martes 16 abril 2024

Socavones: la culpa no es de una sola persona

por Rubén Cortés

Se podrá echar a uno o varios dirigentes tras cada tragedia: socavón del Paso Exprés de Cuernavaca, fugas de El Chapo, decenas de muertos en motines de cárceles autogobernadas por reclusos… Sin embargo, ninguna sanción individual solucionará los problemas.

Es algo más profundo. Por ejemplo, una de las empresas que obtuvo en este sexenio la licitación para construir el Paso Exprés, también tuvo obras en el sexenio pasado. Fue sancionada por mal trabajo, se disolvió y reapareció con otro nombre (http://www.razon.com.mx/spip.php?pa…).

La primera Encuesta del Inegi de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en 264 mil 122 empresas, indicó que el 60 por ciento de éstas experimenta al menos un acto de corrupción: en promedio, cada una gastó 12 mil 243 pesos pagando “mordidas” para recibir beneficios.

Y las “mordidas” se van repartiendo en una extensa cadena de funcionarios menores, medios y altos, así que el punto no está en cortar una sola cabeza. Eso sólo contentaría momentáneamente a una muchedumbre enardecida: “panem et circenses”, como escribió Cicerón.

Tampoco se va a solucionar con expresiones pueriles, como las de AMLO en su reciente entrevista para Imagen TV, en la cual afirmó que los ladrones de gasolina dejarán de existir cuando él sea presidente porque “los huachicoleros no van a tener necesidad de robar”.

Según el candidato presidencial de Morena, en México se acabará la corrupción durante un gobierno suyo porque “se firmará un pacto por la paz y la honestidad”. ¿En un santiamén, cada empresa dejará de pagar 12 mil 243 en “mordidas” para recibir beneficios?

El propio AMLO, en 1999 acusó de corrupto a su actual Coordinador General del Proyecto de Nación, el empresario Alfonso Romo, en su libro de 113 páginas Fobaproa, expediente abierto, de Editorial Grijalbo. Sólo que ya Romo ha sido purificado por la mano santa del político tabasqueño.

Escribió AMLO: “…la residencia con campo de golf de nueve hoyos de Alfonso Romo, quien compró Aseguradora Asemex en 120 millones de dólares, una vez que el gobierno la había limpiado y aceptado pérdidas por 510 millones de dólares, aproximadamente. Aquí cabe señalar que Asemex había sido privatizada por Carlos Salinas de Gortari y vendida a Ángel Isidoro Rodríguez, El Divino, quien fue acusado judicialmente por el quebranto de dicha aseguradora, sin que se le haya encontrado culpable y mucho menos exigido la reparación del daño patrimonial. Y un pequeño detalle: Pedro Aspe, exsecretario de Hacienda, trabaja en la actualidad como asesor de Alfonso Romo”.

Puede resultar retórico, pero no hay de otra: el fin a la corrupción no está en manos de una sola persona. Es de todos los que votamos. Y no sólo se vota en las redes sociales, eh.


Este artículo fue publicado en La Razón el 17 de julio de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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