viernes 19 abril 2024

Un IFT inútil

por Gerardo Soria

El 27 de mayo, vence la consulta pública del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) respecto de la regulación asimétrica impuesta al agente económico preponderante en el sector telecomunicaciones: América Móvil, Telmex, Telnor, Telcel, Grupo Carso, Grupo Financiero Inbursa y todas sus filiales, subsidiarias y empresas bajo el control común de la familia del ingeniero Carlos Slim (AEPT).

Ante la altísima concentración en el sector telecomunicaciones y la debilidad institucional que durante décadas hizo imposible regular al AEPT, la reforma en telecomunicaciones del 2013 creó la figura de agente económico preponderante, que, a diferencia del tradicional agente con poder sustancial, permite regular de inmediato y sin necesidad de complejos análisis a todo aquel agente económico que detente más de 50% del sector telecomunicaciones o del sector radiodifusión. Así, en marzo del 2014, el IFT determinó las empresas que constituían el AEPT y les impuso ciertas medidas de regulación asimétrica. Del mismo modo, poco después determinó tarifas de interconexión asimétricas entre el AEPT y sus competidores. Las medidas y tarifas de interconexión impuestas por el IFT fueron muy limitadas y, en realidad, no modificaban de manera significativa la posición de privilegio del AEPT, al grado de que el Congreso de la Unión tuvo que imponer medidas más efectivas en la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, tales como la eliminación del servicio de larga distancia nacional, la prohibición del efecto club y la tarifa cero de interconexión para el AEPT. Ninguna de estas medidas, que fueron las únicas que tuvieron un efecto real en el mercado, fue impuesta por el IFT, sino por la ley. La tendencia del IFT a descafeinar la asimetría entre el AEPT y sus competidores ha sido una constante desde su creación.

En el 2017, como resultado de la primera revisión de las medidas de preponderancia, el IFT determinó que el AEPT seguía discriminando a sus competidores en la provisión de servicios mayoristas y en el acceso a su infraestructura pasiva, por lo que ordenó la separación funcional de Telmex y Telnor mediante la creación de subsidiarias que, en teoría, habrán de proveer los servicios mayoristas y el acceso a su infraestructura pasiva tanto a competidores como a las unidades minoristas de las propias Telmex y Telnor, en condiciones no discriminatorias. Una vez más estamos en presencia de una medida descafeinada que permite al AEPT seguir teniendo el control absoluto de los procesos e infraestructura que supuestamente debe poner a disposición de sus competidores. Se trata simplemente de pasar las cosas de una bolsa a la otra pero dentro del mismo pantalón. Aún así, y accediendo a presiones de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el IFT ha retrasado una separación funcional que ya de por sí tenía plazos ridículamente largos. Basta con comparar los plazos de lo ordenado por el IFT con el tiempo que le llevó al AEPT la escisión de todas las torres de Telcel para crear Telesites, la nueva empresa de infraestructura del AEPT.

Parece que la intención del IFT es simular como que regula a través de medidas que en el pizarrón se ven bien pero que tienen gravísimos problemas de implementación. Por ejemplo, desde hace cinco años se ordenó la creación de un Sistema Electrónico de Gestión (SEG) a través del cual, en teoría, los competidores tendrían acceso a los servicios mayoristas e infraestructura del AEPT; sin embargo, de manera ilógica, el IFT confió el desarrollo y operación de este sistema al propio AEPT, de tal manera que al día de hoy carece de un mapa completo de infraestructura y servicios disponibles y hay muchos procesos que simplemente no se pueden concluir. Por extraño que parezca, el IFT se niega a que el SEG sea operado por un tercero independiente que garantice la no discriminación por parte del AEPT.

Al mismo tiempo, la falta de supervisión y sanción por los cientos de incumplimientos denunciados al IFT, así como la eliminación de la tarifa cero de interconexión, han tenido como efecto una peligrosa reconcentración de mercado en el AEPT, quien día a día recupera un terreno que ya había perdido en demérito de la única razón de ser del IFT: la consecución de condiciones de competencia efectiva.


Este artículo fue publicado en El Economista el 15 de mayo de 2019, agradecemos a Gerardo Soria su autorización para publicarlo en nuestra página.

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