jueves 28 marzo 2024

Denise Dresser: “Soy profundamente insegura”

por Ruth Esparza Carvajal

¿Cómo surge la idea de este libro?

Yo viví fuera de México cinco años por razones profesionales, tanto mías como de mi esposo, y al regresar sentí que había estado fuera mucho tiempo, que quería reinsertarme, quería construir un grupo de interlocutoras, hacerme de amigas, casi de manera instantánea, entonces este libro fue un vehículo para tender puentes.

¿Y por qué sólo mujeres?

Porque vacacionando en Canadá, bueno, yo paso cierta parte del año ahí porque mi esposo es canadiense, me topé con un libro Carol Shields, que es una gran escritora canadiense a la que admiro y ella había convocado a mujeres (el libro se llama Dropped Threads) a hablar de aquello que su mamá no les había dicho, aquello para lo cual digamos no habían sido educadas y me gustó esa idea de convocar a mujeres. Además, pensé y lo sigo pensando, que si convocaba a hombres a escribir con honestidad, con valentía, con candor, que no iba a encontrar a 39 hombres.

¿Crees que todas cumplieron?

Hay diversos grados de intimidad y de aproximación, de revelación en estos textos. Las mujeres, cada una de ellas, las 38 del primer libro y las 39 del segundo, escriben lo que pueden, lo que quieren decir, algunas nadan sobre la superficie, otras revelan algo que resulta absolutamente estrujante, estremecedor, hay mujeres que siento que este ejercicio lo hicieron con mucha rapidez, me entregaron sus textos velozmente, porque había una historia que necesitaban contar, que querían contar algo que tenían atorado en la garganta y otras mujeres fueron mucho más cuidadas, sobre todo las mujeres políticas.

¿Cómo funcionaría un Gritos y Susurros mixto?

En algún momento pensé en hacer un libro sólo de hombres, tengo una lista que incluye, por ejemplo, a Juan Villoro, German Dehesa, Manuel Arango, Gerardo Sutter y pensé que no le iban a entrar de fondo al ejercicio, que iban a erigir muros.

