jueves 25 abril 2024

Terremotos

por Teresa Gurza
Etcétera

El terremoto de ocho punto cuatro grados ocurrido en Chile este 16 de septiembre, es uno de los 25 sismos más grandes a nivel mundial desde que hay registros.

Pero fue cinco veces menor, al de ocho punto ocho de la madrugada del 27 de febrero de 2010, que a mí me tocó allá y aún me da pánico recordar.

Ahora el epicentro estuvo en Canela, una de las preciosas playas del norte chico de Chile cercanas a Illapel, que queda a 280 kilómetros de Santiago y al puerto de Coquimbo.

Esas ciudades y la vecina Tongoy, en donde las olas del tsunami posterior entraron 500 metros, fueron las más afectadas; por lo que Michelle Bachelet, que era también presidenta en 2010, decretó estado de excepción.

El último balance registraba 100 réplicas algunas de siete grados, 12 muertos, 9 heridos, mil damnificados, 175 viviendas con daños mayores y 288 con daños menores y la mayor parte de Coquimbo sin luz eléctrica y agua potable.

Lo que es realmente muy poco para la magnitud del sismo; y se debe a que en Chile, se respetan las estrictas normas de construcción y la población está relativamente bien preparada, sobre que hacer en terremotos y tsunamis.

Según científicos consultados por medios chilenos, este último sismo se produjo por el constante avance a una velocidad de 68 milímetros por año, de la placa tectónica en el Pacífico por debajo de la placa de Sudamérica y a la presión que ambas ejercen una contra otra; que cuando es ya demasiado alta, libera energía y causa el temblor.

Y advierten que este, no fue el gran evento que desde años se espera en esa laguna sísmica de más de 100 años.

El geógrafo Pablo Osses, de la Universidad Católica, explicó que la rotura fue en una extensión de la fractura de poco menos de 200 kilómetros y que la acumulación de energía que deberá liberarse comprende más de 400 kilómetros.

Agregó, que las placas no reaccionan necesariamente en cadena; “es lo mismo que cuando se rompe una mesa… no se rompe toda de un viaje… y es prudente pensar que otra rotura ocurra antes de cinco años”.

Y el geógrafo Jorge Ramírez, director del Centro de Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta, dijo que en el mejor de los casos este terremoto liberó el 35 por ciento de la energía acumulada y en el peor, 12; “pero en cualquiera de esos dos escenarios, falta liberar la mayor parte”.

Las señales que podrían indicar si habrá pronto otro terremoto, son las réplicas; “pueden escalar hasta magnitud siete y mantenerse ahí. Pero si comenzaran a pasar de ocho, podría señalarnos que viene otro más grande”, dice Ramírez.

Por lo pronto Bachelet asistirá al Te Deum y al desfile militar, pero no a la inauguración de las fondas y enramadas que se instalan para festejar las fiestas patrias, que se celebran el 18 y 19 de septiembre; y en las que se guardará un minuto de silencio por los fallecidos.

De acuerdo al ranking mundial de terremotos, seis de los ocurridos en Chile están entre los 25 más potentes de la historia.

La lista empieza con el sismo chileno de 9.5 grados en la ciudad sureña de Valdivia en 1960; seguido de un tsunami que se llevó lo poco que había quedado.

Siguen los sismos de 9.2 grados en Alaska y Japón; el de 9.1 en el Océano Índico con tsunamis que causaron más de 270 mil muertes; el de 8.8 de febrero de 2010 en Chile, con terrible destrucción de casas, puentes, iglesias y carreteras, y maremotos en la zona central que dejaron más de dos millones de damnificados; y dos terremotos más en Chile y otro en Japón de 9 grados; pero el de Japón, en mayo de 2011, duró seis minutos provocando olas de 40 metros que mataron mató a 18 mil 500 personas.

Al contrario de lo ocurrido en Chile en 2010, ahora la respuesta del gobierno fue rápida y no hubo pillaje; pero justo en momentos del terremoto, a los clientes del supermercado Líder de la cadena Walmart en la Región Metropolitana de Santiago, se les impidió salir para que no fueran a llevarse cosas.

Lo que fue calificado por las autoridades, como “atentado a la seguridad y dignidad de los consumidores y conducta inaceptable en una situación evidente de vulnerabilidad, donde está en juego la vida”.

 

 

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