miércoles 24 abril 2024

Animadores y merolicos

por Emiliano López Rascón

No se en donde vacacionen ustedes; pero en otro lugar ya escribí hace algunos años sobre mi obsesión contra la estúpida tendencia de los gerentes de la industria turística de buscar propiciar ambientes de springbreak en playas y albercas, con sus altavoces histéricos, soltando música de antro. Es fácil comprender que para generar ese estado de ánimo se necesita sobre todo que la mayoría de los sostenes anden fuera de su lugar y que el etanol reblandezca el tejido cerebral, empezando por el de las dueñas del sostén (y las sostenidas, claro). El sonidazo solo es un complemento aturdidor que además protege al colectivo de quedar a la deriva de sus precariedades conversacionales. En nuestros tristes trópicos, lo único que veo abandonado al sereno y a la gravedad son las barrigas, mientras que los elementos inferior y superior de los bikinis envuelven celosamente sus frutos. Entonces, en ese paisaje poco estimulante, lo que sube siempre son los grados GL por trago, su frecuencia y por supuesto, también: los decibeles, los malditos dB.

Pero ya que había logrado ajustar mis umbrales de tolerancia a esa costumbre patética apareció otra creatura del subempleo y la radio estereotipada: el animador o ambientador vacacional. Ahora no solo es el diyei arrojando reguetonto y electropopó contra el ventilador, ahora toman el micrófono y te sueltan chistes “rosaditos”, platican, anuncian actividades, hacen dinámicas, y aunque sea difícil de creer: ¡Anuncian!… excursiones a antros, lanchas, paseos en parapente… o sea que en medio de la insufrible perorata además: ¡¡Venden contenido!! Ya los (y las) ves en shorts, lentes negros, gorra de visera, con el micro pegadito a la boca inclinado hacia arriba, repartiendo babosadas al mayoreo, ajustándose disciplinadamente al canon merolico cuya expresión mas acabada puede escucharse en los comercios de controles de TV ubicados junto al metro Salto del Agua. No se trata del clásico estilo gangosón del- “llevele, llevele, mire todo a 10 pesotes, busquele, revuelvale, guerita mire de a 10..”! no, eso es de nacos amigo, diría nuestro aspiracional y especializado entretainer. Esto es con un poco de papa caliente en la boca, con las vocales indefinidas y eses arrastradotas; expresiones del tipo: – Claro que sssí amigos, esperando que sigan passsandola bien, vamos a seguir ofreciendoles la mejor música en este su hotel Royal Paradais para que disfruten chevere, bonito… claro que sí, esta bonita melodía va dedicada para todos aquelloss que nos visitan de Guadalajara, ¿quiénes son de Guadalajara? Levantenme su manita por favor essso ess, a ver arriba las chivasss uhhhhhh…. y así de triste.

¿Pues a que lugares vas? me preguntarían… lo preocupante es que ya son varios y de diverso pelaje. Estoy seguro que mas de un lector ya fue atacado en las recientes vacaciones por estos depredadores del descanso, de por si vulnerable. Hoy para mí, el concepto de un hotel de cinco estrellas incluye banda ancha, almohadas pachonas y que esté libre de entretainers. Su primera irrupción tuvo cierta lógica por que solo encontramos cuartos en una cadena hotelera de todo incluido, (por cierto, mucho cuidado con sus vendedores de membresías otra clase de depredador del que no es materia hablar aquí, pero, de veras: aguas) Pero luego aparecieron en otro y otro. Cuando se hicieron presentes en el antes pacífico condominio que nos presta eventualmente mi suegra, me quedó claro que la humanidad vuelve a ser atacada por la raza alienígena de los innovadores. Lo mas escalofriante es que todos y todas hablan exactamente igual. No podía ser coincidencia. Una despersonalización radical que ocurre siempre de una u otra manera en todo meroliqueo; pero que en su edición actual a nivel del mar parecen salir de una clonadora de un genio loco que quiere apoderarse del planeta, con centro de operaciones submarino y toda la cosa (¿por eso en las playas? mmhh, aja! eso lo demuestra todo!)

Lo más cercano que había conocido a esta envasadora de estilo es una locutora de comerciales y doblaje que abrió su academia hace unos 20 años y produjo daños, en muchos casos irreparables, a dos o tres generaciones de locutores. Su formula secreta era sencilla y poderosa: Habla grave, suave, profundo y sonríe, siempre sonríe. Para eso se tardaba un año en darles un certificado. Dirigiendo voces uno se encontraba locutores y locutoras de tono igualito, amable, sonriente e incapaces de dar otro tipo de intenciones de voz. ¿De casualidad estudiaste locución y doblaje en Allegro?…. lo suponía, gracias… te avisamos.