Como algunas de las participantes del libro

Claro, sí, sí. Aunque queda siempre el proyecto pendiente porque en gran medida Gritos y Susurros 2 surgió a raíz del clamor de tantas mujeres a lo largo del país que me pidieron un segundo volumen, porque las había sacudido, conmocionado, convocado tanto el primer libro y de hecho la lista del segundo, la elaboré en muchos sentidos, con sugerencias de mujeres a lo largo de la República.
¿Por qué podríamos decir que es un libro de género?
No, es un libro sobre la condición humana que está escrito por mujeres, es un libro que ojalá lean muchos hombres para entender mejor a las mujeres de México y para entender cuestiones que trascienden el género.
A varias de las participantes del libro parece que les tomó por sorpresa haber llegado a donde están, ¿a qué cree que se deba eso?
Se debe al hecho de que hay mujeres de este libro que son famosas, queridas, admiradas y en el fondo siguen siendo profundamente inseguras, yo diría que soy una de ellas, de las permanentemente inseguras, de la que termina una columna y le habla a su editora tres veces el domingo en la noche para cambiar una palabra, y una vez que sale publicada, pienso, caray es que tendría que haber sido mejor, cada vez que me habla el director de la revista Proceso para invitarme a comer, estoy convencida que me habla para despedirme. Y esa inseguridad pues proviene del hecho, creo en mi caso muy particular, quizá de haber perdido a mi padre a una edad muy temprana, el haber sido una nerd completa, la aplicada del salón, pero que no estaba segura de que podía ser querida. Qué duro decirlo y reconocerlo pero es así, y muchas cargamos con inseguridades añejas, producto de nuestra historia, producto, incluso, de ser mujer y de ser mujer en México. Estos textos revelan la gran dificultad a la que se han enfrentado mujeres exitosas para llegar a donde están, mujeres que han sido saboteadas o cuestionadas por su padre, por su madre, por sus hermanos, por su jefe, mujeres que han sido saboteadas por su propia parejas, mujeres golpeadas y no me refiero a eso tan sólo metafóricamente, entonces, se sorprenden de estar en donde están, porque quizás nunca les dijeron que eran talentosas, maravillosas, inteligentes y lo son.
¿Cuáles de los Gritos y Susurros te tomaron más por sorpresa?
Me sorprende, me impacta el texto de María Teresa Priego, se llama Unos cuantos piquetitos, es sobre la violencia doméstica. Me sorprende la tristeza que carga dentro de sí Ángeles Mastreta ante la muerte de sus padres. Me sorprende que Mónica Patiño se haya rapado y se haya ido de su casa y haya vivido en Tepito. Me impacta la entereza de una Maria Elena Moreira que describe el secuestro de su esposo. Me conmueve profundamente el texto de Lourdes Ramos admitiendo sus ganas de concebir un hijo y al no poderlo hacer, sentir el imperativo de adoptar y cómo no se siente plena, completa, feliz, hasta que encuentra a esta niñita en un orfanatorio en Indonesia y la reconoce como suya. Me impacta la profundidad de la pasión y amor que vive Lydia Cacho, cuando uno la identifica como esta mujer guerrera, fuerte, que confronta a gobernadores y a pederastas y habla en este texto del archipiélago personal que construye a los 40 años cuando encuentra el amor.
¿Cómo buscar la equidad de género, sin caer en el otro extremo? En ese feminismo que descalifica a los hombres por el simple hecho de serlo.
Yo siempre les doy un consejo a mis alumnas al inicio de cada semestre: “saquen un doctorado, no se conformen con la maestría”, y este mensaje es una forma de feminismo muy práctico porque la educación es el gran nivelador de terreno para las mujeres. Las mujeres que fueron educadas y que escriben en Gritos y Sursurros se les nota confianza, la seguridad, saben que tienen derecho a estar en el mundo, no se cuestionan tanto, hablan y escriben y se comportan de otra manera.
La mayoría de las participantes tuvieron condiciones favorables para su desarrollo: económicas, sociales, familiares. Esto podría marcar una tendencia, sería excepcional encontrar a una mujer destacada sin estas condiciones.
No estoy segura y no estoy de acuerdo con la afirmación. Sí hay mujeres privilegiadas, pero hay muchas otras que no lo fueron: mi caso, yo provengo de una infancia en la cual pierdo un padre a los siete años, una hermana, en un accidente automovilístico. Mi mamá no había ido a la universidad, empieza a trabajar como secretaria bilingue para mantenernos. Yo soy producto de la movilidad social en el México de los 70, soy producto de la cultura del esfuerzo, soy producto de becas del Colegio de México, no vengo de una situación privilegiada. No es el caso de Eugenia León, de Rosario Ibarra de Piedra; no es el caso de Amarante Gómez Regalado, la mujer mixe.

Pero son las menos, por un lado y por otro. Cuándo me refiero en general, digo económicas, sociales y familiares, porque no necesariamente tiene que ser una posición holgada, que sí creo que son la mayoría, pero si con un bagaje familiar.

Pero sabes que yo veo a muchas mujeres no en situaciones privilegiadas, ni en términos económicos, ni en términos familiares. Estoy hablando del texto de Julieta Fierro, fantástica mujer, pero cuyo padre la encerraba en una habitación y la obligaba a escribir planas y planas de: soy terrible, soy terrible. Eugenia León, su padre la golpea cuando le dice que quiere ser cantante. María Rojo, que viene de una situación bastante humilde, y que resulta que la llevan un día y es Caperucita y empieza su vida de actriz. Astrid Hadad, el hermano se le muere, la hermana se le muere enfrente de ella, alguien con un carro se impacta contra ella y la mata. Susana Harp, un largo texto sobre el trabajo que le ha costado ser cantante. Al contrario, creo que el mensaje de este libro es mujeres que triunfaron a pesar de la adversidad, no gracias a su situación holgada, al contrario, inclusive en situaciones de privilegio. El caso de Gaby Vargas, ese texto en el que ella describe cómo a los 17 años tenía tres hijos, dinero, una posición social y se despertaba por las noches con un fuego en el estómago y cómo eso la lleva a crear, no tenía por qué, podría haberse quedado felizmente sentada en su casa haciéndose manicura. Y ese fuego en el estómago la lleva a crear su primera empresa y cómo llega con su padre, le enseña su tarjeta y el papá le dice: ay Gabicita, a ver cuánto te dura el chistecito. María Amparo Cassar, el texto en el cual, sin situación de privilegio llega a Cambridge, con base en su propio esfuerzo. No pasa su examen de doctorado y el texto termina diciendo cómo ella siente que nunca logró complacer a su madre. Al contrario, yo creo que muchas historias son de sobreviviente, son de a pesar de las personas en su familia, no gracias a las persona en su familia, no gracias a sus parejas.

