viernes 19 abril 2024

Subinversiones del preponderante

por Ernesto Piedras

Una condición o prerrequisito para optimizar el despliegue de infraestructura y del desarrollo de redes en el país para la provisión de servicios de telecomunicaciones en condiciones de calidad, cobertura universal, convergencia y acceso incluyente a los servicios es la competencia efectiva.

Las evidencias internacionales indican que, en mercados concentrados como el mexicano, resultan en incentivos para el operador principal o incumbente a permanecer en déficit y desactualización en la infraestructura de telecomunicaciones. No obstante, en México los esfuerzos de los competidores para ganar mayor peso en el mercado se han traducido en una dinámica de competencia basada en sus inversiones.

Contrario al operador principal, incumbente o también llamado agente económico preponderante en telecomunicaciones que ostenta casi dos terceras partes de los ingresos totales del sector, pero invierte menos de un tercio del total, los operadores competidores contribuyen con más del doble de esa proporción en la acumulación de capital productivo, con tan sólo un tercio del total de ingresos.

En términos relativos, mientras que éstos invirtieron en promedio 21.7% de sus ingresos durante el 2017, el preponderante registró apenas una razón de 7.2%, esta última cifra ni remotamente cercana a su potencial económico y alcance de mercado. Incluso, es casi la mitad de aquella ejercida el año anterior, en la que alcanzó una razón de 13.5 por ciento.

En promedio de los últimos cuatro años, su inversión promedió 9.5% de los ingresos percibidos en México. Toda adición de capital infraestructural es y debe ser sin duda bienvenida.

Sin embargo, en perspectiva comparada con el resto de los países en los que opera América Móvil, se identifica que México, sistemáticamente, es uno de los destinos de inversión más desfavorecidos en términos de ingresos. En el mercado mexicano, invierte una razón apenas superior a aquella de Ecuador (8.9%) y Puerto Rico (7.3%), donde su escala de operación no se asimila a la que alcanza en nuestro país.

Mientras que en países en los que enfrenta mayor competencia, por ejemplo, Brasil, su coeficiente de inversión con respecto a sus ingresos se coloca en el primer lugar con un margen de 20.5%, 11 puntos porcentuales superior a México.

Bajo este contexto, la indicación es que en condiciones de competencia sus inversiones parecen enfocarse en una mejora y expansión continua de su oferta de servicios, mientras que en nuestro país es escaso el soporte para detonar sus adiciones de capital y así conectar a sus usuarios efectiva y eficientemente.

El déficit de acceso a servicios de telecomunicaciones en condiciones óptimas requiere de un flujo de recursos al menos constante y suficiente, alineado a los requerimientos tecnológicos de los consumidores, el desarrollo de nuevos servicios y la creciente necesidad de una conectividad eficiente, permanente, ubicua y segura.

Queda de manifiesto de nueva cuenta que se requiere con urgencia una nivelación de condiciones de oferta entre los competidores, que se traduzca en una inyección de capital suficiente por parte de todos los operadores para alcanzar la conectividad universal y habilitar los beneficios que otorga la transición a redes de nueva generación. Esto último a partir de la promoción férrea e implementación efectiva de políticas regulatorias de competencia efectiva.


Este artículo fue publicado en El Economista el 13 de septiembre de 2018, agradecemos a Ernesto Piedras su autorización para publicarlo en nuestra página.

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