jueves 28 marzo 2024

El eterno adolescente: ¿Síndrome o tendencia?

por Ana Lilia González

“Forever young I want to be, forever young…” Repite una canción de la banda alemana Alphaville. Forever Young, entonan anhelantes Rod Stewart y Bob Dylan en sendos coros.

¿Acaso existe alguien en su sano juicio que no añore ser eternamente joven?

Entre los arquetipos predominantes de la sociedad posmoderna, la fuente de la eterna juventud ocupa, impetuoso, quizá el lugar más encumbrado.

La humanidad, en su búsqueda desesperada de este que es considerado el gran mito colectivo, dedica buena parte de su existencia, esfuerzo y recursos para encontrarla, sumergirse en sus mágicas aguas y volver a nacer.

El esoterismo, la alquimia, las religiones incluso, asignan un lugar central a la fuente de la vida y la eterna juventud, planteando diversos caminos para llegar a ella pues resulta dolorosamente complicado aceptar el paso de la edad y el declive físico y emocional que llegan con la madurez.

En la actualidad, la ciencia y la tecnología han tomado la estafeta. El consumo de suplementos, alimentos y fármacos, las prácticas y procedimientos estéticos más bizarros y cirugías plásticas, son el reflejo de un ideal milenario: impedir el paso de la edad a toda costa.

Números bellos

La industria cosmética tan solo en América Latina genera ingresos por 80 mil millones de dólares anuales y un millón 200 mil empleos directos e indirectos (El País, 2015) Mientras, el mercado de suplementos alimenticios con objetivos rejuvenecedores o potenciadores de la energía vital, generó más de 52 mil millones de dólares en todo el mundo durante 2014. (Juárez, 2015). Ello, aunque los productos carezcan de la efectividad anhelada.

Paradójicamente en una época marcada por un acentuado desprecio hacia lo viejo, la esperanza de vida es cada vez mayor, lo cual combinado con un menor número de nacimientos, llevan a las sociedades a un acelerado envejecimiento provocado principalmente por el estrés.

México, por su parte, continúa siendo un país de jóvenes según las cifras del INEGI.

Pero, ¿es el aspecto estético el único signo de esta añoranza de ser siempre joven? Todo parece indicar que no.

El síndrome de Peter Pan

El deseo de ser siempre joven no es una cuestión exclusiva de la época actual, tampoco es un tema de sexos –ocupa de igual manera a hombres y mujeres– la particularidad radica en su trascendencia hacia los planos emocional y psicológico, que fundamentan un cambio radical en el estilo de vida de los adultos.

La actitud cool, light y la cuestión líquida propias de la sociedad contemporánea parecen compaginar e incluso potenciar un comportamiento característico de la etapa adolescente, que se prolonga por tiempo indefinido no en pocos casos, más allá de los 40 años.

En sentido estricto y con base en la Organización Mundial de la Salud (OMS), un adolescente se sitúa en un rango de edad que va de los 10 a los 19 años. Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) define a la adolescencia como “un periodo de transición entre la infancia y la edad adulta.”

Esta transición conlleva cambios biológicos, psicológicos, sexuales y sociales. Se trata de un ser que aún no es adulto, pero tampoco es niño. Esto es, una etapa intermedia entre la infancia y la adultez.

Para efectos de análisis, se plantea una segmentación en tres etapas denominadas adolescencia temprana que va de los 10 a los 13 años, adolescencia mediana de los 14 a los 16 años de edad, y la adolescencia tardía que comprende un rango de edad de los 17 a los 19. (UNICEF, 2015)

Teniendo como referencia la misma fuente, en el mundo cerca del 50% de la población total, tiene menos de 25 años (alrededor de 3 mil millones de personas).

Para esta organización, la etapa de la adolescencia es fundamental en tanto que las experiencias, conocimientos y aptitudes que se obtienen en el transcurso de esta, representan en buena medida las oportunidades que las personas tendrán en la edad adulta.

¿Pero qué ocurre cuando la etapa de adolescencia tardía se prolonga hasta 20 o 30 años más de lo establecido? Cuando esto pasa, estamos ante el eterno adolescente.

Esta condición provoca la suspensión –a veces definitiva– o llegada tardía de la etapa de madurez emocional con las implicaciones que ello tiene en la interacción con los demás.