¿Habrá Gritos y Susurros III?

Mira, no sé si me alcance la vida, no sé si será un trabajo que continúe mi hija, por ejemplo. ¿Por qué sacar este libro en este momento? Hay otro motivo, el primero fue allegarme de amigas y construir una comunicación de compañeras de viaje, por decirlo así, y la motivación del segundo volumen, en primer lugar, es atender las exigencias de tantas mujeres que querían ver un segundo volumen con sus mujeres ahí. Pero hay otro motivo, siento que las cosas en el país no van bien, que en muchos ámbitos hemos presenciado regresiones, espacios que se abrieron que después se cerraron, hemos presenciado retrocesos, batallas que se ganaron como la de la Ley Televisa y la de la Suprema Corte que han quedado en el vacío ante la incapacidad de una clase política de aprovechar un momento y promover iniciativas en nombre del interés público, la irrupción del narcotráfico, la violencia, este malestar colectivo y ante ello yo pensaba hacer algo que sea indiscutiblemente bueno, que sólo traiga consigo placer para quien lo hace, para quien participa en el proyecto y para quien lo lee. Algo que demuestre, evoque y subraye lo mejor de México y siempre he pensado que las mujeres de este país son lo mejor: su valentía, su fortaleza, su sentido del humor, su gracia, su elegancia, ah… El primer libro fue un libro entrañable y fue una gran experiencia creo que para todas, para ellas, para mí, para quienes leyeron el libro, lo compartieron, lo comentaron, lo criticaron incluso, entonces creo que quise reproducir ese ánimo, esa… Hay tantos taches, taches, el tache de las campañas, el tache de la desigualdad, el tache de la violencia, el tache del Estado ausente y éste era un esfuerzo por hacer una paloma.

¿Hubo mujeres que no quisieron participar?

Sí, distintas mujeres y por diversos motivos, por ejemplo, Jimena Jiménez Cacho no pudo por cuestiones de agenda; Alondra de la Parra, a quien invité, no pudo porque estaba yéndose de luna de miel; Juliana González, la filósofa de la UNAM, estaba de viaje. Bueno alguien que no quiso participar y a quien se lo reproché públicamente fue Cristina Pacheco, porque me escribió un correo diciendo es que no puedo, me he pasado la vida entrevistando a los demás, contando sus historias, y ahora que me pides que cuente la mía no puedo, lo he intentado y no me gusta lo que produzco. Y le hablé varias veces con ganas de instigarla, de empujarla y no funcionó, cosa que lamento.

¿Y cuáles fueron los criterios de selección? Porque Martha Debayle, Fernanda Familiar, y no Maxine Woodside o Silvia Pinal?

No, de hecho busqué a Maxine Woodside y le hablé 18 veces y llega el momento, la llamada 19, y ya me doy por vencida. A Silvia Pinal la busqué y nunca me devolvió la llamada. Entonces, ante eso, puedo mandar correos, puedo llamar, puedo hacerlo múltiples veces, si no me responden supongo que es porque no quieren participar, pero estaban en la lista.

Por la muestra, podríamos concluir que a la mujer, digamos, le es más sencillo, tiende más de desenvolverse en el campo de las artes y de la creatividad.

En México ha sido así, por muchas cosas: por la cultura del machismo, por la estructura del poder en México, por la falta de representación de la mujer en ámbitos políticos, en ámbitos empresariales, en posiciones de liderazgo. En cambio los ámbitos más abiertos, plurales, han acogido a las mujeres desde hace mucho tiempo: la literatura, las artes, el cine, la comida, la dramaturgia, ser actriz, ser cantante. Aunque es interesante el texto de Julieta Venegas, porque ella escribe sobre cómo le cuesta trabajo construir su modelo alternativo, hacerse de un espacio propio en un país que está acostumbrado a ver a las cantantes que Televisa ha creado, a las que categoriza como a esas mujeres rubias de minifalda exactamente y ella no forma parte de ese arquetipo.

