miércoles 24 abril 2024

Un partido socialdemócrata

por Rafael Hernández Estrada

El PRD, que en las recientes elecciones salvó el registro legal gracias al apoyo de 1 millón 800 mil votantes, se acerca a importantes decisiones, consistentes en su redefinición como izquierda socialdemócrata y en su reposicionamiento político y territorial. Tales proyectos están procesándose en las deliberaciones con vistas a los Congresos Nacionales que dicha formación celebrará en octubre y diciembre próximos.

Es importante que el principal partido de la izquierda histórica del país se asuma como parte del pensamiento socialdemócrata, pero es deseable que esta definición no se limite a la inserción de alguna frase en sus documentos básicos o a un simple cambio de nombre y emblema.

Será preferible que la redefinición de la izquierda mexicana transcurra como un ejercicio deliberante que, con una visión de futuro, someta a crítica tanto los paradigmas de lo que fue el socialismo real, como de los del nacionalismo revolucionario. En su nacimiento, el PRD abrevó de la primera vertiente con la unificación de la izquierda histórica proveniente de los partidos socialistas que lo antecedieron (y que, de hecho, le heredaron el registro legal como el PCM y el PMT). La segunda vertiente ideológica provino de la Corriente Democrática que, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, rompió con el PRI y se sumó a la formación del que en su momento fue el partido unificador de la izquierda mexicana.

Ninguna de las dos herencias ha sido saldada expresamente, lo que debiera realizarse en esta etapa, si se pretende una auténtica redefinición ideológica. De tal crítica emergerán los postulados de una izquierda moderna, global, atenta a los nuevos problemas mundiales y los del país y con visión de futuro. Para lograrlo, el PRD no tiene porqué abandonar sus causas históricas y sociales, sino hacer un ejercicio de actualización programática en la que las divisas centrales unifiquen los principios liberales con los del socialismo y se expresen en la defensa de las libertades civiles, el fortalecimiento del Estado laico, la reivindicación de un proyecto económico alternativo distinto de las recetas neoliberales, la defensa de la democracia y de la autonomía de los órganos electorales y la promoción y protección de los derechos de las mujeres, de la juventud y de la diversidad sexual.

Junto a lo anterior, el PRD deberá reposicionarse políticamente mediante dos ejes estratégicos de la mayor importancia: el primero es el ejercicio de una oposición desde la izquierda, que denuncie el carácter populista del proyecto transexenal de la 4T, sus errores e ineptitud. La marcha del gobierno federal, su desastre en temas torales como la seguridad pública, la salud y la educación, debe ser motivo de denuncia desde las posturas de la izquierda, lo mismo que los desgobiernos que Morena ejerce desde las gubernaturas y alcaldías.

No se trata de que la izquierda se asimile al descontento de la derecha, mucho menos al de la ultraderecha. Tampoco implica hacer una crítica por consigna y sin fundamento. Se trata de poner a la inteligencia de izquierda a valorar los despropósitos gubernamentales, su deriva centralista y autoritaria, mirándola desde la perspectiva de la izquierda y de las clases populares y, además, hacerlo con base en la ley, con datos duros y formulando alternativas viables.

La otra gran estrategia es la del despliegue territorial de la organización perredista, que deberá reencontrarse con la ciudadanía y con la sociedad civil, enarbolando demandas surgidas de la población. Esto implica, en primer lugar, dar señales de vida a través de recursos propagandísticos, tanto tradicionales como virtuales, en todos los distritos electorales y municipios del país.

Cincelada: Aparte de mochar los apoyos sociales, los superdelegados de AMLO practican asiduamente el nepotismo y la aviaduría, según denuncias de los propios brigadistas.

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