Los principales signos de tal estado, se asocian con un pánico a la responsabilidad y un miedo evidente al compromiso.

Desde el campo de la psicología, este fenómeno comenzó a estudiarse debido a que paulatinamente se ha convertido en una tendencia, algo a lo que, en un inicio, se le conoció como el “Síndrome de Peter Pan”

El término apareció por primera vez en 1983 en el libro The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up (El Síndrome de Peter Pan: Hombres que no crecieron jamás) publicado por el Dr. Dan Kiley, para referirse a un trastorno de la personalidad que, aunque no ha sido incluido en el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) sirve para explicar este comportamiento en los varones principalmente.

Una nota del 27 de febrero de 1996 en The New York Times, refiere que el trabajo de Dan Kiley se enfocó durante años en delincuentes adolescentes en quienes detectó una negación a crecer y aceptar las responsabilidades de adultos, situación que además coincidía con los principales planteamientos de los grupos feministas de los ochenta que identificaban ya esta condición en la relación entre ambos sexos. (McG & Thomas, 1996)

El síndrome de Peter Pan “es un trastorno del desarrollo de la personalidad, donde el sujeto se niega a asumir el paso del tiempo y desempeñar un rol de adulto”. Tiene como característica, la presencia de rasgos de inmadurez tanto social como psicológica y en algunos casos con disfunciones sexuales.

“Aplica para pacientes varones que presentan una personalidad narcisista e inmadura, esto es, mientras el sujeto crece, su percepción interna del yo, permanece en la infancia.” (Apuntes de psicología.com, 2015)

Para Kiley, las personas afectadas por este trastorno, “poseen rasgos de rebeldía, cólera, irresponsabilidad, narcisismo, dependencia y no aceptación del envejecimiento, manipulación y creencia de trascender las normas y leyes. Carecen de capacidad de empatía y no se abren al mundo de los adultos”.

Tal estado produce un rechazo a todo aquello que mantenga relación con el acto de crecer; en palabras del especialista en psiquiatría y psicoterapia Sergio Oliveros, se trata de un padecimiento que gira en torno a la “diferencia entre la madurez cronológica del sujeto y su escasa madurez afectiva” (Oliveros, 2014)

El eterno adolescente, rehúye los problemas, rechaza la paternidad o asume una corresponsabilidad desigual con su pareja en la crianza de los hijos, de igual forma, adopta una actitud despreocupada y cómoda frente a las obligaciones y decisiones, las cuales descarga en su pareja.

Otro aspecto es una marcada preferencia hacia la familia de origen con respecto a la propia –si llegan a tenerla- o peor aún, hacia los amigos, esto representa una fuente de conflicto permanente en sus relaciones de pareja que además, son débiles ya que por lo general, estos individuos viven a expensas de su madre o padre –o habitan bajo el mismo techo– en casi todos los aspectos.

Esta relación con sus progenitores, determina en buena medida la naturaleza y sentido de sus decisiones, provocando en muchos casos la ruptura de sus relaciones amorosas de manera constante.

Son personas que reclaman un lugar especial en la vida de los demás, desean ser en todo momento el centro de atención, principalmente de sus padres. Y no solamente lo anhelan, sino que lo exigen, puesto que existe además, alta dependencia hacia ellos o quienes ocupen su lugar en un momento determinado son caprichosos y, al igual que todo puberto, hacen rabietas si no consiguen lo que pretenden.

Por su parte, el padre, madre o ambos, son sobreprotectores, lo cual agudiza aún más esta condición, puesto que el no permitir que el individuo enfrente de manera autónoma las dificultades de la vida –necesarias para forjar el carácter adulto- le imposibilita para dar el salto.

Hay especialistas que afirman que a este trastorno en los hombres, sobreviene uno complementario en la mujer, quien se convierte en una Wendy –siguiendo la historia de Peter Pan– consistente en la maternalización de la relación, esto es, actúan como madre de su pareja para cubrir las carencias de atención y dependencia de aquella, creando un círculo vicioso difícil de romper.