Tú que participas activamente en los medios de comunicación, ¿por qué hay tan pocas comunicadoras que estén dedicadas a asuntos que no sean espectáculos, salud o belleza? Por ejemplo, los principales noticiarios o programas de análisis están conducidos o encabezados por hombres.
Porque los dueños de los medios creo que confían más en los representantes de su propio género, porque todavía este país ve a las mujeres como ciudadanas de segunda y las trata como tales. Hay ejemplos que demuestran lo contrario, pero son muy pocos: Carmen Aristegui, Denise Maerker, Lydia Cacho, María Teresa Pliego, columnista, en fin, pero tienes razón, creo que todavía hay una sobre representación de los hombres en estos ámbitos.

Contrastantes, ¿no?

Contrastante, pero al mismo tiempo diría… Reporte Índigo sacó un reportaje hace unos meses que se llamaba Las Faldas con más pantalones, donde hablaba de las mujeres que están abriendo brecha, empujando la discusión, dominando el debate en ciertos rubros, y estaba ahí Carmen Aristegui, estaba Lydia Cacho, porque invaden terrenos prohibidos, sacan a colación temas que quizá otros hombres no harían, en ese sentido se vuelven incómodas para la estructura de poder, sobre todo la estructura de poder en los medios, concentrada, duopólica, discrecional, donde hay ciertos temas que no se tocan. La entrevista de Carmen Aristegui con Miguel de la Madrid, no apareció en Televisa, no apareció en Televisión Azteca y eso en sí es muy representativo. Hay un Joaquín López-Dóriga que es uno en el radio y uno en la prensa, que se lanza de lleno al ruedo y toma al toro por los cuernos y hace una disección de la entrevista y aplaude a Carmen por llevarla a cabo y que guarda silencio en el noticiero e ignora la nota. Entonces quizá porque las mujeres de los medios han tenido más pantalones, colocados los pantalones por debajo de la falda, y eso las hace peligrosas, las hace incómodas, las hace difíciles de controlar y creo que la estructura de los medios en este país, quiere seguir controlando la información, quiere seguir perpetuando el silencio con respecto a ciertos temas.

La estructura masculina

La estructura masculina, la estructura económica y la estructura de concesiones y todo aquello de lo que no se habla en este país, se habla en los lugares donde denunciamos la Ley Televisa y donde denunciamos, donde libramos la batalla en favor de la inconstitucionalidad y salimos a denunciar la censura a Carmen Aristegui y la manera en la que salió de W Radio. Temas que fueron tocados ahí y en otros pequeños lugares del debate público mexicano, pero que evidenciaron la fragilidad de ese espacio, evidenciaron los límites de ese espacio, evidenciaron la falta de pluralidad de ese espacio.

¿Te quedaste con las ganas de algún testimonio, aparte de los que mencionaste?

Sí, me quedé con las ganas de Silvia Pinal, de Maxine Woodside, de Cristina Pacheco, de mujeres que ojalá y se animen para Gritos y Susurro III.

¿Incluirías personas como Soraya Jiménez o Ana Guevara?

A Ana Gabriela Guevara también la busqué y jamás me devolvió la llamada.

¿O mujeres más anónimas?

¿Sabes qué ocurre? Que la figura pública de estas mujeres es un gancho, se vuelve un gancho para mujeres que están en busca de algún manual y creo que todas lo estamos de alguna manera, esas figuras que aspiramos. Yo leo biografías de Mandela o de Havel, por ejemplo, incluso de Obama, el libro sobre su propia vida, en busca de respuesta a mis propias preguntas, en busca de instrucciones sobre cómo reaccionar frente a ciertos eventos, en busca de lo mejor de la condición humana, para poderlo emular y creo que Gritos y Susurros ha sido un manual para muchas mujeres, aunque no tengan nombres y apellidos famosos pero ven reflejados ahí sus experiencias de vida y ven algún instructivo sobre cómo lidiar ante la violencia domestica, con la muerte de tu padre. Yo recuerdo cuando presenté Gritos y Susurros I, se me acercó un muchacho y me dijo yo perdí a mi padre a la misma edad, leí tu texto y vi mi historia ahí. Entonces para esas mujeres anónimas este libro les abre la puerta, les invita, las convoca, se ven reflejadas ahí.

