jueves 18 abril 2024

Virgilia Eréndira Sandoval

por José Ramón López Rubí Calderón

Antes de ser la secretaria de la Función Pública del gobierno obradorista, la doctora Irma Eréndira –esposa del doble doctor Ackerman- hacía declaraciones izquierdistas como esta: “Salinas Pliego es el socio mayoritario de TV Azteca, el gobierno le otorga beneficios económicos y fiscales a cambio de imponer la ideología oficial a través de la pantalla de televisión”. Hoy que el presidente López Obrador tiene una alianza multidimensional con Ricardo Salinas Pliego, Sandoval tiene que callarse y ver a su jefe tallarle una contradicción para el CV histórico. Porque Salinas Pliego no ha cambiado de modos de vida. O dicho de otro modo, la secretaria se sienta frente a la TV (Azteca) para engullir un buen plato de sapos.

Pero ése no es el único elemento de su dieta de la incongruencia. Una dieta vigente y vigorosa. El plato fuerte –la contradicción principal y directamente relacionada con su cargo- es la defensa de Manuel Bartlett. Así, ni dice todo lo que decía, si no conviene al momento, ni hace todo lo que debería hacer. No creo que sea necesario transcribir aquí sus dichos pejebartlistas; basta recordar que declaró que las cosas se estaban “sacando fuera (sic) de contexto”. Lo dicho: defendiendo al indefendible. Sin investigar. Pero hay que tener cuidado con esa palabra. “Investigar”…

Foto: plazapublica

Sandoval estaba peor que Virgilio Andrade: ni siquiera fingía una investigación a ya saben quién. Momentáneamente se ha colocado al nivel que Andrade tuvo también momentáneamente, el de “investigadores”. El siguiente paso, para mantenerse a la altura del Virgilio malo, es fingir que investiga y “limpiar” a Bartlett. Lo más probable hoy, digamos amablemente. Y en eso estamos, en esa espera seguimos. Que la SFP anuncie que va a investigar a Bartlett no significa (no necesariamente) que de veras vaya a investigarlo, ni que vaya a castigarlo, por lo que tampoco se esfumarían la incongruencia y los costos de la simulación. La única forma en que Sandoval se limpiaría un poco a sí misma es si hubiera un castigo razonable, adecuado, a “don Manuel”.

Pobre Irma Eréndira Sandoval: su jefe –su sol, en la visión de Estado luiscatorcista que ya exhibió- sigue empujándola a un hoyo del que su nombre nunca podría salir. Nadie se acuerda de Virgilio Andrade salvo por una “investigación”…

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