martes 16 abril 2024

Universidades, la pelota está en su cancha

por Javier Solórzano

Las universidades requieren de una revisión a fondo no sólo por la necesidad sistemática de estar bajo constante atención, sino también porque estamos frente a cambios que obligan a revisar su papel, su relación con la sociedad y su proceso de enseñanza-aprendizaje.

La clave está en cómo hacerlo y bajo qué bases. No tiene sentido lanzar ocurrencias en medio de escenarios como por el que están pasando algunas universidades, particularmente la UNAM y el IPN.

El Politécnico se encuentra en medio de un Congreso en el que se busca la participación de toda la comunidad. No está siendo fácil porque se han ido cruzando intereses y procesos internos que tienen que ver, entre otros, con la elección de los estudiantes al Congreso.

Algo importante es que no se puede estar cambiando de integrantes del Congreso porque se pierde la continuidad, la cual es necesaria y estratégica para que se avance en el debate, conclusiones y acciones.

Otro tema a atender en el IPN es si se mantiene en el cargo el director o hay cambio; la decisión puede mover de manera significativa la dinámica interna del Poli.

El haber lanzado una iniciativa para que haya cambios en la estructura interna de la UNAM resulta, bajo las actuales condiciones, una provocación. La universidad está enfrentando el tema de violencia de género en medio de protestas y toma de escuelas, lo que está agitando sus bases.

No hay duda de que se requiere de una evolución y modernización de las actuales estructuras de la UNAM. El gran reto es cómo hacerlo y el momento para ello. Todo lo que pasa en la universidad trasciende a la vida del país; la iniciativa presentada pareciera un intento por entrometerse en la institución más que pensar genuinamente en ella.

Lo que hemos visto en el último año no responde al necesario apoyo a las universidades. Si bien algunas han mantenido sus presupuestos, el problema está en qué tanto están siendo importantes para los gobiernos, empezando por el federal.

En el caso de estas instituciones, ejes de la educación superior, es evidente que están en medio de delicados procesos, pero también están ante una gran oportunidad de transformación.

Habrá que pensar qué está pasando con todas las universidades en el país. Si la UNAM y el IPN andan padeciendo dificultades, imaginemos qué pasa con las universidades públicas de los estados.

Lo que es definitivo es que si no se apoya a los investigadores y a los académicos, los procesos en las instituciones se debilitan y la producción de conocimiento, eje de transformación de las sociedades, se minimiza y menosprecia.

Si no se considera a las instituciones como centro de transformación y eje para la gobernabilidad y la creación de políticas públicas, muchos problemas seguirán enquistados por más que algunos programas sociales estén dando resultado; la pregunta es por cuánto tiempo se podrán sostener.

El proyecto de nuevas universidades no va a resolver el problema de fondo. Podrá atemperar la demanda de inscripciones, pero no va a colocar a estas universidades como parte del proceso de transformación que se pretende.

Las universidades públicas no requieren de salvadores desde el púlpito legislativo. Les urge apoyo y desarrollar debates internos que les permitan, en el marco de sus autonomías, responder al tiempo que vivimos y a las exigencias del país.

La respuesta del rector de la UNAM tiene que ver con esto; pero tanto en la universidad como en el IPN se requiere dar un segundo paso antes de que desde fuera lo quieran dar. Ya se vio que algunos andan soltando sus manos, sean propias o de otros.

RESQUICIOS.

Muchas cosas están por definirse rumbo al 9 de marzo. Colocar el día en favor de la lucha de las mujeres ya está en el imaginario colectivo. ¿Cómo se va a desarrollar el día, quién va a participar y qué va a suceder con quienes decidan tomar el día como acto de protesta o decidan trabajar? Eso tiene que irse definiendo sin protagonismos.


Este artículo fue publicado en La Razón el 25 de febrero de 2020, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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