¿Realmente crees que estas historias reflejan las dificultades que tienen las mujeres en nuestro país para desarrollarse, no es un reflejo parcial?

Claro, y siempre he dicho que este libro no agota la experiencia de la mujer en México, no hay testimonios de mujeres indígenas, salvo el caso de Amaranta Gómez Regalado, que de hecho es un caso muy impactante.

Sí, porque incluye…

Muchas cosas: la experiencia de ser mixe, la experiencia de venir de Juchitán, de perder un brazo, de combatir el SIDA, de organizar a su comunidad, de ser candidata de México Posible. Pero no están ahí las experiencias de muchas mujeres maltratadas, humilladas, que viven con 20 pesos al día, que sobreviven todos los días en un país que no funciona para ellas, eso lo entiendo. Y mi trabajo fuera de este ámbito de Gritos y Susurros va encaminado precisamente a eso, cómo generar condiciones para que México crezca, para que sea más equitativo, para que se rindan cuentas, para lidiar con la corrupción, para hacer que el país funcione para esos 40 millones de personas que viven hoy en la informalidad, en la marginalidad, obligadas a marchar en las calles porque sienten que el gobierno no las escucha, obligadas a vivir con la palma extendida, esperando la próxima dádiva del próximo político.

Gritos y Susurros es una especie de ahhh… Es una flor en un país muy agreste. Mientras creo esa flor, siembro esa semilla o le pongo agua a esa florecita, reconozco que sobrevive en un ambiente hostil y que hay un paraje desolado sin flores que me preocupa y que me tiene sin dormir en las noches y que impulsa la mayor parte de mi trabajo profesional. Pero para lidiar con ese paraje agreste de vez en cuando hay que admitir y nutrir y reconocer y celebrar una flor.

¿Terminado este segundo ejercicio, consideras que la riqueza de estos libros se centra en que son historias de mujeres o en la diversidad de las historias?

Yo creo que en la diversidad de las historias, más allá de que hayan sido escritos por mujeres, porque podría decir, si convocara a un libro de hombres convocaría a actores, escritores, chefs, fotógrafos, arquitectos. Ricardo Legorreta, por ejemplo, tengo una lista de ese libro imaginario, posible, de hombres, que quizá alguna vez lo haga, pero tendrían que comprometerse a entrarle de lleno al ejercicio como se comprometieron muchas de estas mujeres. Yo todavía sigo impactada por el texto de Guadalupe Loaeza en el libro anterior, donde revela a todo México que su pareja la engañaba.

O el de Fernanda Familiar

O el de Fernanda, donde declara haber sido víctima también de la violencia doméstica y eso requiere de enorme valor, no sólo para decirlo a los demás, si no para decírtelo a ti misma. Son textos catárticos. Hay casos de mujeres que me enviaron sus textos y después me hablaron y me dijeron por favor, no lo publiques, y hubo toda una labor de convencimiento y por eso yo escribí mi propio texto porque me parecía intelectualmente deshonesto pedirles a las demás que hicieran un streaptease, que se desnudaran frente a la opinión pública y no hacerlo yo y quien quiera saber quién soy yo que lea el texto, porque me acusan de combatir, bueno la última entrevista que me hizo etcétera creo que le pusieron de título confieso que he sido muy agria o algo así; bueno si quieren saber por qué de la combatividad, por qué tan aguerrida, por qué tan dura a veces, bueno… ver morir a tu padre o tu hermana te vuelve, en mi caso, en un tren acorazado. La historia me define así como las historias de otras las define.

Y, en ese sentido, ojalá podamos ver el ejercicio de los hombres.

El último volumen lo hice hace cinco años y no es tan fácil como parece convocar a tantas personas con agendas distintas. Que si no lo entregaron a tiempo, que si fue muy largo, que si muy corto, que si no pueden llegar a la foto, que si hay que hacer Photoshop. Por eso insisto, no sé si me va a dar la vida, mientras tanto está el país, mi trabajo como politóloga, como profesora universitaria, como comentarista, como activista.

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