Por otra parte, bajo la óptica del eterno adolescente, nada es para preocuparse, pero tampoco para ocuparse, es como si delegara en otros la obligación de resolverle la existencia; mantiene como parte de su filosofía el no tomar entre las manos el gobierno de su propia vida, puesto que le resulta más cómodo que “los mayores” lo hagan, dado que lo perciben como su deber.

Dice un hombre de 45 años que se reconoce como un eterno adolescente: “Si esa puerta de escape está ahí, sería un estúpido si no la tomo”.

Esta frase explica en parte, el porqué de tal estilo de vida, es decir, no surgió de la nada, ha estado ahí desde hace tiempo, es solo que en la actualidad existen más posibilidades de postergar la etapa de madurez.

Hoy ya no hay problema, a diferencia de tres o cuatro décadas atrás, cuando en las familias era un deber de todo hijo que al cumplir la mayoría de edad, tomara las riendas de su vida, buscara un trabajo, formara su propia familia, esa era la constante.

La excepción a la regla era aquel hombre que vivía para siempre en casa de su madre y ante la sociedad, era visto como una persona incapaz de hacer una vida propia, de lograr la independencia del seno familiar, de emprender su propio camino.

Lo mismo ocurría con las mujeres, solamente que en ellas el tema tenía que ver principalmente con lograr un matrimonio, tener hijos, ser buena esposa, madre y ama de casa, no era deseable quedarse a “vestir santos”.

Esto ha cambiado de tal manera, que lo concebido en su origen como un trastorno se va convirtiendo de forma silenciosa en una tendencia socialmente aceptada o por lo menos ampliamente tolerada, una moda.

La modernidad como estado de la sociedad, podría facilitar de manera natural la aparición del síndrome de Peter Pan, pues representa una ruptura con el pasado y la encarnación de lo efímero.Gilles Lipovetsky en El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas, afirma que “no hay moda sin prestigio y superioridad atribuidos a los nuevos modelos y, por tanto, sin cierto menosprecio por el orden antiguo” (p. 27)

Continúa:

“La radicalidad histórica de la moda instituye un sistema social de espíritu moderno, emancipado de la influencia del pasado; lo antiguo ya no se considera venerable y <sólo debe=”” el=”” inspirar=”” parece=”” presente=”” que=”” respeto=””>… La novedad se ha convertido en fuente de valor mundano, marca de excelencia social: hay que seguir y es nuevo, y adoptar los últimos cambios del momento. El presente se impone como eje temporal que rige un aspecto superficial pero prestigioso de la vida de las elites.” (p. 33- 34)

En el talante de vida del eterno adolescente, la máxima es “el aquí y el ahora”, no existe una visión de futuro, es el momento lo que importa, nada más. En tal sentido, es posible identificar aspectos que se traslapan con el comportamiento de los millennial, no hay proyectos a largo plazo, por lo tanto, si decide esforzarse por alguna causa u objetivo, solamente lo hará si se augura que éste tendrá un resultado inmediato, tangible y práctico, en caso contrario, no se comprometerá ni destinará tiempo alguno a ese fin.

Otro aspecto es el ponerse siempre en primer lugar a costa de los demás, razón por la que son a menudo duramente criticados, incluso hay quienes les denominan la “Generación Yo”, puesto que desde niños aprendieron a ponerse en todo momento en primer lugar, situando sus necesidades como prioritarias por encima de todo. Lo cual no les inmuniza contra la depresión motivada por una fuerte desilusión.

¿Responsabilidad de los padres, producto de las circunstancias o la evolución?

Jean Twenge, profesor de psicología de la San Diego State University, explica que las expectativas de estas generaciones son muy altas, mismas que fueron sembradas por sus padres, quienes les hicieron creer que merecían lo mejor y tenían todo para lograrlo.

Sueñan con ir a la universidad, tener el mejor empleo y sobre todo ganar mucho dinero, pero el mercado laboral les asesta un duro golpe. Entonces, postergan las decisiones más importantes de su vida, como independizarse de sus padres, casarse y tener hijos, entre otras.

Por su parte, la psicóloga infantil Laverne Antrobus de la Clínica Tavistock en Londres, sostiene que con base en su experiencia, es falso que a los 18 una persona se convierta en adulta, puesto que después de esa edad continúa necesitando mucho apoyo y ayuda. Se cree que incluso puede ser hasta los 25 años. (Valencia, 2013)

Entretenimiento, tecnología y estereotipos

En este mundo del espectáculo del siglo XXI, que denota una marcada tendencia hacia la supremacía de las series de televisión, se identifican distintos personajes y programas que cumplen con creces el estereotipo del eterno adolescente.

