viernes 26 abril 2024

El humor negro de “Tres anuncios por un crimen”

por María Cristina Rosas

Existen numerosas historias sobre la delincuencia organizada en todas las latitudes. Secuestros, asaltos, robos, violaciones, feminicidios, son siniestros acontecimientos de los que ninguna sociedad está exenta. Pero, ¿se puede construir una narrativa usando el humor negro para dar cuenta de hechos tan lamentables como los descritos? Por inverosímil que parezca, el irlandés Martin McDonagh, director de “Tres anuncios por un crimen” (Three Billboards Outside Ebbing Missouri) lo ha hecho posible, de la mano de la galardonada Frances McDormand, Sam Rockwell y Woody Harrelson.

Ambientada en Ebbing, Missouri -ubicado en ese Medio Oeste donde Donald Trump tiene, por cierto, su mayor base electoral-, “Tres anuncios por un crimen” narra el dolor de una madre, Mildred Hayes (McDormand) tras el asesinato no esclarecido de su hija adolescente y detalla su decisión de rentar tres espectaculares a la entrada del pueblo, donde reta a las autoridades a esclarecer el hecho.

En los espectaculares, Hayes menciona puntualmente el nombre del jefe de la policía del lugar, el jefe Willoughby (Harrelson), personaje querido por la comunidad y que además padece un cáncer pancreático en fase terminal. Que el jefe Willoughby sea señalado como responsable de no haber llevado a cabo las investigaciones para dar con los culpables, es mal tomado por la comunidad y en especial, por la comandancia del lugar donde uno de los oficiales, Dixon (Rockwell), se la vive embriagado, golpeando y amedrentando sobre todo a personas afro-estadunidenses. Ello lleva Hayes a denunciar en diversas oportunidades, incluso ante los medios, que la policía de Ebbing está más preocupada por “golpear negros” que por hacer su trabajo.

La trama transcurre, como se decía, con fuertes dosis de humor negro. El pueblo odia a Hayes por exhibir de esa manera al jefe de policía cuya salud empeora. Hayes es una mujer dura, entristecida, divorciada de un esposo que la maltrataba. Con ella vive su hijo adolescente, un muchacho agobiado por lo sucedido con su hermana y que en el colegio es motivo de bullying por las acciones de Hayes.

El jefe Willoughby es una buena persona. Lamenta no haber dado con los responsables del feminicidio y a pesar de hablar con Hayes, ésta no baja la guardia y mantiene los espectaculares, con el costo financiero que ello supone. Ante una recaída repentina, el jefe Willoughby opta por quitarse la vida, no sin antes enviar cartas a diversas personas, entre ellas Hayes. En la misiva correspondiente, Willoughby reitera a Hayes que él hizo lo posible por encontrar a los culpables y que dispuso pagar la renta de un mes adicional de los espectaculares, sólo para prolongar los problemas que Hayes ha enfrentado con la comunidad a causa de ellos.

Mientras tanto, Dixon, quien reside con su resentida mamá, al enterarse del suicidio de su jefe, propina una terrible golpiza al responsable de rentar los espectaculares a Hayes. La paliza es presenciada por el sucesor de Willoughby, quien lo despide. Más tarde, Hayes quema la comandancia de policía estando por casualidad Dixon adentro, quien termina en el hospítal con quemaduras muy graves. Ahí se encuentra con el responsable de rentar los espectaculares, a quien le pide perdón.

Dixon cambia su actitud al salir del hospital y en un café escucha la conversación de un hombre que afirma haber violado y quemado a una joven, por lo que Dixon deduce que se trata del feminicida a quien Hayes busca. Dixon sale del lugar, anota las placas del medio de transporte del sospechoso y regresa al café donde el dueño del vehículo le da una paliza. Dixon reúne la sangre salpicada del sospechoso y solicita una prueba de ADN a fin de corroborar que se trata del feminicida. Sin embargo, los análisis revelan que él no fue quien perpetró el crimen.

Todo lo anterior se lo informa Dixon a Hayes y una vez que se descarta la culpabilidad del sospechoso, Dixon comenta a la atribulada madre que seguramente el individuo ha cometido de todos modos algún crimen semejante, por lo que se pone de acuerdo para viajar con Hayes a Idaho (las placas del vehículo del sospechoso son de ese estado), presumiblemente para matarlo, pero al final, ya rumbo al lugar, Dixon y Hayes decidan que lo pensarán en el camino.

McDormand es la clase de actriz que realiza caracterizaciones difíciles de olvidar. Basada en hechos reales “Tres anuncios por un crimen” cuenta con un guión elaborado pensando específicamente en McDormand como protagonista. Con un presupuesto modesto para los estándares de Hollywood -apenas 12 millones de dólares-, la película trata, de la manera menos convencional posible, un tema escabroso que el director Martin McDonagh desarrolla con solvencia. El elenco se desenvuelve muy bien, aun cuando McDormand se lleva las palmas. Muy recomendable. A McDormand ya le dieron el Globo de Oro por su participación en la película y es fuerte candidata al premio Oscar como mejor actriz el próximo 4 de marzo

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