jueves 28 marzo 2024

Todos mienten: políticos y fake news

por Armando Reyes Vigueras

El tema de las noticias falsas, o fake news, es uno que se ha popularizado gracias a las denuncias de algunos gobernantes por información que les resulta incómoda. Es muy fácil recurrir al argumento de negar la veracidad de una nota, con el uso del anglicismo como etiqueta, con lo cual buscan descalificar a los emisores de dicha información y evitar, así, dar explicaciones al respecto, aunque se trate de datos que son ciertos y verificables.

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Las fake news ya son parte de nuestra cotidianeidad. Muy seguido en redes sociales se recurre a este par de palabras, aunque sean en otro idioma, para calificar como mentiras a noticias que se consideran como negativas para ciertos elementos de la clase política.

Por supuesto que hay que diferenciar las notas falsas que buscan atraer a una audiencia desprevenida y poco informada, como la muerte de un famoso o el aterrizaje de un Ovni, un recurso utilizado por medios sensacionalistas, aunque esto sea harina de otro costal.

Con la llegada de las redes sociales, la cantidad de información al alcance de todas las personas se multiplicó, al igual que los pretextos para la clase política que podía evadir, gracias a este recurso, sus responsabilidades.

Fue Donald Trump quien comenzó a utilizar el término fake news, durante su campaña electoral y en su enfrentamiento con algunos sectores de la prensa estadounidense que no veían bien su candidatura.

Cabe recordar que Bill Clinton negó de inicio que “algo” hubiera sucedido con la, en ese entonces, becaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky.

Así, no es de extrañar que un político rechace una noticia que lo exhibe como corrupto, cometiendo errores o beneficiando a sus cómplices; negar los hechos o decir que se trata de mentiras son las primeras reacciones que tienen.

Pero los estadounidenses no son los únicos que recurren al argumento de que se trata de mentiras, campañas de desprestigio, ataques de sus adversarios o fake news para no solo desviar la atención, sino evitar también responder al cumplimiento del derecho a la información de sus patrones, es decir los ciudadanos.

Ante denuncias de actos de corrupción de gobernantes emanados de sus filas –sean azules, rojos, amarillos o morenos–, se niega esa posibilidad y acusan campañas en su contra.

Un dicho mexicano asegura que el mentiroso debe ser memorioso, porque después esos mismos políticos que se quejan de las mentiras que publican los medios, lanzan acusaciones y hasta retoman la información que antes calificaron como falsa.

etcétera publicó un ejemplo de cómo López Obrador acusó a Manuel Bartlett de corrupción, aunque ahora lo defienda ante una investigación periodística que cuestiona el origen de su patrimonio.

Jenaro Villamil –director del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano– señaló recientemente que, respecto al aumento al precio de la gasolina luego de ver reducido el subsidio por parte de la Secretaria de Hacienda, que la información difundida por los medios era una campaña de fake news.

Y el protagonista principal de las mañaneras, ante preguntas de la prensa –no de los aduladores que simulan ser reporteros– utiliza el recurso de decir que tiene “otros datos”, aunque sea la misma información, como fue el caso de los cuestionamientos que hizo Jorge Ramos en el tema de la seguridad, citando las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública. El intercambio de palabras reflejó que ambos hablaban de lo mismo, aunque la interpretación del presidente era lo que más llamaba la atención.

Todo lo anterior es parte del repertorio que gobernantes utilizan para negar la realidad, ya sea en el ámbito económico, en el de seguridad o el combate a la corrupción. Ya ven que, con relación a las acusaciones de Barttlet, la secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, señaló que nada tiene de malo adquirir propiedades cuando no se es servidor público, aunque el reportaje señale que la mayoría de los bienes los adquirió cuando era senador, para finalmente decidir que sí se le va a investigar, aunque se pueda anticipar la exoneración, igual a como lo hizo Virgilio Andrade en el caso de la Casa Blanca.

Lo único que queda como lección de este tipo de experiencias, es que los medios de comunicación y los periodistas deben recurrir cada vez más al periodismo de datos, ofreciendo información que pueda ser verificada y contrastada, a pesar de los embates que buscarán etiquetar con el término fake news cada nota que no les gusta a quienes buscarán imponer su posverdad.

Otra conclusión que parece desprendida de la serie que elevó a la fama a Hugh Laurie y que se convirtió en la frase más pronunciada por el personaje principal del programa, el Doctor House, se puede aplicar a nuestra clase política: “todos mienten”.

Hay que recordar que una motivación enorme para este tipo de conductas, es que se descubra que los que ahora gobiernan son iguales a los que estaban antes en la administración pública, algo que les aterra pero que es verdad, a pesar de las fake news que pretendan invocar.

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