viernes 19 abril 2024

Las voces de la 4T

por Armando Reyes Vigueras

No fallan en cada acontecimiento negativo que involucra algún aspecto de su tan amada transformación. La maquinaria propagandística de la 4T siempre tiene a la mano alguna voz que le ayude a validar la idea que quieren transmitir, aunque eso resulte un verdadero reto no sólo a la lógica, sino también a las evidencias. Pero no se trata de algo nuevo, viene de cuando se armó el movimiento en 2006.

Voces convenientes

Como todo movimiento político que se respete, la 4T tiene a la mano un aparato propagandístico que le ayuda a alcanzar sus metas.

Desde 2006, la primera ocasión en que su líder buscó la presidencia de la República, dicho aparato se ha venido preparando con el fin de ganar la batalla no sólo en el terreno de la opinión pública, sino también en el de las redes sociales.

Han tenido tiempo, paciencia y recursos para construir todo un entramado que les permita no sólo adoctrinar, sino generar una percepción favorable a sus intereses.

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Ejemplos de lo anterior hay varios. En 2006, en medio de los alegatos de fraude en contra de AMLO, surgió la versión de un algoritmo que había alterado el resultado de la votación y pese a los testimonio incluso de representantes del PRD –en el sentido de que el conteo de votos coincidía con las actas–, no tardó en aparecer un grupo de especialistas que apoyaban la versión del algoritmo mapache.

Y así ha sido en cada coyuntura que se presenta y que es aprovechada por este aparato de propaganda.

Si se acusa a un gobierno pasado de utilizar al Ejército para encubrir criminales, no falta el testigo –sin aportar pruebas más que su palabra– que da testimonio para validar la versión.

Si policías federales se quejan por la manera en que los quieren transferir a la Guardia Nacional, violando de paso sus derechos laborales, saldrá una periodista, Anabel Hernández, que nos recuerda las acusaciones de corrupción en contra de la corporación policiaca que está a punto de desaparecer.

Sí ex trabajadores de Notimex denuncian la manera en que están siendo despedidos, no faltará la voz que saque a la luz la investigación en contra del líder sindical de la agencia.

Así queda claro que si bien no se trata de defender la corrupción –que sin duda la hubo– en el sindicato de la agencia de noticias o en la Policía Federal, resulta conveniente recurrir a este expediente para justificar este tipo de decisiones, como antes se recurrió a ciertos personajes para dar validez a un hecho que se emprendía bajo el paraguas del movimiento.

Algo parecido ocurre en el ámbito de las redes sociales.

No sólo se trata de cuentas creadas recientemente –la mayoría con pocos seguidores–, que refutan cada crítica que se hace al actual gobierno federal o al presidente, buscando que quede claro que no todos apoyan a quienes difieren de los designios de la 4T, además de contaminar la discusión pública –al lanzar insultos a los críticos– y amedrentar a quienes no concuerdan con su visión de las cosas.

Esto es complementado con el surgimiento de portales, cuentas de medios de comunicación digitales, youtubers e incluso articulistas que buscan difundir la versión del movimiento en los temas que se discuten en la agenda pública.

Que los medios tradicionales y muchos que no se han alineado a la 4T estén muriendo de inanición por la falta de publicidad oficial, es sólo el complemento para que el cuadro esté completo.

No es casualidad que el gran argumento que ayudó a ganar la pasada elección presidencial, la corrupción, sea ahora el principal método no sólo para acallar críticas, sino para validar acciones de gobierno que incluso vulneran a ciertos sectores de la población.

Veamos. Se cierran estancias infantiles, se quitan becas, se reducen proyectos de investigación, se reduce personal, se cancela la construcción de un aeropuerto o se elimina un cuerpo de seguridad debido a la corrupción, y claro que hay quien compre el argumento, en especial por el recuerdo de un gobierno que se empeñó en ser emblema en este tema –como el de Peña Nieto y los panistas que lo antecedieron–, pero eso no justifica el cierre de estancias, tantos despidos y la manera en que se han realizado o la falta de pericia –por no decir el capricho– para detener una construcción que hubiera podido demostrar cómo se combate en serio a la corrupción.

Y en cada paso que se da en este sentido, surgen voces que apoyan las medidas tomadas, incluso que ayudan a tratar de entender qué está sucediendo, como es el caso de la renuncia de Carlos Urzúa y la oportuna entrevista que realizó para Proceso Hernán Gómez Bruera, a quien no se le conocía esa faceta como colaborador del semanario y sí su encumbramiento reciente como una voz favorable a la 4T, aunque él quiera afirmar lo contrario.

Pero se trata de que las voces de la 4T se queden con todo el escenario, incluso siendo su misma oposición, sin importar que sus contradicciones vayan creciendo de volumen hasta que sea imposible para esas mismas voces acallar esto.

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