El 9 de octubre, Miguel Ángel Granados Chapa da a conocer en “Plaza Pública” la matanza registrada en San Pedro Limón, un poblado del municipio de Tlataya, Estado de México, el pasado 18 de agosto.
Según fuentes cuya identidad no revela, pero que “merecen toda su confianza”, Granados Chapa relata como una veintena de individuos con el rostro cubierto y con vestimenta de tipo militar disparó contra la gente que trajinaba en el tianguis de la localidad. Entre niños y adultos, en el lugar murieron 23 personas.
No hubo desmentido a esta información –emeequis la retoma en su edición 141 (13/X) e inclusive la confirma con base en declaraciones de dirigentes mexiquenses del PRD–; y es de reconocer el valor del columnista, quien no sólo rompe el silencio al denunciar “las acciones y omisiones de las autoridades, encaminadas a ocultar lo sucedido en vez de investigar los hechos y perseguir a los responsables”, sino que además se atreve a presentar los hechos como “una nueva evidencia de que la delincuencia organizada está derrotando al Estado mexicano en su función de garantizar la seguridad de los ciudadanos”.
Y todo a dos días de haber recibido en el Senado la Medalla Belisario Domínguez.
