jueves 28 marzo 2024

Viejas panzonas y mensas

por Rubén Cortés

A los santones de la izquierda latinoamericana los persigue el pasado, sea de hace 48 años, como a Silvio Rodríguez, o de hace una semana, como a Elena Poniatowska. Porque la hipocresía es la madre de toda fantochada.

Escribió Silvio, en “Canción en harapos”, en 1971:

“Desde una mesa repleta cualquiera decide
aplaudir
la caravana en harapos de todos los pobres.
Desde un mantel importado y un vino añejado
se lucha muy bien”.

Hoy, Silvio es un millonario y vive en las casonas confiscadas por Fidel Castro a los millonarios de hace 60 años; y es dueño de un estudio de grabaciones, en un país donde el salario medio mensual es de 18 dólares; y sólo a unos afortunados le es tolerado poseer una fonda.

Escribió Elenita el pasado 2 de noviembre:

“Durante siglos, a los indígenas se les ha obligado a renunciar a su cultura, usos y costumbres, marginados de la política social, económica y cultural de México, aunque de ellos brota nuestra cultura. Deberíamos avergonzarnos de nosotros mismos”.

Ayer, Elenita describió a las mujeres indígenas del Istmo en Oaxaca: “ahora las juchitecas que yo he visto, por la cerveza, están bien panzonas y mensas”, a diferencia de las que retrató la italiana Tina Modotti hace casi un siglo, que “eran todas bien delgaditas”.

Escribió Silvio en “Canción en harapos”:

“Desde una mesa gigante y un auto elegante
se sufre también.
En un amable festín se suele ver combatir.
Si fácil es abusar más fácil es condenar
y hacer papeles para la historia, para que te haga un lugar”.

Pero festejó en 2012 la legalización de la mariguana en Uruguay porque dijo que siempre creyó que uno de los golpes más grandes que se puede dar al flagelo de las drogas es legalizarlas. Sin embargo, el uso y tráfico de mariguana en Cuba son penados con 25 años de cárcel o con fusilamiento.

Pues sí, como escribió Silvio en 1971:

“Qué fácil es protestar por la bomba que cayó
a mil kilómetros del ropero y del refrigerador.
Qué fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos,
contra la cruz o el poder divino,
siempre al alcance de la vidriera y el comedor”.

Al igual que Elenita, quien, cuando recibió el premio Cervantes en 2013, vistió un huipil rojo de cadenilla, tres recuadros en hilos amarillo y negro, cosido por indígenas del Istmo… esas mismas que ayer denigró por su físico y su nivel intelectual, por estar “bien panzonas y mensas”.

Mejor que cierre este texto el propio Silvio:

“Que fácil de apuntalar sale la vieja moral
que se disfraza de barricada
de los que nunca tuvieron nada.
Qué bien prepara su máscara el pequeñoburgués”.


Este artículo fue publicado en La Razón el 7 de noviembre de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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