El rotundo éxito de Two and a half men (Dos hombres y medio) cuyo protagonista, Charlie Harper, es un soltero empedernido, cuarentón con una relación amor-odio hacia su madre, instalado en la etapa de la adolescencia tardía que usa pantalones cortos, tenis y demás indumentaria propia de la edad que pretende tener y cuyo estilo sella con un pavor al compromiso y la responsabilidad, no se debe a otra causa más que a la identificación que con el personaje deben sentir miles de fans.

Otro ejemplo es The Big Bang Theory, sus niveles de rating le han mantenido durante ocho años al aire, como una de las favoritas del público. Se trata de cuatro profesionistas absolutamente nerds, que viven la eterna juventud, instalados en una codependencia perfectamente camuflada de amistad. Una condición en la que no obstante su destacada inteligencia –son científicos de alto nivel– en el plano emocional padecen de una total inmadurez que se cristaliza en una seria dificultad para vincularse con el sexo opuesto y en la delegación de sus decisiones en el resto del grupo. De igual forma, en los cuatro casos existe una relación problemática con los padres pero a la vez, altamente dependiente.

El rey de la inmadurez y la irresponsabilidad: “El doctor Gregory House”; su popularidad le valió ocho temporadas con altos niveles de preferencia. Un médico brillante, que busca ser el centro de atención, con una discapacidad no solo física sino también emocional para establecer relaciones duraderas con el sexo opuesto. Manifiesta en su personalidad, una fuerte dependencia afectiva hacia sus amigos, en concreto de James Wilson. Egocéntrico, narcisista, arrogante, egoísta, antisocial, asume que el mundo gira a su alrededor. Un hombre que salvo las leyes de la lógica, no existe norma alguna que se sienta obligado a respetar.

Crepúsculo, la saga. En este caso, el arquetipo vampírico es subsumido por el arquetipo del eterno adolescente, de manera simbólica. Libros y filmes que no solamente fueron los favoritos de los adolescentes.

Representantes de la cultura pop como Michael Jackson y su emblemático rancho Neverland, Madonna y su eterna reinvención cada vez más tendiente a la adolescencia,actores como Charlie Sheen –más allá de Charlie Harper–, Johnny Depp mimetizado con Jack Sparrow, Sherlock Holmes y Tony Stark ambos caracterizados por Robert Downey Jr., la serie Friends y en México “Miembros al aire” y en su momento el programa “Otro Rollo” y hasta el mismísimo Avelino Pilongano (Luviano, 2014) cuya historia se publicó en la revista etcétera, son claro ejemplo del estilo de vida despreocupado y desobligado.

La presencia del eterno adolescente en estas series y expresiones artísticas como la música y el cine, dan cuenta de que él está marcando la pauta de las creaciones en el ámbito de la cultura de masas, a la vez que confirma y contribuye a la aceptación social cada vez mayor, de tal estilo de vida.

Por otra parte, el eterno adolescente tiene una fuerte adicción a los videojuegos, puesto que se ofrece por igual una consola Wii a clientes entre los 10 y los 40 años. El uso exacerbado de medios digitales es otro de sus hábitos más arraigados, utiliza a menudo las redes sociales, ya que esto le permite virtualizar sus relaciones y limitar el compromiso a un simple “delete”, a la vez que minimiza el riesgo de adquirir una responsabilidad o fracasar en la relación.

Otra de sus adicciones es la adquisición de todo tipo de gadgets que estén a su alcance, pues son producto de un esnobismo tecnológico sin par, se sienten como niños con juguete nuevo. En ello el poder adquisitivo juega un papel crucial.

Las fronteras diluidas

Se visten igual, utilizan idénticas expresiones, su comportamiento es casi el mismo, disfrutan realizar actividades indistintas: niños, jóvenes y adultos en el mismo grupo.

Más allá de la apariencia física, es difícil distinguir quién es el adulto, pues padecen problemáticas similares: indefinición, incomprensión, falta de compromiso, visión corta de la vida, dependencia.