El habla estereotipada del pregón, del maestro de ceremonias, del call center y de cierto tipo de conducción, tiene de suyo un filo inquietante por que despersonaliza, implica una desposesión del vehiculo humano mas íntimo y eficaz para la expresión de emociones: la voz. La cantaleta monótona y el patrón repetitivo forman la barrera de protección psicológica del vocinglero. La neutralidad emocional es el recurso para que el texto no comprometa a quien lo porta. Se automatiza, se independiza del contenido a través del patrón y esto ocurre siglos o milenios antes de la aparición de las voces artificiales de los robots. Precisamente, uno de los rasgos de la maquina es la planicie tonal y rítmica, lo mismo que ciertos depresivos psiquiátricos.

Se comprende pues que la credibilidad de una voz sea inversamente proporcional a su mecanización y necesita naturalidad, aunque esta a menudo sea, como diría Wilde, la mas artificial de las poses. Al lado de las estructuras fonéticas de las lenguas existen el acento regional o particular que singulariza, hace persona y sujeto al hablante; pero también sus variaciones de volumen, velocidad y altura vinculadas directamente a su expresividad.

Un gran actor, al menos de voz, es aquel que puede abrir el arco cromático de la musicalidad del habla con amplitud y precisión. Pienso que la calidad de un histrión en radio puede equipararse a lo fino de su “pixeleo” o que tan alta definición posee, cuantos matices puede alcanzar en el manejo oral. Por ello sugiero que su dirección puede concebirse como la musicalización vocal de un texto fuera de la escala de 13 notas.

Una confusión que se presenta en la producción de radio es que a menudo no se distingue entre locutor, actor y conductor. El primero es quien, sin involucrarse, le presta su voz al texto a través de una manera o estilo de expresarse verbalmente. Un buen locutor, entiende el texto y las necesidades de la producción y encuentra la manera idónea de expresarlo, casi siempre con un control de los afectos que pudiera generar lo leído y siempre mostrando QUE ES leído. El actor interpreta afectivamente el guión bajo las indicaciones del director. El conductor no está sujeto al texto; sino a un tipo de escaleta o estructura que le define márgenes y espacios en que lo construye. Por ello, mas que una voz educada o una educación histriónica aquí se necesita una mente educada y articulada. El texto afecta al actor, el locutor lo efectúa y el conductor lo define. Pero en el batidero actual los conductores actúan entrevistas con guión pactado, conducen notas y boletines que modifican con editoriales al vuelo, mientras locucionan opiniones que deberían de asumir como propias; incluso casos en que no son ninguna de las tres cosas y para colmo con timbres vocales nada radiofónicos.

Por que ya es tiempo de sacar la valentina, traigamos un ejemplo: René Drucker. ¿Cómo es posible que un contenido tan esencial para todos como lo es la ciencia nos llegué por medio de una voz tan… de nariz tapada? ¿Por que las dosis de ciencia se oyen como aceite de ricino? ¿Y para colmo tan mal leído? ¿Qué no ensaya antes los guiones? (Por que es evidente que se los escriben). Causa disonancia cognitiva que la figura que se contruyó mediáticamente para representar al gremio científico hable como subnormal. ¿Qué nos quiere decir como síntoma?

Si de gangas se trata yo compro antes a Maxine Woodside quien al menos resulta coherente con lo que dice y su carrera; en contraste el doctor no locuciona, no opina, no actúa, no genera el contenido ¿qué hace entonces? Protagoniza. Es una “personalidad”. En mis obsesiones radiofónicas me pregunté hace ya tiempo como habría llegado al aire. ¿por sexy? ¿porque en los 12 años que fue alto funcionario con De La Fuente y Narro quiso ahorrarle el presupuesto de un locutor a la UNAM?

¿No había mejor manera de irradiar la ciencia que otorgarle su nombre, prestigio y lectura sincopada a las producciones? algo en el falsete no me checaba, la respuesta debía estar en su trayectoria. Indagué, pues, que nunca pudo sostener consistentemente las expectativas que mediante buena publicidad levantó a finales de los 80 con su método de trasplantes de medula para el tratamiento del Parkinson. Resultados experimentales a la postre muy cuestionados por la comunidad científica internacional. Una consagración nacional precoz y su indudable habilidad para apretar los botones del poder, han permitido lo demás.

No todos los merolicos hablan y venden igual.

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