miércoles 24 abril 2024

TLC bilateral, EPN-AMLO

por Carlos Urdiales

Más allá de retóricas de aquí y allá, el nuevo tratado comercial entre México y Estados Unidos, al cual Canadá se sumará hacia el fin de semana, tiene múltiples impactos positivos para la economía nacional.

Para el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador el acuerdo es un alivio, la participación de Jesús Seade durante la renegociación bilateral garantiza su continuidad, un blindaje contra desconocimientos ulteriores.

Lo pactado entre Robert Lighthizer, Jared Kushner, Luis Videgaray, Ildefonso Guajardo y equipos en los cuartos de al lado, Kenneth Smith Ramos, Moisés Kalach y Juan Pablo Castañón por México, está avalado por el equipo del gobierno que viene. Puente transexenal, salvado.

A partir de ello, sectores económicos productivos de este lado de la frontera tienen de nuevo horizontes ciertos para invertir y negociar hacia el futuro.

Existen detalles por conocer y asimilar, pero lo fundamental es que el acuerdo se mantiene, que los flujos reales de productos y servicios, sobre todo desde México, con nuestro 70 por ciento de dependencia para con el comercio y la industria estadounidenses, quedan revisados, no igual, pero lo macro se mantiene y en puntos específicos se mejoran.

Los pronósticos para que Canadá se integre al nuevo acuerdo (como sea que se denomine) y continúe siendo trilateral, son positivos; sin embargo, tanto para los canadienses como para México, Estados Unidos es el eslabón nuclear en la cadena comercial. De no serlo así, Chrystia Freeland, canciller y jefa de la negociación por Canadá, e Ildefonso Guajardo habrían sellado un pacto bilateral hace meses.

La cláusula del ocaso cada lustro quedó cancelada; la certidumbre para prospectar negocios a 16 años con renovaciones previstas está salvada. En el sector automotriz, las reglas de origen (70 por ciento) y la homologación salarial tendrán repercusiones aún por definirse.

En el capítulo agropecuario en Estados Unidos hay quejas, de este lado las habrá; con Canadá los nudos están en otros sectores, el energético. Sin embargo, no perdamos de vista que desde 1994 en el original y vigente TLCAN, las disputas y arbitrajes, sobre todo entre México y Estados Unidos, han existido siempre.

Tipo de cambio y bolsa reflejaron de inmediato el anuncio; analistas y consultoras revisan pronósticos de crecimiento al alza; la ratificación del acuerdo bilateral en principio, trilateral en unos días, abona a la transición aterciopelada entre las administraciones EPN y AMLO.

De hecho, la economía nacional transexenal asegura una ruta apegada a la ortodoxia de los mercados globales; retóricas de acá y allá, bien aparte. Sanamente aparte.

Lo Zepeda no quita lo gandalla. El PAN está condenado. El grupo de Ricardo Anaya es gandalla por su vocación voraz. La autoproclamación (vía interpósita persona) de Damián Zepeda como jefe de los senadores azules, los pinta de cuerpo entero. Así son y así les fue. Ocioso el arrepentimiento de Gustavo Madero por haber criado ese cuervo que los ojos le pica.


Este artículo fue publicado en La Razón el 28 de agosto  de 2018, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.

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