Ante eso, ¿Quién educa, si el que tiene la responsabilidad carece de las habilidades emocionales para hacerlo?

¿O si se resiste a asumir el rol que le corresponde desempeñar, no solo a nivel afectivo, sino económico y formativo?

No todo en el comportamiento del eterno adolescente es cool, la otra realidad es el compromiso que se abandona y con ello los seres que –naturalmente dependen de él– va dejando en el camino de su desorientada vida.

Según información del Observador de la actualidad, datos provenientes de distintos puntos del planeta, dan cuenta de que más del 70% de las personas en un rango de entre 19 y 39 años prefieren vivir en casa de sus padres sin que sea el aspecto económico la principal razón, ya que muchos de ellos poseen un trabajo estable y niveles de ingreso que con toda facilidad les permitirían vivir de manera independiente. (González, 2013)

Si bien esta realidad podría corresponder a un segmento de la población en esta condición, también lo es que en otros casos, el factor económico sí puede contribuir a desdibujar cualquier iniciativa de independencia que se pudiera tener, ya que no es barato adquirir una vivienda.

A ello se suma una mayor esperanza de vida, la permanencia cada vez mayor en la universidad: Licenciatura, Maestría, Doctorado… y el trabajo ¿Para cuándo? Un adulto sobrecalificado, pero sin vínculo con la realidad del mercado laboral.

Hedonismo, proliferación de la tecnología, mayor tolerancia de los padres para que sus hijos permanezcan en casa postergando la independencia, son factores que sin duda abonan a esta condición de la eterna juventud.

La búsqueda de la eterna juventud hoy es más amplia, no se limita a la lozanía de la piel, a la vitalidad, sino que hoy pretende postergar el momento de la adultez lo más posible y eso es bien visto. Ya no se trata solamente de un síndrome, sino de una tendencia creciente en el mundo entero.

Referencias

Apuntes de psicología.com. (15 de junio de 2015). Obtenido de Concepto del Síndrome de Peter Pan: http://www.apuntesdepsicologia. com/trastornos-psicologicos/concepto-del-sindrome-de-peterpan. php

González, R. (10 de Septiembre de 2013). El Observador de la Actualidad. Obtenido de Una sociedad de eternos adolescentes: http://elobservadorenlinea. com/2013/09/unasociedad- de-eternos-adolescentes/

Juárez, J. (abril de 2015). Forbes México. Obtenido de El mercado “milagro” de 52,000 mdd: http://www. forbes.com.mx/el-mercado-milagrode- 52000-mdd/

Lipovetsky, Gilles (1990). El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas. Barcelona: Anagrama, S.A. .

Luviano, R. (10 de febrero de 2014). Revista etcétera. Obtenido de Avelino Pilongano, un charlatán del arte: https://etcetera-noticias.com/articulo/avelino_pilongano,_un_charlatan_ del_arte/23907/

McG, R., & Thomas, J. (27 de Febrero de 1996). The New York Times.Obtenido de Dan Kiley, 54, Dies; Wrote ‘Peter Pan Syndrome’: http://www.nytimes.com/1996/02/27/us/dan-kiley-54-dies-wrote-peterpan- syndrome.html

Oliveros, S. (19 de octubre de 2014). Grupo doctor Oliveros psiquiatríay psicoterapia. Obtenido de El eterno adolescente (Síndrome de Peter Pan): http://www.grupodoctoroliveros.com/blog/el-eternoadolescente-sindrome-de-peter-pan

OMS. (25 de junio de 2015). Organización Mundial de la Salud. Obtenido de Salud de los adolescentes: http://www.who.int/topics/ adolescent_health/es/

El País, (11 de julio de 2015). Obtenido de Industria cosmética. El negocio millonario de los cosméticos: http://www.elpais.com.uy/el-empresario/negocio-millonario-cosmeticos-industria.html

UNICEF. (10 de julio de 2015). UNICEF. Obtenido de Adolescencia y juventud. Panorama general.: http://www.unicef.org/spanish/adolescence/index_bigpicture.html

Valencia, A. P. (30 de septiembre de 2013). Reporte Indigo. Obtenido de Los adolescentes eternos: http://www.reporteindigo.com/piensa/ciencia/los-adolescentes-eternosv

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