así de lado la terrible y limitada visión de que “hay que estar en Internet” pero reproduciendo los mismos contenidos en formatos audiovisuales e impresos tradicionales. Como si eso fuera suficiente para atraer a los espectadores habituados a los nuevos patrones digitales.
En la medida que se logre avanzar en las dos líneas de acción antes expuestas, periodistas y profesionales de la comunicación se ubicarán ante una preocupación ya real en muchos contextos laborales, generada a partir de la necesidad de elaboración de productos informativos ajustados a los nuevos soportes, los cuales vendrán condicionados por el canal en que serán transmitidos, como bien señala Montserrat Quesada (2001), como consecuencia de las exigencias impuestas por los nuevos entornos digitales y que ya son realidad entres los principales medios de comunicación del mundo (El País, Periodista Digital de España, CNN, Tribune de Estados Unidos, entre otros).
El contexto actual amerita también el compromiso de los profesionales del sector en modificar las perspectivas de aproximación de las noticias. Requiere aprender a fragmentar el contenido a ser desarrollado, según el soporte donde se dará acceso a esta información a los lectores, de acuerdo con su función, grado de dificultad y elementos que la componen. Esto a día de hoy resulta una tarea por concretarse en el seno de estos profesionales ya que lo digital trae consigo la transformación de la pirámide invertida enseñada, a lo largo de la formación de estos trabajadores, por estructuras multiformes que requieren de un mayor esfuerzo de clasificación del material informativo a ser integrado en el contenido a elaborarse (Salaverría,2001).
Las posibilidades profesionales también se vincularán con el grado de conocimiento que los que ejercen su labor en el campo comunicativo tendrán de los distintos recursos informativos al momento de construir los contenidos. Ello de cara a aprovechar al máximo el potencial hipertextual e interactivo que hoy surge para la generación de nuevas opciones generadas a partir de este proceso, las cuales serán seleccionadas por los usuarios de acuerdo con el grado de complejidad que éste desee obtener al momento de tener contacto con la información de interés para satisfacer su necesidad de conocimiento. En la medida que se lleve a cabo esto, el que labora en este sector deberá adquirir capacidades para trabajar con mapas de navegación complejos, los cuales generarán los diferentes recorridos alternativos o capas informativas, que serán escogidas por las personas, según su formación y necesidad.
Reflexión final
Tal como señala Schudson (1995), les invito a imaginarse el mundo en que, a través de su ordenador, cada persona puede enviar información a cualquier persona. Esta imagen no sólo contribuye a la generación del caos por la desinformación generada a partir de la cantidad de información transmitida a través de este soporte, sin capacidad de verificar la legitimidad de las mismas.
Las oportunidades en torno al nuevo contexto que irrumpe con la digitalización de las comunicaciones, no sólo traen consigo nuevas oportunidades, sino también una nueva diversidad de retos que deberán ser tomados en consideración, para hacer frente al horizonte imprevisible que tenemos ante nosotros, al estar al principio de un camino que se intuye largo el recorrido para su contextualización exhaustiva y precisa.
En la medida que se tome conciencia de esto, el debate del futuro del periodismo y del conjunto de labores involucradas en los procesos comunicativos mediados, así como la generación de contenidos de calidad y espacios de integración y contacto más real y efectivos entre los usuarios y quienes hacen, diseñan y distribuyen las informaciones de interés de éstos, entre otros procesos; tendrán un mayor abanico de posibilidades de trascender a favor de un espacio habilitado para la gestación de una nueva generación de personas que laboran en este medio, acordes con el creciente número de personas cada vez más identificadas con la Generación Bit. Aficionados o con patrones de consumo de información y conocimiento más afín al turboperiodismo (García,2004), generada a partir de la integración y uso transversal de los múltiples soportes telemáticos que hoy comienzan a ganar sus propios espacios y cohabitar con los ya tradicionales.
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