jueves 18 abril 2024

El otro monopolio

por Antulio Sánchez

Desde que Martin Cooper diera a conocer en Estados Unidos el primer radioteléfono en 1973, empezó el auge de una tecnología que ha tenido un crecimiento explosivo e incluso es una de las más importantes en el campo de la comunicación.

En poco más de 20 años la telefonía celular pasó de ser un medio de comunicación a un centro de entretenimiento en el cual se concentra una variedad de funciones que lo hicieron incluso medio de inspiración para utopías o desmedidas consideraciones de sus efectos en el campo social.

El año pasado se vendieron a escala planetaria más de mil millones de teléfonos. En nuestro país los celulares han superado los 56 millones de usuarios, la mitad de esos aparatos tienen la posibilidad de conectarse a Internet y sólo un segmento reducido de los mismos hace uso de dicha posibilidad. Esta tecnología fue concebida de forma exclusiva para la voz, pero hoy cubre un amplio espectro de servicios: audio, datos y video. Es decir, se ha convertido en un verdadero centro de entretenimiento e incluso de participación política y ciudadana.

En su libro Multitudes inteligentes, Howard Rheingold habla de cómo los mensajes cortos o SMS son usados por diversos grupos humanos, lo que ha desembocado en varios casos en la organización de concentraciones, acciones políticas, espacios de opinión, etcétera. El referido Rheingold tomando como referencia el efecto de dichos mensajes sostiene que son el preludio de que las revoluciones tecnológicas del futuro, más que los fierros o programas, serían los movimientos sociales.

Auge de la telefonía

La telefonía celular seguirá en auge. Un estudio reciente de la consultora Gartner Group indica su evolución para los próximos años. Estima que en 2011 superará los tres mil millones de usuarios. De su análisis se desprenden que habrá importantes cambios para la industria que desembocarán en confusiones para quienes lo usen porque cambiará mucho más su papel, hará lo que hacen otras interfaces y en ellos convergerán tecnologías novedosas y tradicionales. Los cambios forzarán al desarrollo de estrategias de las operadoras y las empresas.

Tras el derrumbe de la Ley Televisa en nuestro país, se abre la puerta para abordar lo relativo a la convergencia. Celebramos que la Suprema Corte haya declarado la inconstitucionalidad de aspectos medulares de dicha ley pero no podemos pasar por alto que el cambio más importante es pensar por un lado en dar paso a una ley de radio y televisión que impulse la pluralidad en los mismos y, por otro, poner taxativas a las desmedidas ganancias y al monopolio ejercido en el campo de la telefonía por Telmex, sobre todo porque los celulares se tornan en un medio multifuncional que concentra un sinfín de prestaciones y que por lo mismo se hace necesario tener una sana y plural competencia que no termine por confundir a los usuarios con la misma convergencia de servicios, como empieza a manifestarse en la publicidad relativa a la misma.

Estamos ante la invasión de equipos de telefonía celular con tecnología Wimax (estándar de transmisión inalámbrica de datos que proporciona accesos en áreas de hasta 48 kilómetros de radio y a velocidades de hasta 70 Mbps, utilizando tecnología que no requiere enlace directo con las estaciones base) y el advenimiento de la telefonía 4G (un sistema convergente en el cual coinciden diversos sistemas y una red de redes que cubre redes de cables e inalámbricas, computadoras, dispositivos eléctricos, tecnologías de la información y otros medios más que dan paso a velocidades de acceso entre 100 Mbps en movimiento y 1 Gbps en reposo).

Ante todo eso lo que faltan son reglas claras para su operación, pero sobre todo que se acredite un marco plural de competencia de servicios que se traduzca en servicios de conexión y enlace mucho más baratos en la medida que la concentración, como el caso de Telmex con casi el 80% de dicho mercado, ha llevado a que tengamos en el país uno de los servicios de telefonía celular más caros del planeta.

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