viernes 29 marzo 2024

‘Todos los lectores somos niños’. Entrevista a Ave Barrera

por Mixar López

Ave Barrera (Guadalajara, 1980), es una de las autoras con más presencia en el mercado editorial mexicano. Fue ganadora del premio de Primera Novela Sergio Galindo (2013) de la universidad veracruzana y del Concurso Internacional de Artista (2015). Es autora de los libros Puertas demasiado pequeñas (Alianza, 2013), Una noche en el laberinto (Edebé, 2014), Tláloc: piedra de agua (Armelia Spitalier, 2015) y Restauración (Paraíso perdido, 2019), novela ganadora del premio Lipp, la versión mexicana de Le Prix Cazes, que otorga desde 1935, el restaurante Lipp Brasserie, ubicado en París.

Acerca de la puericia, Julio Ramón Ribeyro escribió lo siguiente:

 “[l]o que seremos está allí, en su configuración y sus objetos. Nada en el mundo abierto podrá reemplazar al espacio cerrado de nuestra infancia, donde algo ocurrió que nos hizo diferente y que aún perdura y que podemos rescatar cuando recordamos aquél lugar de nuestra casa”.

Ave Barrera es una escritora que piensa que la literatura se alimenta de la fuente inagotable de la memoria, la reminiscencia de la infancia, y que cada lector es un niño de diez años que a veces se distrae y pierde el interés, pero que está abierto siempre a descubrir algo.

De eso conversamos en esta entrevista, entre otros temas; en este confinado día del niño.

 ¿Por qué te decidiste, en un inicio, por la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara (UDG); pensaste en otras carreras?

Iba a estudiar medicina, pero saqué mis papeles y los cambié a Letras.

¿Cuál es el recuerdo de tu niñez que está más latente en tu narrativa?

Todos, hay muchos, algunos del campo, otros del entorno doméstico, otros de la labor de mis padres con los materiales en su taller. Como muchos dicen, la literatura se alimenta de la memoria, es una fuente inagotable.

¿Qué fue lo que te atrajo de las lenguas portuguesas?

La literatura africana en lengua portuguesa, la prosa de Paulina Chiziane, Mia Couto, Ungulani BaKaKhosa, y el mundo que representaban me fascinó, y quise leerlos en su lengua, estudiarlos a fondo.

¿Son importantes los premios, las becas y las distinciones para un escritor?

Lo son, por supuesto. Los escritores necesitamos aprender a creer en nosotros mismos, tanto como necesitamos pagar la renta y surtir el refrigerador.

José Federico Burgos es un poeta puertorriqueño, autor del poema “Plegaria al regreso”; pero en tu Puertas demasiado pequeñas (Alianza, 2016), es un copista de cuadros del renacimiento. ¿Existe algún personaje en Guadalajara en el que esté basado este marginal personaje?

Ninguno, es por completo un personaje de ficción, lo del nombre es una coincidencia que ignoraba.

¿Cómo es que se introduce la figura de Juan Rulfo en esta obra?

Hasta donde sé, no lo hace. Hay una cita textual y su influencia está muy presente en la construcción de las atmósferas.

 ¿De qué manera la literatura ayuda a las personas?

No creo que la función de la literatura sea “ayudar a las personas”, me parece que cada lector encuentra la manera en que el goce estético de la lectura puede llegar a resultar terapéutico o benéfico.

 ¿Cómo surge el argumento de Una noche en el laberinto (Edebé, 2014), y por qué decidiste incursionar en la narrativa infantil?

La idea se me ocurrió mientras me comía una hamburguesa en un restaurante de cadena con mis sobrinos. No fue una decisión consciente “incursionar” en la literatura infantil, algunas de las historias o proyectos que se me ocurren empatan más con esos lectores. El proceso creativo es exactamente el mismo, aunque la salida editorial sí busca entrar en ese nicho.

 ¿Qué tan difícil es atraer la atención literaria de un niño de ocho años, y cómo lograrlo?

De cierta forma todos los lectores somos niños de ocho, diez años; nos distraemos y perdemos interés cuando lo que leemos pretende demostrarnos algo o nos aburre. Queremos saber qué es lo que va a pasar en la historia, queremos descubrir algo.  De preferencia algo emocionante y conmovedor.

 

¿Qué representa estar en un Lados B de Mauricio Bares (Nitro Press)?

Le tengo mucho cariño al proyecto de Lilia y Mauricio, estoy muy contenta de que me hayan invitado. Es la antología que mejor demuestra que la literatura escrita por mujeres es la más arriesgada y propositiva: el lado b de los Lados B.

 “México se ha dirigido al servicio del Dios, las banderas de papel están izadas en los cuatro puntos cardinales, ya no es tiempo de llanto”, reza Tlaloc Icuic, el canto del Dios de la Lluvia. ¿Por qué escribir un libro sobre el paso del tiempo en el monolito de Tláloc?

Es un bello monumento, ¿a poco no? ¡Y todo lo que representa!

 ¿Qué representa Farabeuf (1965), de Salvador Elizondo para ti?

Representa la paradoja del arte de los hombres monstruosos. Es una novela muy elaborada, de una enorme profundidad filosófica, que no obstante narra un feminicidio y romantiza la violencia de género. Como bien dicen, todo arte es político.

 “Las esferas invisibles de este mundo se formaron en terror”, escribe Herman Melville en Moby Dick (1851). ¿Qué te llevó a adentrarte en este género?

Aunque no suelo escribir terror, el argumento de ‘Restauración’ lo demandaba, de modo que los recursos del género fueron una valiosa herramienta que me permitieron contar la historia.

 ¿Todo amor es inmolación?, tesis central de tu novela Restauración (Paraíso Perdido, 2019)?

Por supuesto que no, existen muchas formas de amar sin hacer o hacernos daño. El amor en sí mismo no daña, el “amor Disney” y su sentido de sacrificio sí.

 ¿Qué es un fantasma para Ave Barrera?

Sin considerar los fenómenos paranormales, en los que no creo, me parece que los fantasmas son fenómenos de la memoria, que prevalecen y se refuerzan de maneras muy peculiares.

 ¿Qué opinas de que algunos títulos de la editorial Paraíso Perdido, hayan sido excluídos de su catálogo y frenado su distribución el año pasado, por supuestas acusaciones?, en lo personal, creo que las protagonistas de los libros son las palabras, no los autores.

Me parece importantísimo que Editorial Paraíso Perdido haya mantenido la congruencia al respaldar a sus autoras y lectoras en el señalamiento de individuos y actitudes que han dañado nuestra integridad, que haya sostenido en términos prácticos el #YoLesCreoaEllas, considero yo, es lo mejor que puede hacer una editorial dirigida por un equipo de hombres que consideran legítima la lucha feminista y la apoyan. Como dije antes, todo arte es político.

 

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