sábado 20 abril 2024

Células diversas y grupos con preparación militar

por Shaila Rosagel

El narcotráfico en México no se asemeja en nada al de los tiempos de capos como Amado Carillo, ni en épocas cuando el delincuente traficaba con apoyo del Estado.

Los tiempos cambiaron, el poder político se polarizó. Cada estado de la República Mexicana cuenta con su gobernante, el cual no necesariamente está de acuerdo con el poder federal.

El poder y el “amparo” para los narcotraficantes también se polarizaron y se repartió. Surgieron entonces grupos con una formación estrictamente militar como los Zetas, explicó Carlos Antonio Flores Díaz, doctor en Ciencia Política y estudioso del fenómeno de delincuencia organizada.

“La lógica de operación de la delincuencia organizada no iba hasta hace muy poco en México en la perspectiva de amedrentar a la sociedad en su conjunto; estamos empezando a ver cambios, porque parte de la gente que está operando, tiene una formación diferente, no es el delincuente convencional como lo entendíamos hace cinco o diez años. Hay grupos de formación militar, los Zetas son gente que tiene preparación militar, ellos tienen entrenamiento específico para guerra psicológica”.

El especialista abundó que estos grupos tienen como fin llevar a cabo diversas estrategias encaminadas a desmoralizar al enemigo, sin embargo esto no era un fenómeno generalizado.

“Los Zetas, por ejemplo, pertenecieron a un grupo de fuerzas especiales del Ejército, la concepción de fuerzas especiales de cualquier ejército, es una concepción que son entrenados para actuar en conflictos de baja intensidad. Están destinados a combatir insurrección en contra del Estado o a generar esos brotes dependiendo cual sea la necesidad en ese momento”.

Debido al entrenamiento con el que cuentan estos elementos que se infiltraron ya en el crimen organizado por diversas razones, están capacitados para labores de inteligencia y para llevar a cabo guerra psicológica.

“Implica la lógica de emplear recursos bélicos para desmoralizar al adversario o bien ganar apoyo por parte de la población. Las acciones de violencia extrema van enfocadas para amedrentar al contrario. Hacer un acto de tal crueldad que, lejos de sentirse confiando y mantener batalla, mejor piense en no confrontarlos”.

Arturo Arango, investigador del ICESI, señaló que a raíz de la estrategia empleada por el gobierno federal para combatir al crimen organizado, éste se atomizó para sobrevivir en pequeñas células. De ahí el aumento del fenómeno de narcomenudeo.

“Generalmente cada vez que acabamos con una cabeza, surgen 100, por la impunidad. El número de personas que están en prisión por consecuencia de delitos contra la salud, se encuentra que más del 75% está por consumir, está aumentando el número de delincuentes por consumo y está disminuyendo por producción, transporte, tráfico, comercialización y distribución”.

Ambos especialistas coincidieron en que en México no se toca la raíz del problema de la delincuencia organizada, la corrupción, cuyo síntoma más evidente es la impunidad que se vive.

“Para tener una adecuado manejo de la delincuencia organizada, se requiere de distintos elementos; uno de ellos es una estructura institucional sólida, voluntad política de ir realmente a las aristas del problema. La delincuencia para existir requiere de elementos como son el financiamiento del blanqueo de dinero, lo cual se logra a partir de una estructura de protección política y policial”, destacó Flores Díaz.

El investigador además agregó que la delincuencia organizada sobrevive de la posibilidad de obtener ganancias y de operar sin que la moleste el Estado, o que se logra a través de la corrupción.

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