jueves 28 marzo 2024

Wolff y Guzmán: los periodistas y los presidentes

por Julián Andrade

Describir la vida privada de las casas presidenciales, y de su entorno, siempre ha sido un reto para el periodismo. Es ahí donde se genera cercanía, pero también altas, muy altas dosis de tensión.

Eso es lo que hizo Michael Wolff en Fuego y furia, ocupándose del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y de sus más allegados colaboradores.

Una de las virtudes del texto es que se comprueba que la realidad muchas veces supera a la fantasía y que el hombre más poderoso del planeta es un tipo inestable y caprichoso, lo que genera riesgos inclusive para la seguridad.

Wolff tuvo acceso a la Casa Blanca, a sus despachos y pasillos, y conversó con decenas de funcionarios; pero una de las piezas clave de lo que escribió es lo que le dijo Steve Bannon, quien fungió como jefe de estrategia de Trump y representa al extremismo de la derecha alternativa.

El propio Trump salió a descalificar a Bannon diciendo que “no sólo perdió su trabajo, sino el juicio” y que su participación en la campaña y el gobierno no resultó tan importante como se cree.

En los apuntes de Wolff nos encontramos ante un presidente que no escucha, no lee, pero a la vez se considera infalible y que inclusive algunos califican como poco preparado para el trabajo que ahora tiene.

Por la furia que desató, es evidente que Wolff logró penetrar en el padecimiento de una administración que está fuera de brújula, y que, sin embargo, funciona para dar cobijo al populismo en diversas regiones del mundo.

Para Trump son preferibles regímenes como el ruso o el chino que las democracias occidentales tradicionales, donde existen reglas y pautas de comportamiento establecidas inclusive por acuerdos entre naciones.

Quizá valga la pena recordar, aunque teniendo en cuenta las diferencias de cada caso, el libro de Martín Luis Guzmán, El águila y la serpiente, en el que se adentra justamente en los círculos de cobijo a personajes importantes.

Guzmán, además, capoteó con alta capacidad narrativa su doble papel de escritor y de político. Acaso no se lo propuso de antemano, pero logró algunas de las piezas más notables de la biografía del poder.

Acerca de Carranza escribió: “Cerca de don Venustiano florecían viciosamente la intriga y la adulación más bajas; privaban los díscolos, los serviles y los alcahuetes”.

Supo cómo estos ambientes afectaron el ejercicio mismo del gobierno y al final con consecuencias funestas.

Ahora Fuego y furia nos permiten contar con elementos cuando menos para que nadie se engañe sobre la sombra oscura que cubre, por ahora, la Casa Blanca, y que se advierte en la alta temperatura del río Potomac.


Este artículo fue publicado en La Razón el 8 de enero de 2018, agradecemos a Julián Andrade su autorización para publicarlo en nuestra página.

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