viernes 29 marzo 2024

El eslabón más débil

por Francisco Báez Rodríguez
¿Cómo argumentar el retraso con el que entrego esta columna? Puedo decir que estaba buscando datos técnicos para sustentarla, pero mentiría. Inicié a hacerlo y me quedé pastando en Internet (unos, deportivos ellos, le dicen surfear). Puedo alegar que fue la falta de sueño, luego de las tremendas desveladas por ver en vivo el llamado Mundial de Clubes, pero mentiría, no soy americanista, y tampoco sádico. Puedo admitir que el olor a tejocote que envuelve al país me arropó en lo que los argentinos llaman fiaca, y los mexicanos gueva. Pero sería admitir cinismo, y eso nunca.

Por eso mejor digo que esperé a que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, emitiera su opinión acerca del llamado “tercer canal nacional” de televisión abierta, un tema del que se había hablado las semanas anteriores, y para el cual la empresa GE había cabildeado en medios y entre legisladores.

Téllez dijo que no habrá licitación para el tercer canal nacional. No adujo razones técnicas de hecho, admitió implícitamente que se puede hacer espacio en el espectro . Tampoco señaló razones económicas podría haberlo hecho, pero hubiera tenido que abordar

la concentración de mercado . Y no dio razones políticas, en el sentido estricto del término y le hubiera resultado complicado admitir que las grand

es televisoras pesan más que el Monte Tao.

Lo que esgrimió Téllez fue, simplemente, que el tercer canal nacional de televisión abierta no estaba entre las promesas de

campaña del actual Presidente, Felipe Calderón. Ole.

A cambio, el titular de la SCT dijo que se licitarían las concesiones para distintos canales en plazas de provincia. Con esto

, si somos de buenas entendederas, abrió una puertecita para que se desarrolle una poca de la mucha competencia que se requiere en este sector estratégico.

Recordemos que los “canales nacionales” que en la ciudad de México captamos en los números 5, 7 y 9 son en realidad cadenas de canales locales. Y que, por ejemplo, el grupo que preside Ricardo Salinas, al comprar el Canal 7, adquirió nada menos que 22 empresas, cada una con su concesión local.

Esto significa que, teóricamente, sí sería posible, para una empresa de verdad interesada en romper el duopolio existente, armar un canal nacional a partir de ganar las licitaciones de las distintas concesiones locales.

También significa que, políticamente, el gobierno se las puede arreglar para que el proceso de li-
citación por razones técnicas o de las otras sea tardado, complejo y bajo condiciones que impidan, en los hechos, la creación de una competencia digna de tal nombre.

Y, económicamente, la posibilidad de maximizar la concesión del espacio nacional, en la medida en que quien busque armar la cadena a partir de los pequeños eslabones, tendrá que gastar mucho más que si intentara comprar de tajo.

En otras palabras, Televisa y Azteca no han ganado la guerra por mantener intocada su posición hegemónica, pero sí han ganado mucho tiempo. Un tiempo valioso, entre otras cosas, para seguir cabildeando.

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